Señora Presidenta,
Señor Secretario General,
líderes mundiales,
embajadores y distinguidos delegados:
Hace un año, estuve frente a ustedes por primera vez en este gran salón. Abordé las amenazas que enfrenta nuestro mundo, y presenté una visión para lograr un futuro más brillante para toda la humanidad.
Hoy me presento ante la Asamblea General de las Naciones Unidas para compartir el progreso extraordinario que hemos logrado.
En menos de dos años, mi administración ha logrado más que casi cualquier administración en la historia de nuestro país.
Estados Unidos… tan verdad. (Risas.) No esperaba esa reacción, pero está bien. (Risas y aplausos.) La economía de Estados Unidos está en auge como nunca antes. Desde mi elección, hemos agregado $10 billones en riqueza. El mercado bursátil está en su punto más alto en la historia, y el desempleo está en un mínimo de 50 años El desempleo afroamericano, hispanoamericano y asiáticoamericano ha alcanzado sus niveles más bajos jamás registrados. Hemos agregado más de 4 millones de nuevos empleos, incluido medio millón de empleos de manufactura.
Hemos aprobado los mayores recortes de impuestos y reformas en la historia de Estados Unidos. Hemos comenzado la construcción de un muro fronterizo importante, y hemos fortalecido en gran medida la seguridad fronteriza.
Hemos conseguido fondos récord para nuestro ejército: $700,000 millones este año y $716,000 millones el próximo año. Nuestro ejército pronto será más poderoso que nunca.
En otras palabras, Estados Unidos es más fuerte, más seguro y un país más rico de lo que era cuando asumí el cargo hace menos de dos años.
Defendemos a Estados Unidos y al pueblo estadounidense. Y también estamos defendiendo el mundo.
Esta es una gran noticia para nuestros ciudadanos y para las personas amantes de la paz en todas partes. Creemos que cuando las naciones respetan los derechos de sus vecinos y defienden los intereses de su pueblo, pueden trabajar mejor para garantizar las bendiciones de seguridad, prosperidad y paz.
Cada uno de nosotros aquí hoy es el emisario de una cultura distinta, una historia rica y un pueblo unido por lazos del recuerdo, la tradición y los valores que hacen que nuestras patrias no se parezcan a ninguna otra parte de la Tierra.
Es por eso que Estados Unidos siempre elegirá la independencia y la cooperación sobre la gobernanza, el control y la dominación globales.
Respeto el derecho de cada nación en esta sala a seguir sus propias costumbres, creencias y tradiciones. Los Estados Unidos no les dirán cómo vivir, trabajar o rendir culto. Solo le pedimos que a cambio respeten nuestra soberanía.
Desde Varsovia a Bruselas, a Tokio a Singapur, ha sido mi mayor honor representar los Estados Unidos en el extranjero. He forjado estrechas relaciones y amistades y fuertes alianzas con los líderes de muchas naciones que están en esta sala, y nuestro enfoque ya ha producido un cambio increíble.
Con el apoyo de muchos países que están aquí hoy, nos hemos comprometido con Corea del Norte para reemplazar el espectro del conflicto con un nuevo y audaz impulso por la paz.
En junio, viajé a Singapur para reunirme cara a cara con el líder de Corea del Norte, el líder norcoreano Kim Jong Un. Tuvimos conversaciones y reuniones altamente productivas, y acordamos que era en interés de ambos países perseguir la desnuclearización de la Península Coreana. Desde esa reunión, ya hemos visto una serie de medidas alentadoras que pocos podrían haber imaginado hace poco.
Los misiles y los cohetes ya no vuelan en todas direcciones. Las pruebas nucleares se han detenido. Algunas instalaciones militares ya están siendo desmanteladas. Nuestros rehenes han sido liberados. Y como se prometió, los restos de nuestros héroes caídos están siendo devueltos a nuestro país para descansar en suelo estadounidense.
Me gustaría dar las gracias al líder norcoreano Kim por su valentía y por los pasos que ha dado, aunque queda mucho trabajo por hacer. Las sanciones se mantendrán en su lugar hasta que se produzca la desnuclearización.
