La situación de desplazamiento de miles de personas en el municipio del Charco en la costa del Pacifico del departamento de Nariño, continúa. Según la personería municipal, hasta el sábado pasado se habían registrado como desplazadas 1324 familias (8900 personas). Cuatrocientas de ellas han empezado a retornar a sus veredas, pero otras se desplazan en la medida en que las tropas avanzan.

En la parte de Pulbuza, ubicada en la zona media del río Tapaje, están las comunidades de Pueblo Nuevo, Tribuna, Perolindo, Guazarija, Bellavista, Maíz Blanco y California. En esta zona se han producido los más fuertes enfrentamientos y hay comunidades represadas. Se calcula que cerca de 720 personas de las veredas Perolindo y Guazarija y pobladores de alrededor de 130 casas de las veredas Pueblo Nuevo Tribuna, California y Bellavista, no han podido salir. Lo potencialmente dramático es que es muy poco lo que a la fecha se sabe de la suerte que han corrido.

Según la información que circula en las comunidades, un grupo de 150 paramilitares que avanzaba por la parte alta del río Patía ya esta en el sitio conocido como el Salto, en las cercanías de Catalina. El pasado viernes 6, la guerrilla envío una canoa “bomba” que explotó junto a una lancha piraña dela Infantería de Marina, sin que hubiera victimas fatales.

Previo a los combates que se presentan en la zona entre las Fuerzas Armada Revolucionarias de Colombia FARC y tropas de la Infantería de Marina, esta área fue fumigada en 6 oportunidades entre los meses de febrero y marzo, lo que destruyó los cultivos e hizo más vulnerable a la población a la crisis humanitaria que ahora se vive.

En toda la zona siguen faltando alimento, medicina, combustible y recipientes para almacenar agua lluvia. Los que tenían, fueron contaminados con las fumigaciones. Se valora que las ayudas sumistradas a la fecha han sido insuficientes para atender a no más del 70% de los desplazados que están en la cabecera municipal. Mientras que el resto de pobladores que permanecen en sus comunidades con alto riesgo de desplazamiento, están sufriendo de enfermedades respiratorias y de la piel, diarreas y vómitos en un grado visiblemente mayor a los niveles promedio. Los medicamentos que hay, sólo alcanzan para atender a quienes están en la cabecera municipal del Charco y a los casos de urgencia.

La Alcaldía Municipal de El Charco ha promovido la conformación de un Comité para la atención de la población desplazada, del que hacen parte el Secretario de Gobierno, la Personería Municipal, la Parroquia y de manera provisional 2 personas en representación de los desplazados.

Por otro lado, en la parte alta del río hay una muy tensa calma. El desabasto es de un 80%, lo que significa que la existencia de alimentos en estas comunidades se estaría agotando en 7 días -aunque se había informado era mayor-. Es necesario abastecer durante este tiempo para evitar la crisis.

Los estanques de peces de un proyecto en el que participaban los jóvenes de la comunidad de San José, como todos los cultivos de pancoger, fueron envenenados por las “fumigas”. Tradicionalmente todas estas comunidades han complementado su dieta alimentaria con carne de monte y otros producto de la fincas como el plátano; pero en medio de un clima de confrontación como el que viven, tienen miedo de salir y encontrarse con gente armada. La Asociación de Mujeres Afrodescendientes por la Vida –AMAV- con mayor membresía en las comunidades de San Jose, Santa Catalina, Isupi, El Cuil y las Mercedes, parte alta del río, en conjunto con CWS decidieron enviar 66% de la ayuda humanitaria de CWS a las comunidades represadas de Pulbuza, parte media del río.

Las veredas que se han desplazado son: Morrito, Pulbuza La Vega, Pulbuza Pueblo Nuevo, Brazo Seco, Tribuna, Perolindo, Guazarija, Treviño, Vuelta Larga, Castigo, Bola, Bolita, Salto Magdalena, Magdalena, Boca de Taija, Chachajo, Guabillo, San Rafael, San Francisco, Chapilero, Taijita, Ojal. Monte Alto Arriba, Monte Alto Abajo, Brazo Seco, Magdalena y Alfonso López. Los desplazados están ubicados en varios albergues tanto de la zona rural como de la cabecera municipal y en casas de varios barrios de esta.

En las veredas Castigo, Treviño, Magdalena, Pulbuza - La Vega, Pulbuza - Pueblo Nuevo se informa que hay paredes y techos de viviendas y negocios afectados. La escuela de Pulbuza – La Vega fue destruida en medio de los enfrentamientos entre Guerrilla e Infantería de Marina. Igualmente, se habla que fueron hurtados objetos personales como alhajas, plata, radio y plantas eléctricas de propiedad de las comunidades. En toda el área rural de El Charco casi no hay sitios de refugio; las escuelas, lugares en los que la población podría refugiarse en medio de los combates, son en su gran mayoría inseguras. En medio de la confrontación las comunidades están expuestas, como lo muestra lo ocurrido en la vereda Pueblo Nuevo, donde el ejército llegó al caserío a las 4 de la tarde “venimos a rescatarlos” dijeron. La guerrilla estaba al frente del caserío y a las 5:30 de la tarde empezaron los enfrentamientos quedando la comunidad en medio del fuego cruzado.

Además de ayuda humanitaria, organizaciones como el Consejo Comunitario Mayor del Río Tapaje, Organichar y Simana – Charco, piden la conformación del Consejo Municipal para la Atención a la Población Desplazada y la presencia de una Comisión de Verificación de la que hagan parte los organismos de control e instituciones internacionales con presencia en Colombia, y participación de por lo menos un vocero en un consejo de seguridad, a realizarse al final de la próxima semana.

La situación de las miles de personas, la mayoría de ellas afrocolombianas, no es fácil. Muchos de ellos en medio de la presión militar que se vive no han podido desplazarse, y la mayoría de los que se desplazaron, seguramente, no retornarán hasta que los enfrentamientos terminen. Hay que garantizar la atención adecuada de todas las personas y comunidades en situación de alto riesgo y desplazamiento, así como el respeto por parte de los actores armados de los derechos de las comunidades, para que no termine pasando, como nos dijo una integrante de la Comisión Consultiva del Choco, que entró a la zona a acompañar a las comunidades y personas desplazadas, una tragedia tan terrible como la ocurrida en Bojayá.

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