En la actualidad Venezuela vive un proceso refrendatorio. Vocablo cuya explosividad fonética puede causar diferentes reacciones al lector. Pero aún siéndolo así y de la manera más directa implica en su contenido una acción de refrendar, de corroborar algo afirmándolo, ratificándolo, en el sentido de volver a ejecutar o repetir una acción que ya se había hecho.
Se entiende la “refrendación” como la acción y efecto de refrendar y el refrendario a la autoridad pública, puede pensarse como tal a la persona o la institución, por extensión, que refrenda.
No se trata todo esto de un mero juego de palabras sin sentido y o huecas de expresión. Lo que está en juego es la posibilidad de continuar el proceso de transición política en Venezuela. Hemos sostenido que el país vive un período de transición en su régimen político.
La denominada Cuarta República en términos gramscianos no termina de fenecer y la nueva se encuentra en permanente prueba, dura ella, a través de acontecimientos, fechas y acciones que la ponen en tensión.
Debemos repetirlo dada la poca memoria que parecen tener algunos venezolanos cuyas responsabilidades son tan evidentes, públicas y notorias, ante los graves hechos como el golpe de Estado de abril de 2002, el sabotaje petrolero de diciembre de 2002 a principios de 2003, y otras tantas ocurrencias trágicas, por las que ha tenido que vivir este pacífico pueblo venezolano en tan corto período. Eventos ellos que marcan el presente, el futuro de Venezuela y que quedaran grabados en la historia. El pueblo venezolano con sus necesidades a cuestas, sus frustraciones de décadas, continúa batallando a nombre de sus héroes libertarios de ayer.
En ese camino de la dignidad nacional prosigue su lucha al defender los ya inscritos principios de la novísima Constitución Bolivariana, que afirma que la actual República, la llamada Quinta, será irrevocablemente libre e independiente. La transición de un régimen a otro continúa.
El proceso refrendatorio que se materializará el 15 de agosto de 2004 según lo ha fijado el Consejo Supremo Electoral permitirá que la Constitución mantenga su vigencia. No tenemos duda alguna de que ello será así y en la contraposición de los dos planteamientos en lid, triunfará la reafirmación de la gestión que actualmente realiza el Presidente Chávez.
Para ello, el mismo Presidente se ha puesto al frente de una Campaña electoral cuyas directrices estratégicas se encuentran claramente formuladas, así como lo está la organización y la conducción que se ha establecido a través del Comando Maisanta.
Símbolos patrios renovan el espíritu de lucha de los venezolanos, traducidos esta vez a los tiempos actuales, a las nuevas realidades de un mundo transnacionalizado el cual se encuentra imbuido en una crisis de las estructuras que lo rigen en su lógica más íntima.
La guerra que libran los pueblos árabes en defensa de su libertad de acción, de sus costumbres, de su religión, no es más que una muestra de lo que acontece en el mundo.
Los imperios actuales y pasados que en parte viven de la sombra de viejas conquistas y pasados recuerdos, fracasan ante la ocupación sin fundamento ni razón de otros espacios del planeta tierra.
El complejo militar industrial que rige su conducta es condenado por amplias mayorías de los mismos países así llamados desarrollados.
Los ejemplos del pueblo español, y del británico recientemente no hacen sino mostrar el rechazo a la guerra y a los desatinos de gobiernos que apoyaron la invasión a Irak. Aquí parece regir aquel dicho de que cuando veas las barbas de tu vecino arder pon las tuyas en remojo. Sabia recomendación para los gobiernos que apoyaron a ultranza semejante e ilegitima invasión militar.
En Venezuela afortunadamente la sensatez de sus pobladores nos ha permitido continuar la vida en paz, respetando los principios de la Constitución de la nueva República.
Los signos que se perciben dan pié para generar confianza en ese sentido. Y el reciente proceso de recolección de firmas que apenas llegó a un 21% permite predecir que quienes lo propugnan recibirán una nueva derrota, esta vez con características más resaltantes. Pero esta nueva victoria que tendrá el pueblo venezolano el 15 de agosto de 2004 deberá ser lograda a fuerza de nuevos sacrificios, de renovados esfuerzos unitarios para defender sus conquistas. No hay que darle espacio a ningún tipo de triunfalismo.
La batalla se dará sobre todo en la base, con una movilización que, a través de las patrullas, permitirá la búsqueda, materialización y defensa del voto popular.
El no refrendario permitirá continuar la obra de gobierno emprendida, el paso de un régimen político a otro, la creación de las bases para una sociedad de incluidos. No sólo desde el ángulo social sino también desde la vertiente política.
Los millones para no decir millares de personas que han comenzado a despertar en sus conciencias por los derechos adquiridos y por tanto tiempo olvidados, responderán como lo hicieron durante las jornadas de abril de 2002, o durante la defensa del patrimonio petrolero amenazado por el sabotaje. Serán nuevas jornadas ahora inscritas en un escenario de tipo electoral.
Aislar a los sectores golpistas, incorporar a los sectores excluidos, evitar el fraude al que se habituaron durante décadas las organizaciones políticas que dominaron la Cuarta República son otras de las necesarias directrices que permitirán lograr el 15 de agosto venidero un nuevo proceso refrendatorio.
La constancia, claridad y determinación de este pueblo así lo va a determinar, para ello debemos incorporarnos a un proceso que deja atónitos hasta quienes pertenecen a otros sistemas políticos. La voz de Florentino retumba por los espacios y el diablo como que va a seguir pasando trabajo.
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