También quiero agradecer a los muchos Estados miembros que nos ayudaron a llegar a este momento, un momento que en realidad es mucho más grande de lo que la gente entendería; mucho mayor… pero también por su apoyo y el apoyo crítico que todos necesitaremos en el futuro.
Un agradecimiento especial al Presidente Moon de Corea del Sur, al Primer Ministro Abe de Japón y al Presidente Xi de China.
En Oriente Medio, nuestro nuevo enfoque también está dando grandes pasos y un cambio muy histórico.
Después de mi viaje a Arabia Saudita el año pasado, los países del Golfo abrieron un nuevo centro para perseguir al financiamiento del terrorismo. Están aplicando nuevas sanciones, trabajando con nosotros para identificar y rastrear redes terroristas, y asumiendo más responsabilidad en la lucha contra el terrorismo y el extremismo en su propia región.
Los Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudita y Qatar han prometido miles de millones de dólares para ayudar a la población de Siria y Yemen. Y buscan múltiples avenidas para terminar con la horrible y terrible guerra civil de Yemen.
En última instancia, corresponde a las naciones de la región decidir qué tipo de futuro desean para ellos y sus hijos.
Por esa razón, Estados Unidos está trabajando con el Consejo de Cooperación del Golfo, Jordania y Egipto con el fin de establecer una alianza estratégica regional para que las naciones del Oriente Medio puedan promover la prosperidad, la estabilidad y la seguridad en toda su región de origen.
Gracias al ejército de Estados Unidos y a nuestra colaboración con muchas de sus naciones, me complace informar que los sanguinarios asesinos conocidos como ISIS han sido expulsados del territorio que estuvieron reteniendo en Iraq y Siria. Continuaremos trabajando con amigos y aliados para negar a los terroristas islámicos radicales cualquier financiación, territorio o apoyo, o cualquier forma de infiltración en nuestras fronteras.
La tragedia en curso en Siria es desgarradora. Nuestros objetivos compartidos deben ser la reducción del conflicto militar, junto con una solución política que respete la voluntad del pueblo sirio. En este sentido, instamos a la revitalización del proceso de paz dirigido por las Naciones Unidas. Pero tengan la seguridad de que Estados Unidos responderá si el régimen de Assad despliega armas químicas.
Felicito al pueblo de Jordania y otros países vecinos por acoger a los refugiados de esta guerra civil tan brutal.
Como vemos en Jordania, la política más compasiva es colocar a los refugiados lo más cerca posible de sus hogares para facilitar su eventual regreso para formar parte del proceso de reconstrucción. Este enfoque también extiende recursos finitos para ayudar a muchas más personas, aumentando el impacto de cada dólar gastado.
Cada solución a la crisis humanitaria en Siria también debe incluir una estrategia para abordar el régimen brutal que la ha impulsado y financiado: la dictadura corrupta de Irán.
Los líderes de Irán siembran el caos, la muerte y la destrucción. No respetan a sus vecinos o fronteras, ni los derechos soberanos de las naciones. En su lugar, los líderes de Irán saquean los recursos de la nación para enriquecerse y extender el caos en Oriente Medio y más allá.
El pueblo iraní está indignado con razón porque sus líderes han malversado miles de millones de dólares del tesoro iraní, se han apoderado de partes valiosas de la economía y saqueado las dotaciones religiosas del pueblo, todo para llenar sus propios bolsillos y enviar a sus representantes a hacer la guerra. No está bien.
Los vecinos de Irán han pagado un alto precio por la agenda de agresión y expansión de la región [del régimen]. Es por eso que tantos países del Oriente Medio apoyaron firmemente mi decisión de retirar a Estados Unidos del horrible Acuerdo Nuclear con Irán de 2015 y volver a imponer sanciones nucleares.
