REFORZAR EL ALMA DE NUESTRA UNIÓN

Introducción

Señor presidente, señoras y señores diputados al Parlamento Europeo,

Muchas son las personas que tienen la sensación de que sus vidas se han detenido mientras el mundo avanzaba con rapidez.

La velocidad a la que se suceden los acontecimientos y la enormidad de los problemas a los que nos enfrentamos escapan a veces a nuestra comprensión.

También han sido tiempos de búsqueda de nuestra identidad.

Un proceso en el que hemos pasado de replantearnos nuestras propias vidas a debates más amplios sobre el intercambio de vacunas y sobre valores compartidos.

Pero ahora que echo la vista atrás a lo acontecido en este último año, si miro ahora al estado de la Unión, veo un espíritu fuerte en todo lo que hacemos.

Fue Robert Schuman quien dijo:

Europa necesita un alma, un ideal y la voluntad política de alcanzarlo.

Europa ha dado vida a estas palabras en los últimos doce meses.

En la mayor crisis sanitaria mundial en un siglo, hemos optado por mantenernos unidos para que todas las partes de Europa gozaran de las mismas posibilidades de acceder a vacunas que salvan vidas.

En la crisis económica mundial más profunda de las últimas décadas, hemos optado por mantenernos unidos con NextGenerationEU.

En la crisis planetaria más grave de todos los tiempos, hemos optado por mantenernos unidos con el Pacto Verde Europeo.

Lo hemos hecho juntos como Comisión, como Parlamento, como 27 Estados miembros. Como una sola Europa. Y podemos sentirnos orgullosos de ello.

Pero los tiempos del coronavirus aún no han terminado.

Sigue habiendo mucho dolor en nuestra sociedad a medida que la pandemia se prolonga.

Hay sufrimientos que nunca podremos aliviar, vidas que quedarán truncadas para siempre y tiempo que nunca podremos devolver a nuestros jóvenes. Nos enfrentamos a retos nuevos y duraderos en un mundo que se recupera y se fractura de forma desigual.

Por lo tanto, no cabe duda de que el próximo año volverá a poner a prueba nuestro carácter, pero estoy convencida de que es cuando se nos pone a prueba cuando sale a la luz nuestra verdadera alma, nuestro espíritu genuino.

Cuando miro a nuestra Unión, sé que Europa superará la prueba.

Y lo que me da esa confianza es la inspiración que suponen para nosotros los jóvenes de Europa.

Nuestra juventud carga de sentido dos valores como son la empatía y la solidaridad.
Están convencidos de que tenemos una responsabilidad con el planeta. Y, aunque preocupados por el futuro, están decididos a mejorarlo.

Nuestra Unión será más fuerte si se parece a nuestra próxima generación: reflexiva, decidida y solidaria, basada en valores y audaz en la acción.

Este espíritu será más importante que nunca en los próximos doce meses. Este es el mensaje de la carta de intenciones que he enviado esta mañana al presidente Sassoli y al primer ministro Janša de cara a esbozar nuestras prioridades para el próximo año.

UNA EUROPA UNIDA EN LA ADVERSIDAD Y LA RECUPERACIÓN

Señorías,

Un año es un largo período en una pandemia.

Cuando comparecí ante ustedes hace 12 meses, no sabía cuándo o ni siquiera si algún día tendríamos una vacuna segura y eficaz contra la COVID-19.

Sin embargo, hoy y en contra de todas las voces críticas, Europa ocupa una posición de liderazgo en el mundo.

Más del 70 % de la población adulta de la UE está totalmente vacunado. Hemos sido los únicos que hemos compartido la mitad de nuestra producción de vacunas con el resto del mundo. Entregamos más de 700 millones de dosis a la ciudadanía europea y una cantidad adicional de más de 700 millones al resto del mundo, a más de 130 países.

Ninguna otra región del mundo lo ha conseguido.

Pero una pandemia no es una carrera de velocidad sino de fondo.

Siguiendo la voz de la ciencia, logramos estar a la altura de Europa y del mundo.

Lo hemos hecho bien, lo hemos hecho a la europea. ¡Y ha funcionado!

No obstante, aunque tenemos todas las razones para tener confianza en nosotros mismos, no tenemos motivos para dormirnos en los laureles.

Nuestra primera prioridad, y la más urgente, es acelerar el proceso de vacunación mundial.

Habida cuenta de que menos del 1 % de las dosis mundiales se han administrado en países de renta baja, la magnitud de la injusticia y el nivel de urgencia son evidentes. Se trata de una de las grandes cuestiones geopolíticas de nuestro tiempo.

Equipo Europa está invirtiendo mil millones de euros para aumentar la capacidad de producción de ARN mensajero en África. Ya nos hemos comprometido a compartir 250 millones de dosis.

Puedo anunciar hoy que la Comisión añadirá una nueva donación de otros 200 millones de dosis para mediados del año próximo.

Se trata de una inversión en solidaridad, pero también en salud mundial.

La segunda prioridad es proseguir nuestros esfuerzos aquí en Europa.

Al observar las preocupantes divergencias existentes en las tasas de vacunación en nuestra Unión, es preciso que mantengamos el ritmo de vacunación.

Y Europa está preparada. Contamos con 1 800 millones de dosis adicionales garantizadas: suficiente para nosotros y nuestros vecinos cuando se necesiten dosis de refuerzo. Hagamos todo lo posible para que garantizar que esto no se convierta en una pandemia de los no vacunados.

La prioridad última es reforzar nuestra preparación frente a pandemias.

El año pasado dije que había llegado el momento de construir una Unión Europea de la Salud. Hoy cumplimos nuestra propuesta de poner en marcha la autoridad HERA.

