El presidente estadounidense Donald Trump se entrevistó telefónicamente con su homólogo ‎turco, Recep Tayyip Erdogan, sobre la operación militar turca en el noreste de Siria. Ambos presidentes ‎acordaron que el ejército turco no tomará Ain al-Arab, la localidad siria situada al borde de la ‎frontera con Turquía que se designa en Occidente como Kobani [1].‎

A finales de 2015, una batalla entre las YPG y el Emirato Islámico (Daesh) se desarrolló allí, ante ‎las cámaras de televisión instaladas del lado turco de la frontera. La ciudad quedó muy destruida y ‎los yihadistas acabaron abandonándola pero el enfrentamiento fue ampliamente divulgado por los ‎medios de difusión occidentales como una muestra del coraje de los grupos armados kurdos en la ‎lucha contra Daesh, pasando por alto el hecho que los kurdos no estaban luchando allí contra ‎la doctrina islamista sino por conquistar el territorio. ‎

Independientemente de su conversación telefónica con el presidente Erdogan, el presidente Trump ‎anunció varias sanciones contra Turquía [2].
 Congeló los fondos de los ministros turcos de Energía (Fatih Donmez), de Defensa (el general ‎Hulusi Akar) y del Interior (Suleyman Soylu).‎
 Aumentó en un 50% los derechos de aduana de las importaciones de acero turco.
 Suspendió las negociaciones comerciales entre Estados Unidos y Turquía. ‎

Pero se trata de sanciones puramente simbólicas ya que los 3 ministros turcos “afectados” ‎no tienen intereses personales en Estados Unidos y el gravamen sobre el acero turco ya estaba ‎decidido desde mayo pasado. De hecho, la economía turca es muy dependiente de Washington y ‎sería muy fácil ponerla de rodillas… si Donald Trump decidiera hacerlo. ‎

En realidad, da la impresión de que el presidente Trump autorizó el presidente Erdogan a iniciar la ‎operación militar “Manantial de Paz” para liquidar el proyecto de creación de «Rojava» y que ‎ahora adopta sanciones “soft” para contentar a los congresistas demócratas estadounidenses. ‎

[1Contrariamente a la creencia ‎generalizada, el nombre de “Kobani” o “Kobane” no es de origen kurdo y viene del simple hecho ‎que esa localidad siria surgió alrededor de una estación de trenes construida para el Ferrocarril de ‎Bagdad por la empresa alemana Koban Railway Company, cuyo nombre es la contracción de los ‎vocablos alemanes “Kompany bahn”. Nota de la Red Voltaire.

[2Donald Trump Regarding Turkey’s Actions in ‎Northeast Syria”, por Donald Trump, Voltaire Network, 14 de octubre ‎de 2019.