Medios masivos de comunicación en el mundo reflejaron a su manera el secuestro de un niño nacido en Cárdenas, Matanzas, quien víctima de la Ley de Ajuste cubano, llegó a costas norteamericanas y fue entregado a parientes inescrupulosos que lo convirtieron en objetivo político manipulado por la mafia cubano-norteamericana en Miami.
Tanta ignominia fue rechazada en su Patria por el padre y abuelos y por todo el pueblo, que protagonizó, el seis de diciembre de 1999 la primera marcha de mujeres en la ciudad natal del pequeño Elián González, para exigir la devolución a su hogar.
Fue precisamente frente a la casa de Raquel, una de las abuelas del niño, desde donde partieron las mujeres, quienes exigían el regreso del menor, aunque muchos hombres pidieron participar en aquel recorrido.
A 10 años del hecho, queda en la memoria histórica aquel día en el cual a ambos lados de la calle por donde desfilaban las enardecidas madres, ondeaban banderas cubanas y se escuchaba el grito de ¡Liberen a Elián!
Entre las exclamaciones de las participantes vibra aún la sentencia de Mariela Quintana, la otra abuela del pequeño, quien expresó que en Miami no sabían cuánto de Mariana Grajales tienen las mujeres nacidas en esta Isla.
Fue día de unidad y patriotismo, de lección de dignidad y rebeldía para quienes, a 90 millas de Cuba, querían hacer ver que el pequeño deseaba permanecer con el tío-abuelo y otros parientes lejanos quienes lo exhibían como medio propagandístico en contubernio con mafiosos contrarrevolucionarios radicados allí.
Aquel seis de diciembre de 1999 fue la primera marcha, a la que seguirían otras y darían inicio a la Batalla de Ideas que abarcaba las acciones a favor del retorno del niño y se convirtió, a su vez, en tribuna de denuncia contra las agresiones, atentados y otros actos genocidas de la contrarrevolución hacia el proyecto social cubano.
Tanto fue el clamor del pueblo, con el líder de la Revolución Fidel Castro al frente, junto al padre y abuelos de Elián, que la opinión pública mundial y en especial la norteamericana, conocieron la verdad de los sucesos que trataban de ser manipulados.
La constancia en el reclamo, la perseverancia para enfrentarse a cada obstáculo que imponían las leyes de EE.UU. en cuanto a la custodia del niño, el esclarecimiento de que todo lo expresado por los parientes miamenses y la mafia anticubana eran puras mentiras, permitieron poco a poco a la justicia abrirse paso.
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