Su creación será una baza importantísima de cara a abordar las futuras amenazas para la salud en una fase temprana.

Contamos con la capacidad científica y de innovación, el conocimiento del sector privado y autoridades nacionales competentes.

Y ahora tenemos que aunar todo esto, dotándolo de una financiación masiva.

Por lo tanto, propongo una nueva misión de preparación sanitaria y de resiliencia para toda la UE, que debería contar con el respaldo de la inversión del Equipo Europa de 50 000 millones de euros de aquí a 2027.

Hemos de asegurarnos de que ningún virus convierta una epidemia local en una pandemia mundial. No hay mejor rentabilidad de la inversión que eso.

Señorías,

Los avances hacia la Unión Europea de la Salud son un gran paso adelante y quiero agradecer a esta Cámara su apoyo.

Hemos demostrado que, cuando actuamos juntos, somos capaces de hacer las cosas con rapidez.

Un ejemplo es el certificado digital de la UE:

En la actualidad se han generado más de 400 millones de certificados en Europa, conectando a 42 países y 4 continentes.

Lo propusimos en marzo, ustedes lo tramitaron con urgencia y tres meses más tarde era una realidad.

Gracias a este esfuerzo conjunto, mientras que el resto del mundo debatía sobre la posibilidad de llevarlo a la práctica, en Europa ya era una realidad.

Hemos hecho muchas cosas bien. Avanzamos rápidamente para crear SURE, lo que ayudó a más de 31 millones de trabajadores y 2,5 millones de empresas de toda Europa.

Hemos aprendido del pasado, de cuando hemos estado demasiado divididos y actuado demasiado tarde.

Y la diferencia es abismal: la última vez el PIB de la zona del euro tardó 8 años en volver a los niveles anteriores a la crisis.

Esta vez esperamos que 19 países se sitúen este año en niveles anteriores a la pandemia, y el resto irá siguiendo a continuación. El crecimiento en la zona del euro superó tanto al de los Estados Unidos como al de China en el último trimestre.

Pero todo esto tan solo es el principio.

Lo aprendido de la crisis financiera nos debe servir de advertencia.

En ese momento, Europa cantó victoria demasiado pronto y lo pagamos caro, pero no volveremos a cometer el mismo error.

La buena noticia es que con NextGenerationEU invertiremos ahora en la recuperación a corto plazo y en la prosperidad a largo plazo.

Vamos a tratar de resolver los problemas estructurales de nuestra economía: de las reformas del mercado laboral en España, a las reformas de las pensiones en Eslovenia o a la reforma fiscal en Austria.

Invertiremos de una manera sin precedentes en la red 5G y de fibra. Igualmente importante es la inversión en capacidades digitales. Esta tarea necesita la atención de los líderes y un diálogo estructurado al máximo nivel.

Nuestra respuesta proporciona una orientación clara tanto a los mercados como a los inversores.

No obstante, al mirar hacia adelante, también tenemos que reflexionar sobre cómo la crisis ha afectado a la configuración de nuestra economía, desde el aumento de la deuda hasta el impacto desigual en los distintos sectores o las nuevas formas de trabajar.

Para ello, en las próximas semanas la Comisión reactivará el debate sobre la revisión de la gobernanza económica.
Aspiramos a llegar a un consenso sobre el camino a seguir con la suficiente antelación, de cara a 2023.

Señorías,

Pronto celebraremos los 30 años del mercado único. Desde hace 30 años el mercado único ha sido el gran motor del progreso y la prosperidad de Europa.

Al principio de la pandemia, lo defendimos contra las presiones que amenazaban con erosionarlo y fragmentarlo.

Para nuestra recuperación, el mercado es el motor de la creación de empleo de calidad y la competitividad.

Ello es especialmente importante en el mercado único digital.

En este último año hemos presentado propuestas ambiciosas que aspiraban a limitar el poder de control del acceso que tienen las principales plataformas, apoyar la responsabilidad democrática de estas plataformas, fomentar la innovación y canalizar el poder de la inteligencia artificial.

Del sector digital depende nuestro éxito o fracaso. Los Estados miembros comparten esta opinión: el gasto digital en NextGenerationEU superará incluso el objetivo del 20 % fijado.

Esto refleja la importancia de invertir en nuestra soberanía tecnológica europea.

Tenemos que duplicar la inversión para moldear nuestra transformación digital de acuerdo con nuestras propias normas y valores.

Permítanme centrar su atención sobre los semiconductores, esos chips minúsculos que hacen que todo funcione, desde los teléfonos inteligentes y los patinetes eléctricos a los trenes o las fábricas inteligentes.

No hay sector digital sin los chips. Y, en este preciso momento, líneas de producción enteras ya están funcionando a medio gas, a pesar de la creciente demanda, por la escasez de semiconductores.

A pesar de que la demanda mundial se ha disparado, la cuota de Europa en toda la cadena de valor ha disminuido. Dependemos de los chips de vanguardia fabricados en Asia.

No es, por lo tanto, solo una cuestión de nuestra competitividad, sino que se trata también de una cuestión de soberanía tecnológica. Así que prestémosle toda la atención que merece.

Presentaremos una nueva Ley Europea de Chips. Necesitamos conectar nuestras capacidades de investigación, diseño y ensayo que se encuentran en la vanguardia mundial.

Necesitamos coordinar las inversiones nacionales y de la UE a lo largo de la cadena de valor.

Se trata de crear conjuntamente un ecosistema de chips europeo de última generación, que incluya su fabricación, garantice nuestra seguridad de suministro y desarrolle nuevos mercados para una tecnología europea pionera.

Sí, se trata de una tarea hercúlea. Y sé que algunos sostienen que es imposible.

