Contundente y amplio es el triunfo de las fuerzas del gobierno de Rafael Correa para la Asamblea Constituyente. Este es el segundo triunfo electoral que se anota desde su posesión en el mes de enero, y constituye la afirmación de una corriente democrática, patriótica y anti oligárquica que se consolida en este proceso.

De los resultados preliminares, Alianza País alcanzaría cerca de 70% de la votación, con lo que obtendría cerca de 80 asambleístas del total de 130 que estuvieron en disputa.

Si a esto se suman los resultados de fuerzas de izquierda como el Movimiento Popular Democrático, MPD 15, que ha sostenido siempre una política consecuente con los anhelos de los pueblos del Ecuador, que presentó para esta contienda electoral una propuesta coherente y apoyó abiertamente al Gobierno, así como los resultados de Pachakutik y el Partido Socialista (que juntos tendrán dos o tres asambleístas), el Gobierno cuenta con una mayoría contundente como para implementar una nueva constituyente que deje atrás el neoliberalismo y abra las puertas para la construcción de una patria nueva.

Contra todo pronóstico, en este proceso los sectores oligárquicos y sus partidos de derecha reciben un nuevo y demoledor golpe, han quedado reducidos a sus mínimas expresiones, incluso en los que antes eran sus tradicionales y principales bastiones como la provincia del Guayas, Los Ríos y Manabí, donde el Partido Social Cristiano, el PRIAN reducen ostensiblemente su votación y representación y el PRE se queda sin ninguna. Principalmente en Guayas es demoledor el rechazo a la política prepotente y separatista del alcalde Jaime Nebot.

Otra fuerza derechista derrotada es la Izquierda Democrática, que fue rechazada por su política a favor de los banqueros, perdiendo también su tradicional fuerza en provincias como Pichincha, Azuay e Imbabura.

Por otro lado, Sociedad Patriótica, fuerza derechista y populista liderada por los hermanos Gutiérrez, llega mermada drásticamente en su votación, con cerca del 8% respecto del proceso anterior. Pese a que se ubica como la segunda fuerza en votación, su distancia con la de Acuerdo País es muy grande. En este caso la demagogia y el oportunismo no convencieron a un pueblo cansado de traiciones.

Las empresas de comunicación vinculadas con los sectores derechistas, que durante la campaña mantuvieron una fuerte oposición al gobierno, silenciaron la información sobre los resultados, paradójicamente imitando la actitud de los grandes medios opositores venezolanos; sostuvieron una programación de entretenimiento, reprises de telenovelas, deportes, etc. mientras solo un canal hizo públicos los resultados del exit pol. Los conocidos rostros de ‘comunicadores’ se mostraban compungidos y más de uno tartamudeaba frente a los resultados. Este otro frente de la derecha evidentemente que quedó otra vez mal parado en su credibilidad, de nuevo dejaron en evidencia que están alejados de la verdad y de un pueblo que los identifica cada vez mejor con los intereses de los banqueros.

Una agenda clara, sin concesiones a los tradicionales grupos de poder.

El presidente Correa, en rueda de prensa luego de los primeros resultados, señaló que la constituyente debe recoger lo más avanzado de las ideas, que este es un momento histórico en el cual se pueden hacer profundos cambios, que el gobierno no tiene agendas ocultas y ratificó que impulsarán la disolución del Congreso.

Estos resultados cambian el mapa político del Ecuador, la correlación de fuerzas favorece a los sectores populares, quienes por segunda ocasión se pronuncian por cambios. Correa hace una correcta lectura de estos resultados y establece que los diálogos y acuerdos que hoy reclaman los grupos de poder, como los banqueros, se darán pero en la medida que esto no signifique traicionar lo que se le ofreció al pueblo, es decir, bajar la tasas de intereses, la posibilidad de acuerdos será en ese sentido afirmó.

Este proceso electoral no cierra el debate ni la confrontación política, esta se va a desarrollar en nuevos niveles, pues la burguesía, que queda en absoluta minoría en la Asamblea, buscará nuevas estrategias para subvertir, conspirar y deslegitimar a la Asamblea y sus resoluciones, sobre todo aquellas que tienen que ver con el desmontaje de la vieja Constitución neoliberal, que efectivamente afectará los intereses de los pequeños grupo oligárquicos.

Hoy mismo se perfilan los argumentos para una ofensiva de medios que busca proclamar que toda resolución que no cuente con el aval de las élites sería dictatorial, totalitaria y no faltan los parangones simplistas con el gobierno de Hugo Chávez; y permitirán la propaganda perversa contra el socialismo, convertido en terror de la derecha.

Los temas que tienen que ver con la soberanía, con una nueva economía productiva y solidaria, con la conformación de los organismos de control, las autonomías, entre otros, entrarán en el debate y la confrontación ideológica y política entre las fuerzas populares patrióticas y de izquierda y los grupos de la derecha.

Es alentador que el mismo presidente Correa haya afirmado que la Constitución debe recoger las ideas más avanzadas, y que no puede fallársele al pueblo en este momento histórico; de igual forma lo ha hecho Alberto Acosta, elegido asambleísta con la mayor votación, quien ratificó que hay principios fundamentales en los que no se puede ceder, como la nacionalización de los recursos o las reformas que se deben hacer al sistema financiero. Es de esperarse que estos aspectos unifiquen al bloque mayoritario y se busque integrar a otras fuerzas, como el MPD, interesadas firmemente en contribuir a realizar esos cambios.