Italia, como todos los países miembros de la Unión Europea, necesita petróleo. Y Libia lo tiene. Así que la jefa del gobierno italiano fue a Libia, país donde actualmente hay dos gobiernos rivales, y optó por negociar con el gobierno impuesto por la OTAN y reconocido por la ONU –el de la Hermandad Musulmana. Pero ese gobierno no decide gran cosa fuera de la capital.
De visita oficial en Libia, la jefa del gobierno italiano, Giorgia Meloni, comprometió a Italia en una «cooperación a 360 grados con Libia». Pero, ¿con cuál Libia? Con la del «Gobierno de Unidad Nacional», «internacionalmente reconocido» y presidido por Abdul Hamid Dbeibah, «electo» en 2021 –en Ginebra– por un Foro de 73 «representantes libios» seleccionados y dirigidos por Stephanie Wiliams, representante de la ONU y… funcionaria del Departamento de Estado de Estados Unidos.
Al final del encuentro de Meloni con Abdel Hamid Dbeibah se firmó un acuerdo por un monto de 8 000 millones de dólares entre la ENI (Sociedad Nacional Italiana para los hidrocarburos) y la National Oil Corporation libia para la explotación de un yacimiento marino de gas frente a las costas de Trípoli [la capital libia], acuerdo que fue inmediatamente denunciado y declarado «ilegal» por el ministro de Gas y Petróleo del mismo gobierno de Dbeibah. Mientras tanto, en Tripolitania, manifestantes ocuparon la sala de control del gasoducto Grenstream, exigiendo que se pusiera fin al bombeo de gas hacia Italia.
Esto se debe a que Italia no reconoce el verdadero gobierno de Libia: el del primer ministro Fathi Bashagha, nombrado por el parlamento regularmente electo, que sesiona temporalmente en las ciudades de Sirte y Bengasi porque las milicias del «gobierno de Dbeibah» le impiden entrar en Trípoli.
El gobierno de Bashagha, que controla la mayor parte de Libia y de los recursos energéticos de ese país, ofrece a Italia petróleo y gas a un precio muy bajo. Como puede verse en un reportaje de Michelangelo Severgnini transmitido en Byoblu, en Bengasi la gasolina cuesta –en las estaciones de servicio– sólo 3 céntimos de euro el litro.
Sin embargo, plegándose a las directivas de la OTAN, Italia rechaza esa posibilidad. Las importaciones italianas de gas libio cayeron, de unos 8 000 millones de metros cúbicos anuales antes de la guerra de 2011, a alrededor de 2 500 millones en 2022. Incluso si el acuerdo pactado en Trípoli llegase a concretarse, las importaciones de gas libio nunca llegarían a los niveles de antes.
Así que Italia sigue atrapada en la tenaza de la «crisis energética», voluntariamente provocada por Estados Unidos y por la Unión Europea con el bloqueo decretado contra el aprovisionamiento de gas ruso a Europa, bloqueo que afecta cada día más a los italianos y a los europeos en general.
Este trabajo resume brevemente la 84ª edición de la revista de prensa internacional Grandangolo Pangea transmitida el 3 de febrero de 2023 por el canal de televisión italiano Byoblu
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