Pero lo mismo dijeron del proyecto Galileo hace 20 años.

Y ¿qué sucedió? Pues que fuimos capaces de lograrlo juntos.

En la actualidad, los satélites europeos proporcionan el sistema de navegación para más de 2 000 millones de teléfonos inteligentes en todo el mundo. Somos líderes mundiales. Así que volvamos a ser audaces, esta vez con los semiconductores.

Señorías,

La pandemia ha dejado profundas cicatrices y causado un enorme impacto en nuestra economía social de mercado.

Todas las tardes, todas las noches, hemos salido a las ventanas, a los balcones, a las puertas, para aplaudir a los trabajadores de primera línea.

Todos hemos comprobado hasta qué punto dependíamos de esos profesionales. De quienes trabajan con ahínco por un salario inferior, con menos protección y menos seguridad.

Puede que los aplausos se hayan ido apagando, pero la fuerza de nuestras emociones ha de perdurar.

Por eso es tan importante poner en práctica el pilar europeo de derechos sociales.

Estamos hablando de empleos dignos, de condiciones de trabajo justas, de una mejor atención sanitaria y de un buen equilibrio de vida.

Si la pandemia nos ha enseñado algo, es el valor del tiempo. Eso, y que no existe tiempo tan valioso como el tiempo dedicado a los nuestros seres queridos.

Por ello, propondremos una nueva estrategia de cuidados sanitarios europea.

Para que cada hombre y cada mujer pueda recibir los mejores cuidados posibles y alcanzar el mayor equilibrio de vida. Dicho esto, la equidad social no es solo una cuestión de tiempo, sino también una cuestión de equidad fiscal.

En nuestra economía social de mercado, es bueno que las empresas obtengan beneficios. Pero si obtienen beneficios, es sin lugar a dudas gracias a la calidad de nuestras infraestructuras, de nuestra seguridad social y de nuestros sistemas educativos.

Por tanto, lo mínimo que cabe exigir es que contribuyan en una justa medida. Ese es el motivo de que sigamos luchando contra la evasión y el fraude fiscales.

Propondremos un proyecto de ley en cuyo punto de mira estarán los beneficios encubiertos tras sociedades pantalla. Y haremos todo cuanto esté en nuestra mano por cerrar un acuerdo mundial histórico sobre el tipo mínimo del impuesto de sociedades.

Pagar impuestos en una cuantía justa no es solo una cuestión de finanzas públicas, sino también, y sobre todo, una simple cuestión de equidad.

Señorías,

Todos nosotros hemos disfrutado de los fundamentos de nuestra economía europea social de mercado. Debemos por tanto actuar de forma que la próxima generación pueda labrarse un porvenir.

Tenemos ante nosotros una joven generación muy preparada, llena de talento y con una fuerte motivación. Una generación que ha hecho enormes sacrificios para preservar la seguridad de los demás.

La juventud es, en condiciones normales, la época de los descubrimientos. Se viven nuevas experiencias. Se hacen amigos para toda la vida. Cada uno va descubriendo su propio camino. Pero, ¿qué hemos pedido a la juventud de hoy? Que mantengan distancias sociales, que permanezcan confinados y que sigan las clases desde casa. Durante más de un año.

Por ese motivo, todo lo que estamos haciendo– desde el Pacto Verde hasta NextGenerationEU – tiene como objetivo proteger su futuro.

Esta es también la razón por la que NextGenerationEU debe financiarse a través de nuevos recursos propios sobre los que trabajamos.

Dicho esto, debemos también velar por no crear nuevas fallas. Porque Europa necesita a toda su juventud.

Debemos ayudar a quienes se escurren entre las mallas de la red. A quienes no tienen trabajo. A quienes ni estudian ni se forman.

Vamos a ofrecer, para estas personas, un nuevo programa: ALMA

ALMA brindará a estos jóvenes la posibilidad de tener una experiencia profesional temporal en otro Estado miembro.

Porque también ellos se merecen vivir una experiencia como Erasmus para adquirir competencias, crear lazos y forjarse su propia identidad europea.

Si queremos crear nuestra Unión a su imagen, los jóvenes deben poder crear el futuro de Europa. Nuestra Unión debe tener un alma y una visión que les lleguen.

Retomando la pregunta de Jacques Delors: ¿Cómo podremos construir Europa si los jóvenes no ven en ella un proyecto colectivo y una representación de su propio futuro?

Para dar respuesta a esa pregunta, propondremos que 2022 sea declarado año de la juventud europea. Un año dedicado a valorar a una juventud que ha renunciado a tantas cosas por los demás. Son ellos, los jóvenes, quienes deben conducir los debates de la Conferencia sobre el Futuro de Europa.

Es su futuro y debe ser su Conferencia.

Como ya afirmamos al inicio de nuestro mandato, la Comisión estará dispuesta a dar seguimiento a todos los puntos que se adopten en la Conferencia.

UNA EUROPA UNIDA EN LA RESPONSABILIDAD

Señorías,

Nos hallamos ante una generación concienciada. Nos exigen que trabajemos más y más deprisa para hacer frente a la crisis climática.

Los acontecimientos de este verano nos han explicado claramente por qué. Presenciamos inundaciones en Bélgica y en Alemania. Vimos arder las islas griegas y el monte francés.

Si no creemos lo que estamos viendo con nuestros propios ojos, no tenemos más que fiarnos de la ciencia.

Las Naciones Unidas han publicado recientemente el informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático. Ese Grupo es la autoridad científica en materia de cambio climático.

El informe no deja el menor resquicio de duda. El cambio climático está provocado por la actividad humana.

Pero, ya que procede de la actividad humana, podemos hacer algo al respecto.