El acuerdo con Irán fue una ganancia inesperada para los líderes de Irán. En los años posteriores al acuerdo, el presupuesto militar de Irán creció casi un 40 por ciento. La dictadura utilizó los fondos para construir misiles con capacidad nuclear, aumentar la represión interna, financiar el terrorismo y financiar los estragos y las matanzas en Siria y Yemen.
Estados Unidos ha lanzado una campaña de presión económica para negarle al régimen los fondos que necesita para avanzar en su sangrienta agenda. El mes pasado, comenzamos a reimponer sanciones nucleares contundentes que se habían levantado bajo el acuerdo con Irán. Sanciones adicionales se reanudarán el 5 de noviembre, y seguirán más. Y estamos trabajando con países que importan petróleo crudo iraní para reducir sustancialmente sus compras.
No podemos permitir que el principal patrocinador mundial del terrorismo posea las armas más peligrosas del planeta. No podemos permitir que un régimen que canta “Muerte a Estados Unidos” y que amenaza a Israel con la aniquilación, posea los medios para lanzar una ojiva nuclear a cualquier ciudad de la Tierra. Simplemente no podemos.
Pedimos a todas las naciones que aíslen el régimen de Irán mientras continúe su agresión. Y les pedimos a todas las naciones que apoyen al pueblo de Irán mientras luchan por reclamar su destino religioso y justo.
Este año, también dimos otro paso significativo en el Oriente Medio. En reconocimiento del derecho de cada estado soberano a determinar su propia capital, trasladé la embajada de EE. UU. en Israel a Jerusalén.
Estados Unidos está comprometido con un futuro de paz y estabilidad en la región, incluida la paz entre los israelíes y los palestinos. Ese objetivo se hace avanzar, no se ve perjudicado por reconocer los hechos obvios.
La política estadounidense de realismo de principios significa que no seremos rehenes de los viejos dogmas, las ideologías desacreditadas y los llamados expertos que han demostrado estar equivocados a lo largo de los años, una y otra vez. Esto es cierto no solo en cuestiones de paz, sino en cuestiones de prosperidad.
Creemos que el comercio debe ser justo y recíproco. Ya no se aprovecharán más de Estados Unidos.
Durante décadas, Estados Unidos abrió su economía -la más grande, con mucho, de la Tierra- con pocas condiciones. Permitimos que mercancías extranjeras de todo el mundo fluyeran libremente a través de nuestras fronteras.
Sin embargo, otros países a cambio no nos otorgaron un acceso justo y recíproco a sus mercados. Peor aún, algunos países abusaron de su apertura para hacer el dumping de sus productos, subsidiar sus productos, enfocarse en nuestras industrias y manipular sus monedas para obtener una ventaja injusta sobre nuestro país. Como resultado, nuestro déficit comercial se disparó a casi $800 mil millones al año.
Por esta razón, estamos renegociando sistemáticamente los acuerdos comerciales ineficaces y malos.
El mes pasado, anunciamos un acuerdo comercial revolucionario entre EE. UU. y México. Y ayer mismo, me puse en pie con el Presidente Moon para anunciar la finalización con éxito del nuevo acuerdo comercial de EE. UU.-Corea del Sur. Y esto es solo el principio.
Muchas naciones en esta sala estarán de acuerdo en que el sistema mundial de comercio necesita un cambio urgentemente. Por ejemplo, han sido admitidos en la Organización Mundial del Comercio países que violan todos y cada uno de los principios en los que se basa la organización. Mientras que Estados Unidos y muchas otras naciones siguen las reglas, estos países usan la planificación industrial dirigida por el gobierno y las empresas estatales para manipular el sistema a su favor. Se involucran en el dumping implacable de productos, la transferencia de tecnología forzada y el robo de propiedad intelectual.
Estados Unidos perdió más de 3 millones de puestos de trabajo en manufactura, casi una cuarta parte de todos los empleos del acero, y 60,000 fábricas después de que China se uniera a la OMC. Y hemos acumulado hasta $13 billones en déficits comerciales en las últimas dos décadas.
