La Justicia iraní se presenta ahora como un poder capaz de desafiar a cualquier partido político.
Hossein Fereydun, hermano del actual presidente iraní, el jeque Hassan Rohani, fue arrestado por corrupción, el 16 de julio de 2017. A Fereydun se le acusa de haber recibido 18 millones de dólares por meter a una personalidad en el consejo de dirección del banco Mellat, pero al día siguiente fue liberado bajo fianza después de depositar una suma de 10 millones de dólares.
Anteriormente, en 2015, Hamid Baghaei, ex vicepresidente de Mahmud Ahmadineyad, había sido arrestado y encarcelado, sin la menor explicación, y sólo fue liberado, también sin explicación alguna, después de haber pasado 6 meses en la cárcel. En 2013, se le prohibió presentarse como candidato a la elección presidencial porque el Consejo de los Guardianes de la Revolución lo consideró un «mal musulmán» (sic).
Hamid Baghaei acaba de ser arrestado nuevamente, otra vez sin explicación, y liberado luego de 18 días en la cárcel y de haber depositado una fianza de 6 millones de dólares, suma recolectada por los militantes de su partido. Durante su detención, Baghaei tuvo que ser hospitalizado y al ex presidente Ahmadineyad se le prohibió visitarlo. Como Ahmadineyad se quejó por esa forma de maltrato, ahora podría verse a su vez ante los tribunales bajo la acusación de «insulto a magistrado» (sic), según indicó el fiscal general.
Los partidos del actual presidente Rohani y del ex presidente Ahmadineyad son totalmente opuestos entre sí, pero los magistrados encargados de impartir justicia dicen ser imparciales.
Pero nadie olvida que el jefe del sistema judicial islámico, Sadeq Larijani (a la derecha en la foto), es el hermano del presidente del parlamento iraní, Alí Larijani (a la izquierda en la foto), líder de una tercera facción política… que no está teniendo problemas con la justicia.
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