El evento realizado en Jerusalén bajo la denominación «Conferencia por la Victoria de Israel – las colonias garantizan la seguridad: volver a la franja de Gaza y al norte de Samaria» no fue una simple reunión de supremacistas judíos. En esa “conferencia”, un rabino condenado en Israel como autor de crímenes se dirigió a los participantes en nombre de los “sucesores” del grupo Stern, la banda terrorista que asesinó a los responsables británicos de la Palestina gobernada por el mandato concedido al Reino Unido. La participación de ese individuo en el evento fue una declaración de guerra dirigida a los anglosajones. La presencia del primer ministro, Benyamin Netanyahu, en ese evento debe interpretarse como una amenaza lanzada a Washington y a Londres. En Estados Unidos, el presidente Joe Biden prohibió inmediatamente toda recogida de fondos y envío de dinero para esos extremistas. Es la primera vez que Estados Unidos adopta sanciones contra israelíes.
La “Conferencia por la Victoria de Israel”
Un evento festivo, con estrellas de la farándula local, se realizó hace 2 semanas en el Centro Internacional de Congresos de Jerusalén. Bajo la denominación «Conferencia por la Victoria de Israel – las colonias garantizan la seguridad: regresar a la franja de Gaza y al norte de Samaria», ese evento contó con la participación de 12 ministros del gobierno de coalición conformado alrededor del primer ministro Benyamin Netanyahu, quien también estuvo personalmente presente en la “conferencia”.
Es interesante resaltar aquí que, de todas las personalidades políticas presentes en ese evento, incluyendo al ministro de Seguridad Itamar Ben Gvir, ninguna fue tan aplaudida como el rabino Uzi Sharba, quien, aun siendo prácticamente un desconocido fuera de Israel, se ha convertido en un personaje central en el debate político israelí. Su sola presencia bastó para hacer renacer entre los participantes la esperanza de redimirse de lo que ellos consideran «el pecado»… el desmantelamiento de las colonias judíos de Gaza, en 2005.
En las horas que siguieron a la realización del evento, el ministro israelí de Protección Social y Asuntos Sociales, Yaakov Margi (Shas), declaró públicamente que sus colegas ministros tendrían que haberlo pensado mejor antes de participar en aquel «circo».
Por su parte, el jefe de la oposición, Yair Lapid, deploró que Benyamin Netanyahu, «quien estuvo en el centro del bando nacional se dejara arrastrar inútilmente por los extremistas» y agregó que el primer ministro «ha tocado fondo».
Otro miembro de la oposición, el general Benny Gantz, declaró que aquella conferencia era «un insulto a la sociedad israelí en tiempo de guerra». Precisó que ese evento «perjudica nuestra legitimidad ante el mundo y los esfuerzos tendientes a crear un marco para el regreso de nuestros rehenes». Al referirse a la participación del primer ministro, el general Gantz dijo: «Quien baila y divide, no decide. Y quien calla y se deja arrastrar, no es un dirigente.»
Al día siguiente, el presidente estadounidense, Joe Biden, al parecer asustado por el regreso de un viejo demonio, firmó un decreto que prohíbe que algunos extremistas puedan viajar a Estados Unidos. El decreto del presidente Biden también prohíbe la recogida y el envío de fondos a los seguidores del rabino Uzi Sharbaf. Esas sanciones se aplican no sólo en Estados Unidos sino que también tendrán que acatarlas todos los bancos extranjeros que tengan intereses en territorio estadounidense, o sea que abarcan todo el Occidente político [1] .
La administración Biden, que hasta ahora apoyaba discretamente la masacre que Israel ha emprendido en Gaza –apoyo concretado en el suministro de munición de artillería y de bombas a las fuerzas armadas israelíes–, comenzó además abruptamente a buscar una salida a la crisis. Con ese objetivo, el secretario de Estado, Antony Blinken, ha iniciado una nueva gira por las capitales de la región, pero ahora llega con proposiciones.
