"La casa está barata, este
es el momento para entrar"

(Lema para promocionar ante
las multinacionales los nuevos
contratos petroleros)

grafiti
apoyando la huelga

Como dijo el Presidente Álvaro Uribe, "Ecopetrol no se va a privatizar", dado que la política petrolera actual apunta a la Liquidación de la empresa.

Liquidación después de 56 años de existencia de la empresa, en un proceso que curiosamente se inició en el mismo momento de ser creada a raíz de una huelga de los trabajadores petroleros en 1948. Por eso hoy resulta significativo que junto a Ecopetrol se quiera enterrar también a la Unión Sindical Obrera (USO)

Esas liquidaciones se dan en medio de la difusión de un Nuevo Contrato petrolero, denominado de Regalías/Impuestos, por parte del gobierno colombiano; del alza acuciante de los precios del petróleo a nivel internacional, que bordean los 40 dólares el barril; del nerviosismo que muestran las bolsas de valores del mundo, de la lucha intensificada del pueblo iraquí contra la invasión Anglo-Norteamericana, de la crisis energética de Argentina previamente privatizada, de las movilizaciones de los sectores populares bolivianos por la defensa de su principal recurso el gas natural, y por el nuevo intento de desestabilización golpista contra el gobierno bolivariano de Chávez en Venezuela con intervención de irregulares de derecha colombianos, entre otros.

La situación, al tiempo que una réplica, es una consecuencia de los acontecimientos energéticos y petroleros desatados en los años setenta. Entonces los precios del crudo tuvieron un alza inesperada al pasar de 4 dólares a 40 y 45 dólares barril promedio, debido a la disminución en las reservas petroleras del mundo, en medio de un aumento en el consumo y del conflicto Árabe - Israelí, en 1.973.

El Dólar que se había erigido en el patrón monetario del comercio internacional, después de la segunda Guerra Mundial, se involucra en un proceso cuya crisis está sufriendo hoy todo el mundo, manifiesto en los actuales sobresaltos financieros, la baja en su cotización como divisa y la declaración del alza de las tasas de interés por parte de los EE.UU.

La razón estriba en el hecho de que el alza de precios de los setenta, hasta por diez veces!!, conllevó a que los EE.UU. dieran rienda suelta a su tipografía impresora de dólares, pues la demanda de los mismos no daba espera. Serían Dólares "inflados" al superar la capacidad de respaldo de su misma potencia económica y sustentada en su confianza hegemónica política y militar mundial. Una inflación que sería descargada por igual sobre los hombros de todos los países del mundo y una Hegemonía de ficción en el largo plazo, pues si bien le permitió a los EE.UU tener en ese momento al mundo económico en sus manos sentaba las bases para su actual situación de crisis mundial.

En ese momento el fenómeno monetario conocido como la petrodolarización de la economía infló al sistema financiero internacional, que nunca antes en la historia del mundo veía llegar a sus arcas cantidades tan inimaginables de dólares. Así, fuera de las grandes petroleras privadas y de los países independientes de la OPEP, la sola OPEP (que maneja el 40% del la producción mundial) recibía 175 mil millones de dólares que equivalían entonces a la mitad del total mundial de las reservas monetarias oficiales. Tantos dólares no se podían quedar en las bóvedas de los bancos sino que tenían que rentar dándose el boom de los préstamos estimulados o necesarios. Necesarios por que muchos países carentes del mismo petróleo acudían al sistema en busca de dólares para comprarlo, Colombia prestaría unos 5 mil millones de dólares entre 1975-85 por tal concepto.

Manifestación de la organización sindical petrolera colombiana USO.

Estimulados, porque sin ser necesarios fueron dados sin mayores requerimientos para realizar inversiones inoficiosas y costosas socialmente, fueron entre otros los casos de los mundiales de Fútbol de Argentina y México, el primero incluso para legitimar la dictadura militar.