Voy a repetir algo que he oído hace poco: El calentamiento está aquí. Los responsables somos nosotros. Estamos seguros de ello. La situación es mala. Pero podemos mejorarla.

Ese cambio ya está en marcha.

En la primera mitad de este año se matricularon en Alemania más coches eléctricos que vehículos diésel. Polonia es actualmente el principal exportador de la UE de baterías para coches y autobuses eléctricos. Otro ejemplo: la Nueva Bauhaus Europea, que ha generado una explosión de creatividad entre los arquitectos, los diseñadores y los ingenieros en toda la Unión.

Está claro que algo se está moviendo.

Y ese es el verdadero sentido del Pacto Verde Europeo.

En el discurso que pronuncié el año pasado, anuncié nuestra meta: reducir las emisiones en al menos un 55 % de aquí a 2030.
Desde entonces, hemos transformado, juntos, nuestros objetivos climáticos en obligaciones legales.

Somos, además, la primera de las grandes economías que presenta un conjunto legislativo integral para conseguir nuestro propósito.

Ya han apreciado la complejidad de los detalles. Pero el objetivo es simple. Pondremos un precio a la contaminación. Limpiaremos la energía que utilicemos. Y tendremos coches más inteligentes y aviones menos contaminantes.

Nos aseguraremos de que la mayor ambición climática vaya acompañada de una mayor ambición social. La transición debe ser verde y justa. Por ese motivo, hemos propuesto un nuevo Fondo Social para el Clima que permita afrontar la pobreza energética que aqueja ya a 34 millones de europeos.

Cuento con el Parlamento y con los Estados miembros para que se mantengan intactos tanto el paquete de medidas como la ambición que lo inspira. En lo que a la lucha contra el cambio climático y la crisis del entorno natural se refiere, es mucho lo que podemos aportar.

Europa continuará prestando ayuda a los demás, y por ello me enorgullece anunciar hoy que la UE duplicará la financiación en favor de la biodiversidad que concede a terceros países, en particular los más vulnerables.

No obstante, no basta con las acciones que Europa por sí sola pueda emprender.

La 26ª Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Clima, que se celebrará en Glasgow (Reino Unido), marcará la hora de la verdad para la comunidad internacional.

Las principales economías (desde los Estados Unidos a Japón) se han fijado objetivos para alcanzar la neutralidad climática para el año 2050 o los inmediatamente posteriores. Este enfoque ahora ha de verse respaldado por planes concretos antes del encuentro en la ciudad escocesa, porque los compromisos actuales de cara al año 2030 no alcanzarán a limitar el calentamiento global a 1,5º C. Y no hay país exento de responsabilidad.

Los objetivos que el presidente Xi ha establecido en China resultan prometedores, pero apelamos a la misma capacidad de liderazgo a la de hora de trazar la senda que dicho país seguirá a tal fin. Sería un alivio para la humanidad toda que China demostrara que es capaz de limitar las emisiones de aquí a la mitad de esta década, y de dejar de recurrir al carbón dentro y fuera de sus fronteras.

Si bien todo país tiene una responsabilidad que le es propia, las principales economías tienen un deber especial para con los países menos desarrollados y más vulnerables, países para los que la financiación de la lucha contra el cambio climático es esencial, tanto en términos de mitigación como de adaptación.

En las conferencias de México y París, la comunidad internacional se comprometió a aportar 100 000 millones USD al año hasta el 2025.

Nosotros cumplimos con nuestro compromiso. Europa aporta unos 25 000 millones dólares anuales. Sin embargo, otros dejan una brecha abierta a la hora de intentar alcanzar el objetivo global.

Si colmamos esa laguna, mayor será la probabilidad de que la cita de Glasgow sea un éxito.

Lo que vengo a decirles hoy es que Europa está dispuesta a hacer más: nosotros vamos a proponer un aumento de la financiación de la lucha contra el cambio climático en unos 4 000 millones de euros de aquí a 2027, y esperamos que, junto a nosotros, los Estados Unidos y nuestros socios den un paso al frente.

Si entre los Estados Unidos y la Unión Europea lográramos colmar la laguna existente en la financiación de la lucha contra el cambio climático estaríamos haciendo gala a las claras de nuestra capacidad como líderes mundiales en materia de clima.

Señorías,

Ese liderazgo climático y económico del que les hablo es clave para los objetivos mundiales y de seguridad de Europa, y también es reflejo de los amplios cambios que constatamos en la escena mundial, en un momento de transición hacia un nuevo orden internacional.

Nos adentramos en una nueva era, la de la hipercompetitividad, en la que hay quien está dispuesto a hacer lo que sea con tal de ganar influencia, ya se trate de prometer vacunas y proporcionar créditos a elevados intereses, o de recurrir a las armas pesadas y la desinformación.

Esta era es la de las rivalidades regionales, una era en la que las principales potencias reorientan la atención que se acuerdan recíprocamente.

Aunque este cambio no lo ha causado lo que acaba de suceder en Afganistán, dichos acontecimientos son un síntoma de aquel.

Y, para que de entrada quede claro: estamos con el pueblo afgano, con las mujeres y los niños, fiscales, periodistas y quienes defienden los derechos humanos.

Quiero referirme en particular a las juezas que en estos mismos momentos se tienen que ocultar de aquellos a los que sentenciaron a penas de cárcel. Corren peligro por contribuir a la justicia y al estado de derecho, y es nuestra obligación auxiliarlas, por lo que coordinaremos todos los esfuerzos posibles con los Estados miembros para llevarlas a un lugar seguro.