Pero esos días se han terminado. Ya no toleraremos tal abuso. No permitiremos que se victimice a nuestros trabajadores, que se engañe a nuestras empresas y que saqueen y transfieran nuestras riquezas. Estados Unidos no se disculpará nunca por proteger a sus ciudadanos.
Estados Unidos acaba de anunciar aranceles sobre otros $200,000 millones en productos fabricados en China, por un total, hasta ahora, de $250,000 millones. Siento un gran respeto y afecto por mi amigo, el Presidente Xi, pero he dejado claro que nuestro desequilibrio comercial no es aceptable. No se pueden tolerar las distorsiones del mercado chino y la forma en que comercian.
Como ha demostrado mi gobierno, Estados Unidos actuará siempre en nuestro interés nacional.
Hablé ante este organismo el año pasado y advertí que el Consejo de Derechos Humanos de la ONU se había convertido en una gran vergüenza para esta institución, al proteger a atroces abusadores de los derechos humanos mientras vapulea a Estados Unidos y sus muchos amigos.
Nuestra Embajadora ante las Naciones Unidas, Nikki Haley, presentó una agenda clara para la reforma, pero a pesar de advertencias informadas y reiteradas, no se tomó ninguna medida. Por lo que Estados Unidos tomó el único curso de acción responsable: Nos retiramos del Consejo de Derechos Humanos, y no regresaremos hasta que se promulgue una reforma real.
Por razones similares, Estados Unidos no proporcionará ningún apoyo en reconocimiento de la Corte Penal Internacional. En lo que respecta a Estados Unidos, la CPI no tiene jurisdicción, ni legitimidad ni autoridad. La CPI afirma tener una jurisdicción casi universal sobre los ciudadanos de todos los países, violando todos los principios de justicia, equidad y debido proceso. Nunca cederemos la soberanía de Estados Unidos a una burocracia global no elegida democráticamente e irresponsable.
Estados Unidos está gobernado por estadounidenses. Rechazamos la ideología del globalismo y adoptamos la doctrina del patriotismo.
Por todo el mundo, las naciones responsables deben defenderse de las amenazas a la soberanía no solo de la gobernanza global, sino también de otras formas nuevas de coacción y dominación.
En Estados Unidos, creemos firmemente en la seguridad energética para nosotros y nuestros aliados. Nos hemos convertido en el mayor productor de energía de cualquier parte de la faz de la Tierra. Estados Unidos está listo para exportar nuestro abundante y asequible suministro de petróleo, carbón limpio y gas natural.
Las naciones de la OPEP y la OPEP están, como de costumbre, estafando al resto del mundo, y no me gusta. A nadie debería gustarle. Defendemos a muchas de estas naciones a cambio de nada, y luego se aprovechan de nosotros dándonos altos precios del petróleo. No está bien.
Queremos que dejen de aumentar los precios, queremos que empiecen a bajar los precios, y de ahora en adelante deben contribuir sustancialmente a la protección militar. No vamos a tolerar por mucho más tiempo estos horribles precios.
La dependencia de un solo proveedor extranjero puede dejar a una nación vulnerable a la extorsión y la intimidación. Es por eso que felicitamos a los estados europeos, como Polonia, por liderar la construcción de un oleoducto báltico para que las naciones no dependan de Rusia para satisfacer sus necesidades energéticas. Alemania se volverá totalmente dependiente de la energía rusa si no cambia de curso inmediatamente.
Aquí en el Hemisferio Occidental, estamos comprometidos a mantener nuestra independencia de la invasión de las potencias extranjeras expansionistas.
Ha sido la política formal de nuestro país desde el Presidente Monroe que rechacemos la interferencia de naciones extranjeras en este hemisferio y en nuestros propios asuntos. Estados Unidos ha reforzado recientemente nuestras leyes para controlar mejor las inversiones extranjeras en nuestro país en cuanto a amenazas a la seguridad nacional, y agradecemos la cooperación con los países de esta región y de todo el mundo que desean hacer lo mismo. Deben hacerlo por su propia protección.
