Los episodios protagonizados recientemente en Manizales entre los cuerpos de seguridad y los estamentos universitarios son elocuentes. Apreciemos los hechos.

El 15 de junio, en medio de la movilización estudiantil que incluyó marchas, actividades culturales, paros y asambleas permanentes, se proyectó una película en la Universidad de Caldas, en horas de la noche. Al salir del teatro, hombres armados que aparecieron dentro del grupo capturaron al estudiante Nicolás Giraldo. La reacción de sus compañeros fue inmediata. De varios automóviles descendieron uniformados de la policía que comenzaron a filmar al numeroso grupo de estudiantes. Varios hombres con revólveres se abalanzaron contra Johan David Ruiz y, apuntándole a la cabeza, lo metieron a empellones en un vehículo.

Todo esto ocurría dentro del recinto universitario. Minutos más tarde, en las afueras del campus, el profesor Alberto Pineda corrió igual suerte. Todos ellos fueron conducidos a las instalaciones del Departamento Administrativo de Seguridad (DAS). Las informaciones suministradas por las autoridades presentaron este acontecimiento como un éxito de la "seguridad democrática" gubernamental, logrado en operación conjunta del Ejército, la Policía y el DAS. Se había logrado desmantelar una estructura del Partido Comunista Clandestino (P3) que "tiene labores de adoctrinamiento de la población, con infiltración en universidades, colegios, empresas y sindicatos".

El Comandante del Batallón Ayacucho, Coronel Carlos Alfonso Suárez, relacionó con este mismo operativo la captura en el resguardo indígena emberá-chamí de Cañamomo y Lomaprieta (municipio de Riosucio), de Yasmith Hernández Campeón. El comunicado incluyó los seudónimos de los sindicados de "adoctrinamiento en ideas comunistas a favor de la guerrilla". Habría que anotar que este sería un delito de opinión, inaceptable en el régimen constitucional vigente. El profesor de literatura y filosofía Alberto Pineda es "alias Jeremías"; los estudiantes Giraldo y Ruiz son, respectivamente, “alias Basurita" y "alias El Peludo" y la indígena Hernández es "alias La Gaitana". Los informes, firmados por testigos anónimos, supuestos desertores de la guerrilla, contenían detalles tales como entrevistas de los incriminados en campamentos de los Frentes 47 y Aurelio Rodríguez, del Bloque noroccidental de las FARC José María Córdoba, al mando de Iván Ríos, del secretariado de las FARC.

Las capturas ocurrieron dos días después del ingreso de unidades del tristemente célebre escuadrón antimotines ESMAD, apoyado por una tanqueta, a la Universidad de Caldas, con graves destrozos en las instalaciones universitarias. Aquel día, 13 de junio, había sido aprobada por las mayorías parlamentarias del Gobierno la Ley de Transferencias, uno de los motivos de la movilización estudiantil y popular. Ese mismo día, en la Universidad Pedagógica de Bogotá, también en violenta operación nocturna, el ESMAD detuvo una treintena de estudiantes.

Se necesitaba, pues, un informe positivo de inteligencia para frenar el movimiento de protesta. La Federación de Estudiantes de la Universidad de Caldas declaró: "Estos hechos se enmarcan en la persecución y señalamiento por parte del Estado contra los dirigentes estudiantiles del país y, más directamente, en las declaraciones a los medios de comunicación hechas por la Rectoría de la Universidad de Caldas, acusando a nuestro movimiento de estar permeado por miembros de la guerrilla colombiana". La solidaridad y la constancia del movimiento estudiantil, con el apoyo de organizaciones sociales y políticas, lograron una primera victoria.

El 3 de julio, el Juez Luis Alberto Tibaquirá decretó la libertad provisional del profesor Pineda, de la indígena Hernández y de los estudiantes por la debilidad de los indicios presentados por "dos testigos desmovilizados".