Y también es nuestra obligación seguir auxiliando al resto de afganos dentro de aquel país y en países vecinos. Hemos de hacer cuanto esté en nuestras manos para evitar el riesgo palpable de una terrible hambruna y una catástrofe humanitaria. Cumpliremos con nuestro deber aumentando la ayuda humanitaria para Afganistán en unos 100 millones de euros.

Esto formará parte de un nuevo y más amplio conjunto de medidas de apoyo al pueblo afgano, que presentaremos a lo largo de las próximas semanas para combinar todos nuestros esfuerzos.

Señorías,

Los últimos acontecimientos en Afganistán son especialmente dolorosos para las familias de las mujeres y los hombres fallecidos en acto de servicio, de los soldados, diplomáticos y trabajadores humanitarios a cuyo sacrificio rendimos homenaje.

Para que su labor no caiga en saco roto, hemos de reflexionar sobre las causas de que esta misión concluyera de manera tan repentina.

Los aliados tendrán que plantearse una serie de cuestiones profundamente inquietantes en el seno de la OTAN.

No existe, sencillamente, ningún asunto de seguridad y de defensa donde la respuesta sea una menor cooperación. Hemos de invertir en esa asociación y sacar provecho de las bazas únicas con que cuenta cada uno.

Por ese motivo, junto con el Secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, estamos preparando una nueva Declaración conjunta UE-OTAN que se presentará antes de acabar el año.

Todo esto no es sino una parte de la ecuación.

Europa puede y, a todas luces, debe ser capaz y mostrarse dispuesta a hacer más y a actuar por su cuenta.

No hay cuestión de seguridad y de defensa del tipo que sea a la que responder con un menor grado de cooperación. No obstante, si lo que queremos es hacer más, primero hemos de explicar el porqué. A mi modo de ver, hay tres motivaciones genéricas:

Para empezar, hemos de aportar estabilidad a nuestra vecindad y a lo largo y ancho de distintas zonas geográficas.

Nuestra ligazón con el resto del mundo pasa por angostos estrechos, procelosos mares y amplísimas fronteras terrestres: si algo nos enseña nuestra ubicación geográfica, y eso lo sabemos mejor que nadie, es que toda crisis allende nuestras fronteras sin resolver a tiempo termina afectándonos de lleno.

En segundo lugar, el mismo carácter de las amenazas que afrontamos evoluciona rápidamente: de los ataques híbridos o los ciberataques a la escalada armamentística en el espacio.

Las tecnologías disruptivas han venido a nivelar en gran medida el poder y su ejercicio por parte de los estados «canallas» o grupos no estatales, porque para causar estragos a gran escala ya no hacen falta ni divisiones armadas ni proyectiles.

Basta un ordenador portátil para paralizar una fábrica, toda una administración municipal o un hospital.

Con un simple teléfono inteligente conectado a internet se puede alterar el curso de unas elecciones.

El tercer motivo radica en que la Unión Europea es un proveedor de seguridad único. Habrá misiones en las que no participarán ni la OTAN ni las Naciones Unidas y en las que la UE sí que deberá estar presente.

Sobre el terreno, nuestros soldados operan codo con codo con agentes de policía, juristas y doctores, con trabajadores humanitarios y defensores de los derechos humanos, con profesores e ingenieros.

Somos capaces de combinar la acción en distintos ámbitos (militar, civil, diplomático, ayuda al desarrollo, etc.) y contamos con un largo historial de contribuciones a la paz y a su salvaguardia.

Por fortuna, durante los últimos años comenzamos a desarrollar un ecosistema europeo de defensa, aunque lo que de verdad echamos en falta es una Unión Europea de la Defensa.

Se ha venido hablando durante las últimas semanas de las fuerzas expedicionarias, en particular de su carácter y cuantía, de si han de adoptar la forma de grupos de combate o de fuerzas de entrada.

No cabe duda de que esta cuestión concreta se tendrá que debatir, y estimo que formará parte de la solución, pero en este caso lo fundamental es por qué esta idea no ha funcionado hasta la fecha.

Podemos contar con los efectivos más avanzados del mundo, pero ¿de qué sirven si jamás nos preparamos para emplearlos?

La razón de esta inacción hay que buscarla no en la falta de capacidad, sino en la carencia de voluntad política a la hora de recurrir a nuestros efectivos.

Si estamos dispuestos a suscribir un compromiso a tal efecto, es mucho lo que podemos hacer a escala de la UE.

Permítanme mencionar tres ejemplos concretos:

Para empezar, hemos de sentar las bases de la toma de decisiones colectiva, lo que denomino conocimiento de la situación.

Nos hacemos un flaco favor si los Estados miembros activos en la misma zona geográfica no comparten la información a nivel europeo. Es crucial que mejoremos la cooperación en materia de inteligencia, aun cuando no estemos ante una cuestión de inteligencia en sentido estricto.

De lo que se trata es de aunar conocimientos de todos los servicios y procedencias, desde el ámbito espacial a la formación de policías, pasando por las fuentes abiertas y las agencias de desarrollo. Su obrar nos pone a nuestra disposición y de inmediato conocimientos con un alcance y una profundidad excepcionales.

Están ahí, pero estos conocimientos solo nos serán de utilidad a la hora de tomar decisiones si contamos con la panorámica general: algo que, a día de hoy, echamos en falta. Tenemos los conocimientos, pero está desconectados. La información está fragmentada.

Convendría por ello que la UE se planteara crear su propio centro común de conocimiento de la situación para aunar las distintas informaciones, estar mejor preparados, más informados y ser capaces de decidir.

En segundo lugar, hemos de mejorar la interoperabilidad, para lo cual ya a fecha de hoy estamos invirtiendo en plataformas europeas comunes, desde los aviones de combate a los drones, pasando por las cuestiones de cibernética.