Estados Unidos también está trabajando con colaboradores de Latinoamérica para enfrentar las amenazas a la soberanía de la migración incontrolada. La tolerancia de la lucha humana y el contrabando y trata de personas no es humana. Es algo horrible lo que está sucediendo, en niveles que nadie había visto antes. Es muy, muy cruel.
La inmigración ilegal financia redes criminales, pandillas despiadadas y el flujo de drogas letales. La inmigración ilegal explota poblaciones vulnerables, perjudica a los ciudadanos trabajadores y ha producido un círculo vicioso de delincuencia, violencia y pobreza. Solo al defender las fronteras nacionales, destruir las bandas criminales, podemos romper este ciclo y establecer una base real para la prosperidad.
Reconocemos el derecho de cada nación en esta sala a establecer su propia política de inmigración de acuerdo con sus intereses nacionales, al igual que pedimos a otros países que respeten nuestro derecho a hacer lo mismo, lo cual estamos haciendo. Esa es una de las razones por las que Estados Unidos no participará en el nuevo Pacto Mundial sobre Migración. La migración no debe ser gobernada por un organismo internacional que no rinda cuentas a nuestros propios ciudadanos.
En última instancia, la única solución a largo plazo para la crisis migratoria es ayudar a las personas a construir futuros más prometedores en sus países de origen. Hacer que sus países vuelvan a ser grandes.
Actualmente, estamos presenciando una tragedia humana, como ejemplo, en Venezuela. Más de 2 millones de personas han huido de la angustia infligida por el régimen socialista de Maduro y sus patrocinadores cubanos.
No hace mucho, Venezuela era uno de los países más ricos de la Tierra. Hoy, el socialismo ha llevado a la quiebra a una nación rica en petróleo y ha llevado a su pueblo a la miseria.
Prácticamente en todas partes donde se ha intentado el socialismo o el comunismo, ha producido sufrimiento, corrupción y decadencia. La sed de poder del socialismo conduce a la expansión, la incursión y la opresión. Todas las naciones del mundo deberían resistir el socialismo y la miseria que trae a todos.
En ese espíritu, pedimos a las naciones aquí reunidas que se unan a nosotros para pedir la restauración de la democracia en Venezuela. Hoy, estamos anunciando sanciones adicionales contra el régimen represivo, dirigidas al círculo interno de Maduro y asesores cercanos.
Estamos agradecidos por todo el trabajo que las Naciones Unidas hacen en todo el mundo para ayudar a las personas a construir vidas mejores para ellos y sus familias.
Estados Unidos es el donante más grande del mundo, con mucho, de ayuda extranjera. Pero pocos nos dan algo. Es por eso que estamos examinando detenidamente la asistencia extranjera de EE. UU. Eso será dirigido por el Secretario de Estado Mike Pompeo. Examinaremos lo que funciona, lo que no funciona y si los países que reciben nuestros dólares y nuestra protección también tienen nuestros intereses en mente.
De ahora en adelante, solo vamos a dar ayuda exterior a quienes nos respetan y, francamente, a los que son nuestros amigos. Y esperamos que otros países paguen su parte justa por el costo de su defensa.
Estados Unidos se ha comprometido a hacer que las Naciones Unidas sean más eficaces y responsables. He dicho muchas veces que las Naciones Unidas tienen un potencial ilimitado. Como parte de nuestro esfuerzo de reforma, les he dicho a nuestros negociadores que Estados Unidos no pagará más del 25 por ciento del presupuesto de mantenimiento de la paz de la ONU. Esto alentará a otros países a dar un paso adelante, a involucrarse y también a compartir esta gran carga.
Y estamos trabajando para transferir más de nuestros fondos de contribuciones impuestas a contribuciones voluntarias para que podamos destinar los recursos estadounidenses a los programas con el mejor historial de éxito.
Solo cuando cada uno de nosotros haga su parte y contribuya con nuestra parte, podremos realizar las aspiraciones más elevadas de la ONU. Debemos buscar la paz sin temor, la esperanza sin desesperación y la seguridad sin disculpas.