La fiesta bancaria mundial precipita en los 80 la crisis de la deuda por la incapacidad de pago declarada por muchos países y que fundamenta el proceso de privatización y apertura, pues el sistema financiero los obligará a vender sus activos estatales para que se pongan al día con los pagos de los créditos, y así poder seguir siendo objeto de endeudamiento (en una cadena de nunca acabar); al tiempo que fortalece al sistema privado internacional que acucioso compra los activos estatales, preferentemente los energéticos que bien ilustra el caso argentino al privatizar a Yacimientos Petrolíferos Fiscales.

Igualmente en los noventa, la fiesta de los dólares transforma al capitalismo en capitalismo de casino, donde la ganancia se obtiene ahora de una manera fácil, especulando en el sistema financiero, y sin los sobresaltos propios de la producción. Es la culminación del capitalismo como capitalismo globalizado que vemos hoy desinflarse en las bolsas de valores en la medida que se desinfla el valor real del dólar y se hace impagable la deuda.

Desinfle que conlleva al alza de los precios de los hidrocarburos, paradójicamente, por razones totalmente contrarias a la de los setenta, pues ni la actual alza de precios ni la guerra en Iraq es presionada por falta de crudos para satisfacer la demanda mundial (como lo fue en los setenta), sino por la hinchazón monetaria y escasez de crudos propios de los EE.UU. Situación que Europa y demás países parecen no estar dispuestos a seguirla subsidiando.

En ese escenario en Colombia se asiste a la liquidación de la petrolera estatal Ecopetrol y su sindicato la USO.

Sabemos que Ecopetrol surge en 1948 a raíz de una huelga del sindicato para presionar al gobierno el recibo de la reversión de la Concesión de De Mares en Barrancabermeja, pues el gobierno de entonces no quería recibirla sino prorrogársela a la Multinacional (Como desde siempre ha sido su política en el sector y de lo cual es prueba el reciente negocio del gas de Ballenas en la Guajira), en el mejor de los casos el gobierno buscó a los empresarios nacionales para que se hicieran cargo de la reversión los cuales no se arriesgaron, viéndose finalmente el Estado obligado a constituir la empresa.

La fortuna de una empresa estatal, constituida a desgano de quienes administraban el Estado y gracias a la presión nacionalista de sus trabajadores, va a depender de la tensión crónica existente entre el gobierno y las directivas de la Empresa con la USO, en un pulso que para desgracia de todos bien puede ganar la actual administración del Doctor Uribe Vélez.

La empresa al nacer huérfana del apoyo estatal para hacer de ella una empresa industrial y comercial poderosa, se verá convertida en administradora de campos revertidos y en caja de urgencias del fisco nacional; lo que explica porque en los años setenta sea incapaz de responder a los requerimientos internos de petróleo, teniendo que importar cantidades significativas de crudo y derivados. Situación conllevó a que el gobierno del Doctor Alfonso Michelsen propusiera la introducción de un nuevo contrato petrolero, el denominado Contrato de Asociación, y con el cual se daba inicio a varios asuntos de grave trascendencia para la petrolera estatal y el país.

De una parte el inicio de la privatización de la empresa, pues el contrato, justificado en la incapacidad exploratoria y productora de Ecopetrol entraba a compartir con las multinacionales la explotación de los campos descubiertos, campos que serían administrados no por ella sino por su asociada; de contera la paralizaba aún más en su incapacidad productiva al tiempo que potenciaba la justificación de su liquidación.

El Contrato Asociado igualmente servía al país en la bandeja de los requerimientos prestamistas del sistema financiero urgido de encontrar acreedores de sus petrodólares acumulados. Colombia que ahora debía ir 50% y 50% en las inversiones y carecía de efectivo tuvo obligatoriamente que acudir a la banca internacional, profundizando su endeudamiento no solo para ir asociado a los contratos en petróleo sino también para asociarse en el sector del carbón, con consecuencias como la del tristemente celebre contrato del Cerrejón, y redondeando esa nueva danza de los millones con los préstamos hechos para el sector eléctrico, que sabemos acumula en la actualidad cerca del 50% de una deuda energética, que en su conjunto va siendo impagable.