Con todo, hemos de seguir planteándonos nuevas vías para explotar todas las sinergias que puedan darse: podríamos, por ejemplo, plantearnos eximir del IVA la adquisición de material de defensa desarrollado y fabricado en Europa, lo que no sólo aumentaría nuestra interoperabilidad, sino que a la par reduciría nuestra dependencia actual.

En tercer lugar, no podemos hablar de defensa sin mencionar las cuestiones cibernéticas. En un mundo en el que todo está conectado, todo se puede piratear. Vista la escasez de recursos, hemos de aunar nuestras fuerzas, pero sin por ello darnos por satisfechos con tan solo domeñar la amenaza cibernética: tenemos que pugnar por ser líderes en el ámbito de la ciberseguridad.

Es aquí, en Europa, en donde deberían desarrollarse las herramientas de ciberdefensa y por este motivo hace falta una política europea de ciberdefensa, con su correspondiente normativa común con arreglo a una nueva Ley Europea de Ciberresiliencia.

Es mucho, pues, lo que podemos hacer a nivel de la Unión Europea, aunque los Estados miembros han de esforzarse aún más.

Cabría comenzar por una evaluación conjunta de las amenazas que se ciernen sobre nosotros y un enfoque común en el momento de abordarlas.

Al interesarnos por esta problemática, la futura «Brújula Estratégica» representa un proceso clave, y tenemos que decidir cómo podemos aprovechar las posibilidades que ya contempla el Tratado.

Por todo lo que antecede, el presidente Macron y yo convocaremos una Cumbre Europea de la Defensa durante la Presidencia francesa del Consejo de la Unión Europea: ha llegado, en definitiva, la hora de que Europa pase a un nuevo nivel.

Señorías,

En un mundo cada vez más disputado, la protección de los intereses propios no pasa exclusivamente por la defensa propia: es preciso forjar asociaciones sólidas y fiables.

No estamos ante un lujo, sino ante la premisa misma de nuestra estabilidad, seguridad y prosperidad futuras.

En primer lugar, hemos de profundizar nuestra colaboración con nuestros socios más cercanos.

Con los Estados Unidos desarrollaremos nuestra nueva agenda para el cambio global, desde el nuevo Consejo de Comercio y Tecnología a la seguridad sanitaria y la sostenibilidad.

Juntos, la UE y los Estados Unidos serán siempre más fuertes.

Lo mismo cabe decir en el caso de nuestros vecinos de los Balcanes Occidentales.

Para finales de este mes me desplazaré a esta zona para dejar bien claro nuestro compromiso con el proceso de adhesión. Se lo debemos a la juventud de aquellos países que cree en un futuro europeo.

Por ello hemos aumentado nuestra ayuda a través de un nuevo plan de inversión y económico, valorado en un tercio del PIB de la zona, porque invertir en el futuro de los Balcanes Occidentales es invertir en el futuro de la UE.

Asimismo, seguiremos apostando por nuestras asociaciones a lo largo y ancho de los países vecinos de la Unión: intensificando nuestro compromiso con la Asociación Oriental, aplicando la nueva Agenda para el Mediterráneo y trabajando, como venimos haciendo, en torno a los distintos aspectos de nuestra relación con Turquía.

Señorías,

Si Europa ha de mostrarse más activa en el escenario mundial, tendrá que orientar su atención a la próxima generación de asociaciones.

Al hilo de ello, la actual estrategia europea para la región indo-pacífica, de nuevo cuño, constituye todo un hito. Dicha estrategia da fe de la cada vez mayor importancia de esa zona geográfica para nuestra prosperidad y seguridad, zona por otro lado atractiva para determinados regímenes autoritarios con ansias de expandir su influencia.

Europa ha de estar más presente y ser más activa en la zona. Colaboraremos para profundizar los lazos comerciales, reforzar las cadenas de suministro mundiales y desarrollar nuevos proyectos de inversión en tecnologías ecológicas y digitales.

Estamos ante un modelo de cómo Europa puede rediseñar su encaje en el mundo.

Sabemos muy bien cómo se financian las obras públicas, pero nos hacemos un flaco favor construyendo carreteras impecables entre, pongamos, una mina de cobre y un puerto, ambos de titularidad china.

En lo tocante a este tipo de inversiones, hemos de actuar con mayor tiento, de ahí que en breve vayamos a presentar nuestra nueva estrategia de conectividad llamada «Pasarela Mundial», que estableceremos con países de todo el mundo.

Nuestro fin es facilitar inversiones en infraestructuras de calidad, que conecten bienes, personas y servicios de todo el mundo. Nuestro enfoque se basará en los valores, con la transparencia y buena gobernanza como tarjeta de vista ante nuestros socios.

No es la dependencia lo que queremos promover, sino generar lazos.

Y sabemos cómo ello puede cristalizar en la práctica: desde este mismo verano, un nuevo cable submarino de fibra óptica une a Brasil con Portugal.

Vamos a invertir con África a fin de crear un mercado para el hidrógeno limpio que conecte ambas orillas del Mediterráneo.

Para que la «Pasarela Mundial» sea realidad necesitamos un enfoque «Equipo Europa».

Entrelazaremos instituciones, inversiones, bancos y mundo empresarial, y todo este planteamiento será nuestra prioridad en las cumbres regionales, empezando por la próxima Cumbre EU-África prevista para febrero.

Es nuestro designio que «Pasarela Mundial» sea sinónimo de fiabilidad en todo el mundo.

Y que a nadie le quepa ninguna duda: por beneficioso y necesario que sea hacer negocios y comerciar por todo el planeta ello no puede ir en detrimento de la dignidad y la libertad humanas.