¿Por qué la aparición del rabino Uzi Sharbaf provoca estas reacciones? Un regreso en el tiempo, hasta 1922, nos muestra que en el seno del movimiento «sionista revisionista» existe un grupo todavía más fanático, que no vacila en atacar a los anglosajones.
La «banda de Stern»
Los «sionistas revisionistas» son los discípulos de Vladimir “Zeev” Jabotinsky, un fascista judío ucraniano que, en 1922, estableció una alianza con los «nacionalistas integristas» ucranianos de Simón Petliura y Dimitro Dontsov para luchar contra los soviéticos. Durante esa alianza, los «nacionalistas integristas» ucranianos masacraron a los anarquistas y los comunistas ucranianos, así como a decenas de miles de judíos ucranianos. Para evitar tener que dar explicaciones al respecto, Jabotinsky renunció a sus funciones de administrador en el seno de la Organización Sionista Mundial y creó la Alianza de los Sionistas Revisionistas. En Italia, con ayuda del Duce Benito Mussolini, Jabotinsky creo la formación fascista paramilitar conocida como BETAR.
Posteriormente, el Irgún dio origen al Lehi (también conocido como «Grupo Stern» o, para la policía británica, como la «Banda de Stern» [2]). El Grupo Stern (o Lehi) estaba directamente vinculado al gobierno fascista polaco y su jefe, Avraham Stern, participó en la primera versión del «Plan Madagascar». Después de ser arrestado por los britanicos, junto a los demás dirigentes de su grupo, Avraham Stern fue liberado cuando se reconstituyó el gobierno polaco, en el exilio, en Londres. El Lehi volvió a ponerse en contacto con los fascistas italianos y propuso a los nazis ayudarlos a expulsar los judíos de Europa hacia Palestina. Luego de algunas vacilaciones, los nazis rechazaron la ayuda que el Lehi les ofrecía. Durante los 2 primeros años de la Segunda Guerra Mundial, el Lehi realizó numerosos atentados contra los británicos y también contra los judíos de izquierda. En febrero de 1942, Avraham Stern fue abatido por un miembro de la policía británica. A partir de ese momento, el Lehi fue reorganizado por Yitzhak Shamir, quien asesinó a sus rivales y llegó a ser primer ministro de Israel en los años 1980.
Después de la Segunda Guerra Mundial, los sionistas revisionistas siguieron adelante con su sueño fascistas, aun sin la ayuda de los fascistas italianos. Se separaron de Hagana, la milicia comunitaria judía creada en Palestina, y crearon su propio grupo paramilitar, el Irgún [3]
En 1948, en carta enviada al New York Times, Albert Einstein, Hannah Arendt y otras personalidades judías compararon el Irgún con las formaciones fascistas y nazis [4].
En 1944, el Lehi reanudó sus atentados contra los británicos, estuvo a punto de eliminar al Alto Comisario en Palestina, Harold MacMichael, y logró asesinar al ministro británico de Colonias, Lord Moyne.
David Ben Gurion, quien se mantenía fiel a los británicos, inició una campaña de Hagana para poner coto a las acciones del Irgún y de Lehi. Muchos miembros de ambos grupos fueron arrestados entonces. Pero en 1945, Ben Gurion organizó en secreto una reconciliación con los sionistas revisionistas. Esta alianza, denominada «Movimiento de la Rebelión Hebraica», resultó efímera. El Lehi organizó el sangriento atentado contra el hotel King David, simultáneamente sede del gobierno británico de la Palestina bajo mandato y cuartel general de las autoridades militares británicas, con saldo de 91 muertos y 46 heridos. En la Palestina bajo mandato británico, los atentados terroristas del Irgún-Lehi cesaron únicamente con el arresto de Yitzhak Shamir. Pero se extendieron a Londres, hasta que los britanicos se retiraron de Palestina. Fue entonces cuando los árabes se convirtieron en blanco del terrorismo sionista, con la masacre de Deir Yassin, aldea donde fueron asesinados al menos 120 civiles palestinos.
