El Foro y las alterativas

Grito de guerra y consigna aglutinadora del proceso arrancado en Porto Alegre en el 2001 - primera edición del Foro Social Mundial-, el Otro mundo es posible sigue esperando su concretización.

Las cuatro ediciones del FSM, de las cuales la de Mumbai no fue una excepción, permitieron avanzar cada vez con mayor lucidez en el diagnóstico del actual modelo globalizador y sus nefastas consecuencias.

Sin embargo, a la hora de corporizar propuestas alternativas, muchos discursos se vuelven ambiguos y repetitivos. Algunas de las conferencias principales de los foros así lo testimonian. Los encuentros concluyen sin ordenar ideas o sin que esas ideas -que existen y fluyen sin cesar- se sinteticen didácticamente, aptas para socializarse y enriquecerse.

Es evidente que a un sistema hegemónico como el actual, consolidado en más de dos siglos no se le podrá encontrar alternativas automáticas en un proceso como el de Porto Alegre que nació hace sólo algo más de mil días.

No menos cierta es la necesidad prioritaria que se le plantea a la sociedad civil planetaria de avanzar, al menos, en la clarificación del método para comenzar a construir esas alternativas.

Si en el marco de las movilizaciones por la paz del 2003, la sociedad civil comenzó a ser reconocida como la «segunda superpotencia» - tal como lo expresa con lucidez la escritora y militante india Vandana Shiva- , este rol sólo podrá consolidarse en el mediano plazo si se transforma esa capacidad de convocatoria en un método propositivo.

Porto Alegre 2005 podría así sistematizar en forma más acabada esas «certezas» sobre los pasos a dar para construir alternativas. De lo local a lo global. La socialización de experiencias novedosas y enriquecedoras -tipo presupuesto participativo o luchas contra la privatización etc-. La sistematización de las grandes reivindicaciones ya existentes, tales como la cancelación de la deuda del Sur; la Tasa Tobin; la campaña mundial contra la evasión fiscal, etc. Sin olvidar las necesidades consensuales mínimas en relación al sistema multilateral -¿abolir la Organización Mundial del Comercio?, ¿ reformar las Naciones Unidas?, etc.

No se trata ni de recetas precocinadas ni de documentos políticos impuestos. Sino de desarrollar, con la misma metodología del FSM, desde abajo hacia arriba, desde lo simple a lo complejo, desde la diversidad al consenso, una especie de ABC para sistematizar el ya rico capital propositivo de buena parte de los movimientos sociales.

Sin duda la ecuación «cantidad participativa (que explotó hasta el delirio en Mumbai) - calidad propositiva» es un duplo de difícil resolución para el propio FSM. Si se convoca sin exclusiones -esencia de la nueva cultura política de este proceso- será siempre más difícil aspirar a síntesis globales. Sin embargo, será a los propios actores del Foro de encontrar respuestas apropiadas para que esa contradicción cantidad-calidad no sea un freno de futuro sino una riqueza adicional de este proceso en marcha.

Si de pasos pedagógicos se trata, no menos importante será, paralelamente, en Porto Alegre 5, una nueva discusión de fondo sobre la consigna «Otro mundo posible». O, al decir del militante campesino francés José Bové, «Otros mundos posibles», para anteponer una opción en plural a este modelo unívoco y uniformante. No se trata de una simple retórica. Lo que empieza a estar en juego es, justamente, la visión global más estratégica (el tipo de mundo y de sociedad) propicio para integrar esas alternativas a construir.

El Foro y la resistencia antineoliberal

Como «maravilloso pero insuficiente» caracterizó Arundhati Roy al FSM. La escritora y militante india, abría, en torno a la cita de Mumbai, un debate que exige atención y que no puede ser cerrado por decreto. Discusión que encierra, tal vez, uno de los desafíos esenciales de cara a la próxima edición 2005 en Porto Alegre.

«Necesitamos urgentemente discutir las estrategias de resistencia», subrayaba de inmediato Roy, recordando que la Marcha de la Sal de Ghandi no fue sólo teatro político. «Cuando en un simple acto de desafío miles de indios marcharon hacia el mar e hicieron su propia sal rompieron las leyes de impuestos sobre la sal... Fue un golpe directo al sostén económico del imperio británico. Fue real...»