La situación explica la promulgación de un nuevo Contrato petrolero, ya no de Asociación, sino de Regalías/Impuestos, contrato presionado por el conocimiento que tienen las empresas de la situación del país, es decir, que Colombia, como cualquier país endeudado, sin activos que los respalden y fiscalmente quebrado, no puede ser un socio digno de confianza para ir en un negocio de las proporciones petroleras. Por eso aprovechando la situación sacan las mejores ventajas contractuales posibles para que la exploración y exploración del petróleo "colombiano" quede nuevamente en sus manos, como en los años veinte.

El Contrato de regalías/impuestos que entra a reemplazar al de Asociación es una versión actualizada 2004 del viejo contrato de Concesión 1920, que había sido reemplazado a su vez por el de Asociación 1970. Un contrato que bien podemos llamar, por la fiebre del neologismo dominante, de Neoconcesión y cuya novedad, lesiva para el país, radica en que no hay espacio para la reversión de los yacimientos a Ecopetrol como en el de la otrora Concesión y que sostenían en buena parte las reservas de la estatal.

En el contrato se les amplia a las empresas explotadoras el tiempo de exploración a diez años, el de la evaluación a cinco y el de la explotación a 24, para un total de 39 años; con el derecho a la prórroga que les puede permitir ir hasta el agotamiento del yacimiento. Igualmente, les da total autonomía y responsabilidad y el derecho a hacerse al 100% de la producción. En él las regalías son escalonadas a partir de 4.8% más impuestos. Donde los contratos en gas natural y crudos pesados quedan exentos del pago mensual, a la Agencia Nacional de Hidrocarburos, del 30% "de los ingresos en excesos reales del contratista".

Es claro que al pertenecer los activos al contratista se niega la posibilidad de su reversión a ECP, como en la vieja Concesión, quedando en libertad de vendérselos al mejor postor, que probablemente sea el mismo Estado vía la Agencia Nacional de Energía (ANH) recién creada, precisamente, para que vaya reemplazando en los negocios a Ecopetrol

Bajo esas condiciones contractuales resulta un chiste la exigencia del gobierno para que Ecopetrol les compita "en igualdad de condiciones" a las multinacionales, pues mucho va de una empresa que como la Exxon es el quinto PIB del mundo a una empresas que como ECP escasamente aparece entre las doscientas de América latina, amen de ser desangrada de manera permanente por las necesidades fiscales del Estado. Por eso aunque se afirme que Ecopetrol no está siendo privatizada, si va siendo liquidada dadas las condiciones privatizadoras en el campo de la explotación de crudo, en las que tiene que competir y en las que no tiene nada que hacer. A futuro, y por obvias razones argumentativas, el gobierno justificará su liquidación definitiva con la evidencia realista que la empresa es un esperpento que no vale la pena, ganando más el país si vende los restos que de ella queden, tal como lo hizo con la empresa carbonera Carbocol.

Evidente que solo queda por privatizar las refinerías, en un proceso de privatización por partes que ya se inició y que no queda difícil de culminar, argumentándose igualmente su incapacidad para competir con los precios de los productos refinados importados, aliñada además con el hecho de que su venta no deja de ser atractiva y contando con el apoyo de un gobierno con espíritu Alca, endeudado y obediente a los dictámenes privatizadores del F.M.I.

El asunto de su liquidación, ya no velada sino manifiesta, será entonces una simple cuestión de espera, como muy bien lo saben quienes se encuentran estratégicamente ubicados en el Estado y en la Empresa para tal efecto, como lo son sus Presidentes el Doctor Álvaro Uribe y el doctor Isaac Yanovich, éste representante del sector financiero, y que de suyo saben muy bien para que están, o para que los pusieron allí.

Mayo 15 de 2004