Mientras les hablo, hay 25 millones de personas forzadas a trabajar bajo amenazas o coacciones.

Jamás aceptaremos que tengan que fabricar forzosamente productos destinados a su distribución comercial en Europa, razón por la que propondremos que en nuestro mercado se prohíba la comercialización de bienes o mercancías que sean fruto del trabajo forzado.

Porque bajo ningún concepto se puede mercadear con los derechos humanos.

UNA EUROPA UNIDA EN LA LIBERTAD Y LA DIVERSIDAD

Y, Señorías, los seres humanos no son moneda de cambio.

Observen lo que ha ocurrido en nuestras fronteras con Bielorrusia. El régimen de Minsk ha instrumentalizado a seres humanos. Han metido a personas en aviones y las han empujado, literalmente, hacia las fronteras de Europa.

Eso no puede tolerarse nunca.

Y la rápida reacción europea lo demuestra. Que nadie lo dude: seguiremos apoyando a Lituania, Letonia y Polonia.

Y llamémoslo por su nombre: se trata de un ataque híbrido para desestabilizar Europa.

Señorías,

Esto no es un acontecimiento aislado. Se han producido incidentes similares en otras fronteras, y es de esperar que vuelvan a producirse. Esta es la razón por la que, en el contexto de nuestro trabajo sobre Schengen, presentaremos nuevas formas de responder a este tipo de agresión y de garantizar la unidad en la protección de nuestras fronteras exteriores.

Pero mientras nosotros no logremos sentar unas bases comunes sobre cómo gestionar la migración, nuestros oponentes seguirán atacándonos por ese flanco.

Mientras tanto, los tratantes de seres humanos siguen explotando a las personas a través de rutas mortales en el Mediterráneo.

Estos acontecimientos nos muestran que todos los países tienen un interés en la creación de un sistema europeo de migración.

El Nuevo Pacto sobre Migración y Asilo nos ofrece todo lo que necesitamos para gestionar los diferentes tipos de situaciones a las que nos enfrentamos.

Todos los elementos están ahí. Se trata de un sistema equilibrado y humano que funciona para todos los Estados miembros y en todas las circunstancias.

Sabemos que podemos encontrar unas bases comunes.

Sin embargo, en el año transcurrido desde que la Comisión presentó el Pacto, los avances han sido dolorosamente lentos.

Pienso que este es el momento para una política europea de gestión de la migración. Así pues, les ruego que aceleren el proceso, en esta Cámara y en los Estados miembros.

Todo esto se reduce en última instancia a una cuestión de confianza.

Confianza entre los Estados miembros. Confianza para los europeos en que la migración puede gestionarse. Confianza en que Europa siempre cumplirá su deber perdurable para con los más vulnerables y los más necesitados.

Hay muchos puntos de vista firmemente defendidos sobre la migración en Europa, pero creo que las bases comunes no están muy lejanas.

Porque, si se les pregunta, la mayoría de los europeos estarán de acuerdo en que debemos actuar para combatir la migración irregular, pero también en que debemos ofrecer refugio a aquellos que se ven obligados a huir.

Estarán de acuerdo en que debemos repatriar a aquellos que no tienen derecho a quedarse. Pero también en que debemos dar la bienvenida a quienes vienen aquí de forma legal y realizan una contribución tan decisiva a nuestra sociedad y nuestra economía.

Y todos debemos estar de acuerdo en que el tema de la migración no debe utilizarse nunca para dividir.

Estoy convencida de que existe la manera de que Europa pueda generar confianza entre nosotros en lo que respecta a la migración.

Señorías,

Las sociedades basadas en la democracia y los valores comunes reposan sobre fundamentos estables. Confían en las personas.

Así surgen nuevas ideas, así se produce el cambio, así superamos la injusticia.

La confianza en estos valores comunes reunió a nuestros padres y madres fundadores tras la Segunda Guerra Mundial.

Y son esos mismos valores los que unían a los defensores de la libertad que derribaron el Telón de Acero hace más de treinta años.

Querían democracia.
Querían elegir libremente su Gobierno.
Querían que todos fuesen iguales ante la Ley.
Querían libertad de expresión y medios de comunicación independientes.
Querían acabar con la vigilancia permanente y el espionaje estatal, y luchar contra la corrupción.
Querían la libertad de ser diferentes de la mayoría.

O, como dijo el expresidente checo Václav Havel muy acertadamente, querían todos esos «grandes valores europeos».

Son estos valores los que emanan del patrimonio cultural, religioso y humanista de Europa.

Forman parte de nuestra alma, de lo que somos hoy.

Estos valores están ahora consagrados en nuestros Tratados europeos.

Y todos nos comprometimos a respetarlos cuando, como Estados libres y soberanos, pasamos a formar parte de esta Unión.

Estamos decididos a defender estos valores. Y nunca cejaremos en esta determinación.

Nuestros valores están garantizados por nuestro ordenamiento jurídico, y las sentencias del Tribunal de Justicia de la Unión Europea los apuntalan. Estas sentencias son vinculantes, y nosotros velamos por su cumplimiento en todos los Estados miembros de nuestra Unión.

Y es que la protección del Estado de Derecho no es solo un objetivo noble, sino también una ardua tarea y una lucha constante por mejorar.

Nuestros informes sobre el Estado de Derecho forman parte de este proceso a través de las reformas.

Un ejemplo de ello son las reformas judiciales en Malta o las investigaciones de los casos de corrupción en Eslovaquia.

Y a partir de 2022, nuestros informes sobre el Estado de Derecho también incluirán recomendaciones concretas a los Estados miembros.