Y Roy retoma su análisis a la manera de balance preliminar «si bien nuestro movimiento ha ganado algunas victorias importantes, no debemos permitir que la resistencia no violenta se atrofie y se convierta en un teatro político inefectivo, de buenas intenciones. Es un arma preciosa que constantemente necesitar ser afilada y reimaginada. No podemos permitir que se vuelva un mero espectáculo, una oportunidad de foto para los medios».

«Nuestro movimiento necesita una gran victoria global. No es suficiente tener la razón. A veces, aunque sólo sea para probar nuestra determinación, es importante ganar algo. Para ganar algo necesitamos estar de acuerdo en algo... tal vez en una agenda mínima», subrayaba. Llamando de inmediato a «convertirnos en la resistencia global a la ocupación estadounidense en Irak» que es ilegítima.

Proponiendo, a manera de ejemplo concreto, «bloquear los planes del gobierno estadounidense de enviar soldados indios y paquistaníes a Irak...» e identificar un par de las principales empresas que están lucrando con la destrucción en Irak, localizar sus oficinas en todas las ciudades y países donde están presentes, «ir tras ellas... hacer que cierren sus oficinas... juntar nuestra sabiduría colectiva y experiencia de luchas pasadas para aplicarlas hacia un solo blanco».

De la reflexión de Roy, una de las estrellas prominentes de la convocatoria de Mumbai, surgen, entre otros, tres temas torales que con diferencia de matices, de vocabularios y de intensidad están ya presentes en el debate de fondo en torno a los Foros y sobre el cual Porto Alegre 2005 debería facilitar un paso adelante.

La naturaleza del FSM -así como los continentales, nacionales y temáticos- en tanto espacio de reflexión e intercambio o también como un marco de acción-movilización común y respuestas concretas.

La necesidad o no de los foros (y no sólo de la asamblea de los movimientos sociales que actúa en su interior) de definir algunas acciones mínimas consensuadas «para evitar que la resistencia no violenta se atrofie».

Y en tercer lugar, la apuesta -o no- hacia una «gran victoria global», emblemática, ejemplificadora, del movimiento alter-mundialista, que no se reduzca sólo a la manifestación antiguerra, que al decir de Roy es «maravilloso pero insuficiente».

El Foro y su ajuste interno

«Como en el fútbol, no cambiar de equipo cuando se va ganando» afirmaba metafóricamente Francisco «Chico» Whitaker, uno de los promotores históricos del FSM, al referirse a posibles cambios internos. «Mumbai comprueba que vamos realmente ganando», subrayaba casi a manera de balance preliminar.

Verdad política certera, que como él mismo reconocía, no niega la necesidad de «introducir modificaciones que refuercen al equipo que está en la cancha para que siga en la misma dirección».

En primer lugar, en lo que respecta al método para enriquecer los contenidos de debates y temas centrales de un próximo FSM, «para que sea el resultado de la dinámica colectiva propia del foro y no la idea de un grupo de iluminados», tal como lo señalaba Sergio Haddad, dirigente de la Abong (Asociación brasilera de ONG), una de las ocho primeras convocantes del FSM.

Por otra parte, concebido el FSM como un proceso y no como un evento puntual: ¿cómo integrar la sinergía «explosiva-complementaria» que producen los foros nacionales, regionales, continentales y temáticos en ese proceso en marcha?

Pregunta no menos importante, la periodicidad de las ediciones del FSM, en tanto eventos centrales pero no únicos. Si bien no hay una decisión definitiva al respecto, la eventual propuesta de espaciar cada dos años la realización del FSM, luego de Porto Alegre 2005, será uno de los temas de la agenda futura del Consejo Internacional.

Otra cuestión significativa -de una lista que sería interminable-, la relación futura entre la asamblea de los movimientos sociales y el FSM concebido como espacio amplio de convocatoria.

Dicha asamblea, este año marcadamente debilitada por la no participación en su seno del movimiento popular indio, reclama su «autonomía» en el seno del FSM; produce en cada edición una declaración o llamamiento final y, adicionalmente, establece una agenda de movilizaciones a escala planetaria. Será importante repensar, de cara a Porto Alegre 2005, el estado de esta relación-articulación-integración; sus potencialidades-riquezas y los ajustes necesarios para evitar eventuales fricciones al interior del Foro.

Apenas acabado Mumbai, el Foro Social Mundial ya mira hacia Porto Alegre. La marea altermundialista crece. El debate palpita...