En el momento de la proclamación unilateral del Estado hebreo, el Irgún y el Lehi fueron en definitiva incorporados a las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI). Cuando la ONU envió el conde sueco Folke Bernadotte a Palestina para determinar los límites geográficos entre el Estado judío unilateralmente proclamado y el Estado árabe que habría de crearse, según las decisiones adoptadas por las Naciones Unidas, Yitzhak Shamir organizó el asesinato del enviado de la ONU [5]. En el mismo atentado que costó la vida al conde Bernadotte, también fue asesinado el coronel francés de los “cascos azules” de la ONU, André Sérot, reemplazado por Pierre Gaïsset (abuelo del autor de este artículo). El asesino del enviado de la ONU – Yehoshua Cohen, un veterano del Lehi– se convirtiría después en guardaespaldas del ya retirado primer ministro israelí David Ben Gurion.
Mientras tanto, los sionistas revisionistas cambiaron de etiqueta y formaron un nuevo partido, el Herut, presidido por Menahem Beguin, otro jefe del Irgún.
El «Subterráneo judío»
Se pierde entonces la huella del Grupo Stern. Pero, después de la «guerra de los 6 días», el “Bloque de los Fieles” (Gush Emunim) desarrolla la idea de que Yahvé concedió toda Palestina a los judíos y que, por esa “razón”, estos tenían no sólo derecho a ocuparla sino el deber de hacerlo para que pudiese cumplirse toda una sucesión de profecías. Ese movimiento se desarrolló alrededor del rabino Zvi Yehouda Kook, quien enseñaba que si bien los primeros israelíes laicos habían comenzado el trabajo, sólo los religiosos conocían la finalidad y podían terminar de llevarlo a cabo exitosamente.
Es en ese contexto que Yehuda Etzion, hijo de un pandillero, vuelve a crear el grupo Stern, utilizando incluso el mismo logo: un puño con dos dedos levantados. El nuevo grupo se llamará el «Subterráneo judío». Después de los Acuerdos de Camp David, firmados en 1978 por el ex miembro egipcio de la Hermandad Musulmana Annuar el-Sadat y el sionista revisionista Menahem Begin, ese grupo organiza la devolución del Sinaí a Egipto y forma dos células. La primera, dirigida personalmente por Yehuda Etzion, tiene como misión destruir la Cúpula de la Roca, en el centro de la mezquita Al-Aqsa, para reconstruir el Templo de Jerusalén. La segunda se encargaría de sembrar el terror entre los árabes anticolonialistas.
El rabino Uzi Sharbaf era precisamente el jefe del «Subterráneo judío». En 1984, la justicia israelí lo condenó a cadena perpetua por su implicación en una serie de mortíferos atentados contra palestinos. Pero Sharbaf fue discretamente liberado, en 1991, por dos sionistas revisionistas, el presidente israelí Chaim Herzog y el primer ministro… Yitzhak Shamir.
La presencia del rabino Uzi Sharbaf en la “Conferencia por la Victoria de Israel” y la atronadora acogida que le tributaron los miles de participantes en ese evento hacen temer un regreso del terrorismo sionista contra los anglosajones. La reacción de Washington demuestra que, lo que Estados Unidos tolera cuando se trata de víctimas árabes, sólo puede ser condenado cuando apunta a los estadounidenses y a sus demás “primos” anglosajones.
[1] Executive Order on Imposing Certain Sanctions on Persons Undermining Peace, Security, and Stability in the West Bank, The White House, 1º de febrero de 2024.
[2] The Stern Gang. Ideology, Politics and Terror, 1940-1949, Joseph Heller, Routledge, 1995.
[3] Irgun: Revisionist Zionism, 1931-1948, Gerry van Tonder, Pen & Sword Military, 2019.
[4] “New Palestine Party. Visit of Menachen Begin and Aims of Political Movement Discussed”, The New York Times, 4 de diciembre de 1948.
[5] Bernadotte in Palestine, 1948: A Study in Contemporary Humanitarian Knight, Amitzur Ilan, Macmillan, 1989.
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