En ocasión del fallecimiento del general vietnamita Vo Nguyen Giap, el hombre que derrotó a dos imperios, publicamos este testimonio. Hijo de un mandarín, Vo Nguyen Giap se hizo comunista por patriotismo ante el imperialismo de las potencias capitalistas, Francia y Estados Unidos. Fue sin dudas uno de los principales estrategas del siglo XX, aunque nunca estudió en ninguna academia militar.
«¡Giap! ¡Giap! ¡Ho Chi-Minh!» Esa era la consigna que se coreaba en todas las manifestaciones estudiantiles a través del mundo entero. Era en los años de 1968 a 1975. Estados Unidos seguía bombardeando Vietnam del Norte con sus B-52 y regando napalm sobre sus campos y ciudades. Pero en Washington no habían contado con un hombrecito de apenas un poco más de metro y medio de estatura ni con un ejército popular –el ejército de Vietnam del Norte– y un grupo de guerrilleros de Vietnam del Sur que mantenían en jaque al ejército más poderoso del mundo. Aquel hombre se llamaba Vo Nguyen Giap.
En 1955, cuando lo vi en Hanoi en ocasión de los festejos del 20º aniversario de la liberación y la unificación de Vietnam, le pregunté su fecha de nacimiento. Me respondió que era muy viejo «pero todavía muy joven por dentro». Siendo muy joven se inscribió en el Partido Comunista y entró en 1933 en la Universidad de Hanoi, donde se graduó en Economía Política y Derecho. Le apasionaban las lecturas sobre las campañas militares napoleónicas, los textos de Clausewitz y las enseñanzas de los guerreros vietnamitas que a lo largo de 2 000 años habían enfrentado todos los intentos de ocupación.
Su encuentro con Ho Chi Minh [1], el líder político de la guerra de liberación, de regreso a su patria luego de haber vivido exilado en París y recién salido de la cárcel, fue un hecho fundamental en la vida de Vo Nguyen Giap. «Será la lucha entre un tigre y un elefante», profetizó Ho Chi Minh. Giap, quien nunca había estudiado en una academia militar, respondía a todo el que ponía en duda su preparación militar: «La mejor escuela es la lucha armada popular».
Fue en 1992, muy emocionado, cuando me reuní por primera vez con el general Giap, por entonces ya jubilado. Yo estaba trabajando con un equipo de la Rai y para el diario Il Manifesto y nuestra misión era que el general nos hablara lo más posible de la batalla de Dien Bien Phu. Él mismo nos recibió a la puerta de su casita de Hanoi, del brazo de su esposa. Después de instalarnos en un bello jardín, que él mismo cultivaba personalmente, quiso que nos tomáramos una fotografía todos juntos antes de comenzar la entrevista y me dijo que le gustaba conservar las fotos de las personas amigas que venían a verlo.
«Estábamos en diciembre de 1953, las pérdidas del ejército francés comenzaban a ser sensibles. Los paracaidistas franceses ocuparon la depresión de Dien Bien Phu, prácticamente en la frontera de Laos, donde construyeron una base aérea de apoyo a las tropas terrestres. Aquella posición, que más tarde fatalmente resultaría una plaza fuerte muy difícil de defender, debía convertirse en una cabeza de playa para salidas rápidas hacia el interior del territorio enemigo. El 13 de marzo de 1954, 50 000 hombres bajo mis órdenes emprendieron el asalto de Dien Bien Phu, como colofón de una paciente maniobra que había durado 7 años. Habíamos creado las condiciones para una batalla decisiva en un teatro de operaciones escogido y preparado por nosotros. Después de 45 días de combate, la base cayó en manos de las fuerzas vietnamitas.»
Era el 7 de mayo de 1954. Los acuerdos de Ginebra dividieron el país en dos.
No podía haber paz sin reunificación de Vietnam. El 8 de marzo de 1965, los primeros 3 500 marines estadounidenses desembarcaron en el puerto de Da Nang dando inicio a una rápida escalada militar de Estados Unidos. Era evidente la desigualdad entre los dos ejércitos. Giap ideó la construcción de minúsculos escondites subterráneos. Para limitar los bombardeos, orientó a sus soldados que mantuvieran siempre un contacto con el enemigo y no alejarse de él más que cuando fuese estrictamente necesario. Para esquivar al enemigo y confundirlo, y también para aprovisionarse en armas y víveres, se planeó pasar la frontera en Cambodia y Laos a través de la llamada «ruta Ho Chi Minh».
Poco antes de la ofensiva del Teth, a principios de 1968, Giap declaró al diario francés Le Monde que si al cabo de tantos meses de enfrentamientos el ejército estadounidense, que ya por entonces disponía de 50 000 unidades, no había logrado imponerse todavía, ya no podría doblegar la resistencia del pueblo vietnamita.
«Estados Unidos hace la guerra con aritmética. Interroga sus ordenadores, suma y resta y actúa en función de eso. Pero aquí no funciona la aritmética. Si funcionara ya nos habrían exterminado.»
El 30 de abril de 1975, las tropas del general Giap entraban en Saigón expulsando de allí a los estadounidenses y a su títere, Nguyen Van Thieu.
Traducido al español por la Red Voltaire a partir de la versión al francés de Marie-Ange Patrizio
[1] «Ho Chi Minh y la lucha contra los imperialismos japonés, francés y estadounidense», por Marta Rojas, Red Voltaire, 11 de septiembre de 2005.
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