Hoy fue uno de los días decisivos en la cumbre de las Naciones Unidas porque se llevaron a cabo las votaciones para condenar o no a los países que son acusados de no respetar los Derechos Humanos en el Mundo.

© Foto Agencia IPI


La delegación peruana en la 58 asamblea de Derechos Humanos de la ONU en Ginebra, Suiza. En la foto de izquierda a derecha: Perez Sánchez Cerro enviado de Torre Tagle, la ministra Cecilia Blondet que sólo permaneció un día y medio y Jorge Voto Bernales, embajador de la Misión del Perú ante la ONU en esta ciudad. Aunque la ministra Blondet figura como jefe de la delegación peruana, las negociaciones han sido conducidas realmente ante su ausencia por el vice ministro José Manuel Rodríguez Cuadros que curiosamente no figura en la lista de participantes que publica oficialmente las Naciones Unidas por cada delegación inscrita a esta cumbre de Derechos Humanos.


Recordamos que son 53 países los que forman parte de la Comisión [1] sobre un total de 160 países participantes que hacen parte de la ONU. El mecanismo esta hecho para simplificar la votación que conduce a un veredicto. Cada año la Comisión rota de países, respetando cuotas por región. Solamente la Comisión tiene la facultad de votar y de presentar las resoluciones incriminatorias.

Perú es miembro de la Comisión este año y Estados Unidos no, de ahí la importancia de manipular o influenciar a los miembros de la Comisión para que presenten resoluciones acusatorias y votos condenatorios. Todo un mundo de alianzas e intereses se construye y se desarrolla durante los debates. Como es de costumbre los EEUU movilizan cada año todas sus influencias para condenar a sus «enemigos» y Cuba, es uno de ellos, aunque claro está, que la palabra enemigo se transforma en no respeto de los Derechos Humanos.
Así, la China, uno de los países donde tampoco hay prensa libre ni elecciones democráticas, nunca se le condena. Ni a Guatemala, uno de los peores estados genocidas con su propia población indígena. Estos países responden por el momento a intereses económicos, políticos o estratégicos de la superpotencia.

Analizando la prestación del Perú en está Comisión, la podríamos calificar de lamentable y ambivalente.

Lamentable, porque ha votado casi siempre como el Guatemala, país completamente desprestigiado ante esta Asamblea y considerado como un títere de los EEUU.

En la votación para condenar a Israel por los abusos y el no respeto de los derechos humanos en los territorios palestinos que ocupa militarmente, y que fue aprobada por una gran mayoría, la delegación peruana estrenó en la asamblea un rito inédito. No votó a favor ni en contra. Tampoco se abstuvo que era su tercera posibilidad. Optó por no presentarse, dejando un «hueco».

Interrogado el vice ministro peruano José Manuel Rodríguez Cuadros jefe de la delegación peruana por este comportamiento, declaró que: «El Perú consideraba su no presencia en la sala como una manera de expresar una opinión respecto a una resolución que no es suficientemente equilibrada y que no contiene todos los elementos de jucio que permite dar un pronunciamiento...»

La realidad es otra, y afirmar lo que ha dicho Rodriguez Cuadros ante la avalancha de imágenes televisivas de masacres de poblaciones civiles palestinas y de hechos contundentes denunciadas por las grandes ONG humanitarias ofende a la razón, (ver tabla L.16). Fuimos los únicos países latinoamericanos, junto con Guatemala en no condenar a Israel, haciendo el juego de la política de EEUU que siempre ha defendido su incondicional aliado. Mientras tanto la ONU va a enviar una delegación para investigar a Israel por los horrendos hechos ocurridos en el campo de refugiados palestino.

Ambivalente por que a pesar de declarar a repetidas veces por boca del ministro Diego García Sayán que Perú no atacaría a Cuba, cosa que ha sido cierto hasta un punto, -fue Uruguay quien presentó la resolución condanatoria hacia Cuba por no respeto de los derechos humanos,- el comportamiento llevado por la delegación peruana ha sido la de un juego turbio y escondido. Indagando y apoyando las alianzas que buscaban condenar a Cuba en vez de abstenerse en una resolución que está completamente politizada.
El Perú votó al final en contra de Cuba, ahorrándose así hipócritamente un costo político ante La Habana, un aliado tradicional de nuestro país (ver tabla L 90).

En vista de todos estos hechos, los peruanos, no debemos estar orgullosos sino debemos más bien interrogarnos sobre la situación de nuestra soberanía y la verdadera independencia de nuestra política extranjera, que conduce Diego García Sayán y el presidente Toledo.

Todo parece indicar y confirmar los rumores que tanto se hablaron de la esencia real de la visita de George W. Bush a Lima, el Perú ha votado en función de los intereses políticos de los EEUU, convirtiéndonos en un nuevo peón más de la superpotencia. Y esto ¿a cambio de qué? El tiempo lo dirá, cuando la agenda secreta de la reunión Toledo-Bush en Lima sea algún día conocida.

Como lo decía un antropólogo latinoamericano que ha seguido estos debates para una ONG, el presidente Alejandro Toledo, que todo el mundo veía como el nuevo símbolo de la soberanía nacional, el «Pachacutec» termina como «Felipillo».

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[1Países miembros de la Comisión en la 58 asamblea de la ONU en Derechos Humanos -Ginebra Suiza.
Argelia, Argentina, Armenia, Austria Bahrain, Bélgica, Brasil, Burundi, Camerún, Canadá,Chile, China, Costa Rica, Croacia, Cuba, Rep. Checa, RD del Congo, Ecuador, Francia, Alemania, Guatemala, India, Indonesia, italia, Japón, Kenia, Libia, Malasia, México, Nigeria, Pakistán, Perú, Polonia, Portugal, Corea, Rusia, Arabia Saudita, Senegal, Sierra Leona, África del Sur, España, Sudán, Swazilandia, Suecia, Siria, Tailandia, Togo, Uganda, Reino Unido, Uruguay, Venezuela, Viet Nam, Zambia.