Greg Palast

En las pasadas elecciones presidenciales, Greg Palast, periodista de la BBC y el diario The Guardian, realizó una investigación sobre una purga de votantes de las listas electorales de Florida. Según ésta, hasta 57.000 personas, en su mayoría afroamericanas y demócratas, fueron privadas de su derecho a voto. La historia se repite en las elecciones de hoy. Palast cuenta en su libro The Best Democracy Money Can Buy (La mejor democracia que el dinero puede comprar) cómo el estado de Florida contrató a la empresa DBT por cuatro millones de dólares para que eliminara de la lista electoral a los criminales, inhabilitados para votar. Palast consiguió probar que la oficina de Jeb Bush pidió a DBT que ampliase la lista al máximo, incluyendo a votantes con nombres similares o nacidos en la misma fecha que los delincuentes.

Miles de personas se presentaron en su colegio electoral para encontrarse con la sorpresa de que eran criminales.

Originalmente pensábamos que se trataba de 57.000 nombres, pero más tarde DBT declaró que la lista incluía a 94.000 personas, de las cuales 91.000 eran inocentes. Si esas personas hubieran votado, Al Gore seguramente hubiese conseguido más de los 537 votos necesarios para ganar. Pero lo que hace esta historia tan triste es que la secretaria de estado de Florida, Katherine Harris, declaró que gente inocente fue privada de su derecho a voto. Pero han usado la misma lista para estos comicios.

Según el acuerdo tras el pleito del ANDPC (Asociación Nacional para el Desarrollo de las Personas de Color), el Estado debe revisar la lista y devolver el derecho a voto a los inocentes. Pero esperarán a después de estas elecciones.

Jeb Bush arregló las cosas para robar las elecciones de 2000 para su hermano y las mantiene arregladas para su propia reelección. Y además, el voto computerizado. Las máquinas continúan fallando en los distritos negros de Florida. Pasó en septiembre y lo veremos ahora. Los problemas de 2000 y más.

Lo sorprendente es que los medios no hablen del tema.

Tienen miedo de hablar mal del presidente durante tiempos de guerra.

La empresa DBT ha reconocido errores y ha decidido que no va a realizar más listas de ’purgas’ electorales. ¿Le devolvieron los cuatro millones de dólares al Estado?

No. Estuve hablando con el fiscal del Estado, Bob Butterworth , y le pregunté por qué no presentaba una querella por este fraude contra el país. Me dijo que él no estaba a cargo de esta investigación, que no podía arrestar a nadie. Que la investigación está en manos de Katherine Harris. Las otras personas que podrían hacer algo son el Departamento de Justicia, o sea John Ashcroft, quien consiguió su puesto gracias a este robo, o el Tribunal Supremo... Es el crimen perfecto. Los policías y los ladrones son los mismos.

¿Cree que las elecciones presidenciales de 2004 dependen de que Jeb Bush gane o no estas elecciones?

Florida es el estado decisivo en Estados Unidos. El único en el que el voto está dividido equitativamente. Por eso tienen que robar las elecciones de 2002 si quieren robarlas en 2004.

¿No hay nadie que haga nada por restablecer el derecho a voto de estos 91.000 ’criminales’ inocentes?

La Asociación Nacional para el Desarrollo de las Personas de Color ha enviado a cientos de estudiantes de leyes al estado de Florida para que supervisen las elecciones y eduquen a la gente, explicándoles que tienen derecho a pedir una papeleta provisional en el caso de que su nombre se encuentre en la lista de criminales purgados. Así se podría contar o no con su voto una vez la lista haya sido revisada.