No obstante, en algunos Estados miembros se está produciendo una evolución preocupante. Y aquí hay una cosa muy importante para mí: todo comienza siempre por el diálogo.

Pero este no es un fin en sí mismo, sino que debe conducir a un resultado. Es por ello que seguimos un planteamiento dual basado en el diálogo y en la actuación firme.

Esto fue lo que hicimos la semana pasada. Y seguiremos haciéndolo.

Porque el derecho a una Justicia independiente o a recibir el mismo trato ante la ley son derechos que deben estar garantizados para todas las personas, en cualquier lugar de Europa y con independencia de que pertenezcan a una mayoría o a una minoría.

Señorías,

el presupuesto europeo es el futuro de nuestra Unión expresado en números.

Por ello, debemos protegerlo.

Hemos de velar por que cada euro y cada céntimo se destinen al fin que les corresponde y se gasten con arreglo a los principios del Estado de Derecho.

Las inversiones para brindar un futuro mejor a nuestros hijos no pueden desaparecer por canales oscuros.

La corrupción no solo constituye un robo al contribuyente.

La corrupción hace recular a los inversores.

La corrupción lleva a que las grandes fortunas puedan comprar grandes favores y a que los poderosos se salten las normas democráticas.

Cuando se trate de proteger nuestro presupuesto, actuaremos en todos los casos y con todos los medios a nuestro alcance.

Señorías,

al defender nuestros valores defendemos también la libertad. La libertad de ser quien se es, la libertad de decir lo que le pasa a uno por la cabeza, la libertad de amar a quien se desee.

Pero libertad también significa ser libre del miedo. Durante la pandemia, demasiadas mujeres se vieron privadas de esta libertad.

Fue un momento particularmente terrible para las que no tenían donde esconderse ni podían huir de sus maltratadores. Tenemos que lograr que la oscuridad dé paso a la luz y ofrecer vías para dejar atrás el dolor. Sus maltratadores deben ser llevados ante la Justicia, y las mujeres deben poder volver a vivir de manera libre y autónoma.

Con este fin, presentaremos antes de que acabe el año una ley para combatir la violencia contra las mujeres. Se trata de aplicar de forma efectiva el Derecho penal, de prevenir y de proteger, tanto en línea como fuera de línea.

Están en juego la dignidad de todas las personas y la justicia. Porque esta es el alma de Europa, y tenemos que fortalecerla.

Señorías,

dirijamos por último nuestra atención a una libertad que da voz a todas las demás libertades: la libertad de prensa.

Los periodistas y las periodistas son atacados por el mero hecho de hacer su trabajo.

Algunos sufren amenazas y agresiones, otros son asesinados trágicamente. En nuestra mismísima Unión Europea. Me gustaría mencionar aquí algunos nombres. Daphne Caruana Galizia. Jan Kuciak. Peter de Vries.

Sus historias pueden diferir en cuanto a los detalles. Pero todas ellas tienen una cosa en común: todos ellos lucharon por nuestro derecho a la información. Y lo pagaron con su vida.

La información es un bien público. Tenemos que proteger a quienes hacen posible la transparencia: los periodistas y las periodistas.

Es por ello que hoy hemos formulado una recomendación para reforzar la protección de los periodistas y las periodistas.

Y tenemos que parar a aquellos que amenazan la libertad de prensa. Los medios de comunicación no son simples empresas comerciales.

Su independencia es esencial. Por ello, Europa necesita una ley que garantice esta independencia.

Y es precisamente una ley sobre la libertad de prensa de este tipo lo que presentaremos el año que viene.

Porque al defender la libertad de nuestros medios de comunicación defendemos también nuestra democracia.

Conclusión

Señorías,

Reforzar el ideal europeo de Schuman al que antes me he referido es un trabajo continuo.

Y no debemos escondernos de nuestras incoherencias e imperfecciones.

Pero, por imperfecta que sea, nuestra Unión es a la vez hermosamente singular y singularmente hermosa.

Es una Unión en la que reforzamos nuestra libertad individual a través de la fuerza de nuestra comunidad.

Una Unión conformada tanto por nuestra historia y nuestros valores compartidos como por nuestras culturas y perspectivas diferentes.

Una Unión con alma.

Intentar encontrar las palabras adecuadas para capturar la esencia de este sentimiento no es fácil. Pero resulta más fácil cuando se toman prestadas de alguien que te inspira. Y es por ello que he traído a una invitada de honor para estar hoy con nosotros.

Puede que muchos de ustedes la conozcan: una medallista de oro de Italia que conquistó mi corazón este verano.

Pero lo que puede que no sepan es que, en abril, le comunicaron que su vida corría peligro. Se sometió a una operación quirúrgica, plantó cara y se recuperó.

Y solo 119 días después de dejar el hospital ganó una medalla paraolímpica. Señorías, demos juntos la bienvenida a Beatrice Vio. Bebe ha superado tantas adversidades, siendo tan joven.

La suya es una historia de superación contra viento y marea. De éxito gracias al talento, la tenacidad y una actitud positiva constante. Es la viva imagen de su generación: una líder y una abogada de aquellas causas en las que cree.

Y ha logrado conseguir todo esto poniendo en práctica su creencia de que, si parece imposible, se puede hacer. Se sembra impossibile, allora si può fare.

Este era el espíritu de los fundadores de Europa, y este es el espíritu de la próxima generación de Europa. Así pues, inspirémonos en Bebe y en toda la gente joven que cambia nuestra percepción de lo que es posible.

Que nos muestra que uno puede ser lo que quiera ser. Y que uno puede lograr cualquier cosa en la que crea.

Señorías,

Esta es el alma de Europa.
Este es el futuro de Europa.
Hagamos que sea más fuerte todos juntos.

Viva Europa.