Al mirar alrededor de esta sala donde ha transpirado tanta historia, pensamos en los muchos que nos precedieron que vinieron aquí a abordar los desafíos de sus naciones y de sus tiempos. Y nuestros pensamientos vuelven a la misma pregunta que recorrió todos sus discursos y resoluciones, a través de cada palabra y cada esperanza. Es la pregunta de qué tipo de mundo dejaremos para nuestros hijos y qué tipo de naciones heredarán.
Los sueños que llenan hoy esta sala son tan diversos como las personas que han estado en este podio, y son tan variados como los países representados aquí en este organismo. Es increíble. Realmente es una gran historia.
Está la India, una sociedad libre de más de mil millones de personas, que logró sacar a millones de personas de la pobreza y llevarlas a la clase media.
Está Arabia Saudita, donde el Rey Salman y el Príncipe Heredero están llevando a cabo nuevas y audaces reformas.
Está Israel, que celebra con orgullo su 70 aniversario como una próspera democracia en Tierra Santa.
En Polonia, un gran pueblo está defendiendo su independencia, su seguridad y su soberanía.
Muchos países persiguen sus propias visiones únicas, construyen su propio futuro lleno de esperanza y persiguen sus propios sueños maravillosos sobre el destino, el legado y el hogar.
El mundo entero es más rico, la humanidad es mejor, debido a esta hermosa constelación de naciones, cada una muy especial, cada una muy única, y cada una resplandeciente en su parte del mundo.
En cada una de ellas, vemos una gran promesa de un pueblo unido por un pasado compartido y trabajando hacia un futuro común.
En cuanto a los estadounidenses, sabemos qué tipo de futuro queremos para nosotros. Sabemos qué clase de nación debe ser siempre Estados Unidos.
En Estados Unidos, creemos en la majestuosidad de la libertad y la dignidad de la persona. Creemos en el autogobierno y el estado de derecho. Y apreciamos la cultura que sostiene nuestra libertad, una cultura construida sobre familias fuertes, fe profunda e independencia férrea. Celebramos a nuestros héroes, atesoramos nuestras tradiciones y, sobre todo, amamos a nuestro país.
Dentro de todos los que están hoy en esta gran sala, y de todos los que escuchan en todo el mundo, está el corazón de un patriota que siente el mismo amor poderoso por su nación, la misma intensa lealtad a su patria.
La pasión que arde en los corazones de los patriotas y las almas de las naciones ha inspirado la reforma y la revolución, el sacrificio y el altruismo, los avances científicos y magníficas obras de arte.
Nuestra tarea no es borrarla, sino abrazarla. Construir con ella. Inspirarnos en su sabiduría antigua. Y encontrar dentro de ella la voluntad de hacer que nuestras naciones sean más grandes, nuestras regiones más seguras y el mundo mejor.
Para desatar este increíble potencial en nuestro pueblo, debemos defender los cimientos que lo hacen posible. Las naciones soberanas e independientes son el único vehículo donde la libertad ha sobrevivido, la democracia ha perdurado o la paz ha prosperado. Y debemos proteger nuestra soberanía y nuestra preciada independencia por encima de todo.
Cuando lo hagamos, encontraremos nuevas avenidas para la cooperación que se desarrolla ante nosotros. Encontraremos una nueva pasión en nuestro interior por el establecimiento de la paz. Encontraremos un nuevo propósito, una nueva resolución y un nuevo espíritu que florecerán a nuestro alrededor y harán de este un mundo más bello para vivir.
Por lo que, juntos, elijamos un futuro de patriotismo, prosperidad y orgullo. Elijamos la paz y la libertad sobre la dominación y la derrota. Y vengamos aquí a este lugar para representar a nuestro pueblo y a sus naciones, para siempre fuertes, para siempre soberanos, para siempre justos y para siempre agradecidos por la gracia, la bondad y la gloria de Dios.
Gracias. Dios les bendiga. Y Dios bendiga a las naciones del mundo.
Muchas gracias. Gracias.
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