La revista Weekly Standard, órgano de los neoconservadores, publicó su edición del 31 de julio de 2006 bajo el titular «La Guerra del Hezbollah» («Hezbollah’s War»). Esta publicación afirma, lo que no tiene nada de sorprendente, que el partido libanés secuestró soldados del ejército israelí, soldados que en realidad fueron hechos prisioneros en territorio libanés. La revista también acusa a Siria de ser el instigador de las acciones de Hezbollah, lo que pretende demostrar mostrando a Hassan Nasrallah mientras habla bajo la efigie del presidente Bachar El Assad. Como siempre, el objetivo es favorecer la ampliación del conflicto.

La verdadera sorpresa reside en un artículo de Joseph Bottum que denuncia los vaticinios del Vaticano. El autor se queja de la ausencia de una política clara de la Santa Sede con respecto al Medio Oriente. O más bien finge creer en esa ausencia de política ya que pasa por alto que el Vaticano expresó su apoyo a la Autoridad Nacional Palestina, exigió la internacionalización de Jerusalén y se pronunció contra la primera guerra del Golfo, contra el embargo internacional del que fue objeto Irak y también contra la segunda guerra del Golfo.

Joseph Bottum prefiere atacar al adversario de siempre, el cardinal Angelo Sodano. Este último, favorable en el pasado a la Ostpolitik, o sea a la conclusión de un compromiso con los soviéticos a cambio de la libertad para los católicos de Europa Central, propone actualmente que se establezca un diálogo con los musulmanes en interés de los católicos del Medio Oriente.

No se trata, sin embargo, de una simple salva de intimidación. El conflicto en ciernes podría ser extremadamente violento. Los cristianos maronitas del general Michel Aoun han cambiado de bando y establecieron una alianza con Hezbollah hace varios meses, de modo que la Santa Sede podría caer en la tentación de proveer armas y municiones a Hezbollah. Precisamente lo que los neoconservadores quieren evitar.