Varias y varios colegas han debido refugiarse, hasta ahora fuera del alcance de las fuerzas golpistas y requieren que todos los periodistas de la región y el mundo hagamos escuchar nuestra denuncia –que es la de ellos- para salvar sus vidas y puedan, al mismo tiempo, reflejar con claridad lo que ocurre en Honduras: allí donde la derecha internacional y sus agentes de inteligencia han puesto en marcha un globo de ensayo de viejo cuño, para conculcar los derechos de las grandes mayorías.

La FELAP llama a todas sus organizaciones a redoblar el trabajo de denuncia y hace responsable de la vida de todas las compañeras y compañeros a quienes hoy se erigen –a través de la violencia- en autoridades de Honduras enfrentándose a la unánime condena internacional.

La FELAP permanece alerta: ni ajena, ni callada, ni neutral.