¿Ratificatorio o revocatorio? El pueblo venezolano sabe que su futuro está en juego en esta votación del domingo porque se trata de algo que va más allá del rechazo o el apoyo a un presidente. La alternativa es entre dos modelos de país, dos modelos de mundo. El voto es para consolidar un proyecto político, económico y social, o para impedirlo. Todas las encuestas dan amplios ganador al mandatario, la concentración de cientos de miles de camisetas rojas, el domingo, las avalan. Pero...
En la consulta, donde unos 14 millones de electores inscritos votarán "sí" o "no" a la pregunta de si quieren sacar del cargo a Chávez, éste sería revocado si los votos en su contra igualan o superan los 3,76 millones que lo eligieron en el 2002 y si son mayores a los votos de quienes lo apoyan.
Muchos "chavistas" destacan el apoyo que Chávez ha dado a los pobres con planes educativos, de salud, de viviendas y de empleo, entre otros, que dicen los han beneficiado y les ha dado por primer vez en sus vidas la oportunidad de prosperar.
Hoy hay dos modelos de país. Uno que busca -con tropiezos, claro- superar la exclusión política, económica y social de las grandes mayorías. Si gana el sí, si se revoca el mandato de Chávez, se habrá dado un gran paso hacia atrás, hacia un modelo de exclusión que fue el que predominó durante las décadas de la democracia declamativa y formal. Por ello no es difícil saber quienes apoyan al Presidente y quienes lo adversan, y entender la polémica y confrontación constante de parte de quienes se niegan a que el modelo “bolivariano” -de cambios estructurales en democracia y paz- fructifique.
Hoy, la política social del gobierno, articulada en torno a las denominadas ’misiones’ ha conseguido mejorar sustancialmente los indicadores de salud y educación del país. Y esto lo reconoce hasta la oposición.
Pero... ¿cuál es el proyecto de país de la oposición? ¿Volver a 1998? Un esbozo a trazos gruesos no termina de convencer. Y, a escasos días del referendo, la pregunta seguía siendo la misma a una oposición descoordinada, incoherente, sin unidad ni liderazgo fuerte. En plena confrontación, permanentemente y con sectores que siguen incitando al magnicidio o a un nuevo golpe.
Su Acuerdo Nacional por la Justicia Social y la Paz Democrática, intenta establecer las bases de un proyecto político, económico y social común a todos los que se sienten antichavistas, que sea liderado por un único candidato a elegir a través de unas elecciones primarias El contenido de este acuerdo y el denominado Plan de Consenso elaborado por la CIPE (Center for International Private Enterprise) de Estados Unidos ha sorprendido a muchos. A otros, ni siquiera.
La Paz Democrática opositora supone la inexistencia del conflicto social, dejando el poder nuevamente en manos de las élites económicas del país, renovando la Constitución. Caminando siempre para atrás. Las escasas propuestas son incoherentes y hasta contradictorias: defensa de una utilización competitiva del tipo de cambio cuando se propone, simultáneamente, no intervenir sobre él. Habla del abaratamiento de los costos sociales de la gestión productiva y de sacar las acciones de Pdvsa a «oferta pública», para privatizarla. Para ello, precisamente, deben reformar la Constitución.
No hay una figura que aglutine a la oposición, para colocarla como alternativa a Chávez, y eso permite que el mandatario ubique la lucha en “Bush o la revolución bolivariana”, como casi 60 años atrás fue “Braden o Perón”.
La carencia de un líder carismático la oposición la suple con el poder económico que infunde respeto y miedo a ciertos sectores con dificultad para desprenderse de la secular obediencia y genuflexión a las jerarquías sociales.
El enemigo principal parece ser Bush y al atención se centra en lo que puedan preparar sus organismos de seguridad para crear un clima de terror, de inestabilidad ligados a la continuidad de Chávez. El Presidente entendió que aquí se juega todo, que hay que
echar toda la carne en el asador, asegurar cada voto sin confiar en las encuestas, porque cuanto mayor sea el número de votos ratificando a Chávez, menor será el margen de maniobra que tendrán Bush y sus repetidores locales. Ganar por paliza, es la consigna.
Las misiones
Millones de venezolanos participan en esas llamadas "misiones," que han estado soportadas por los elevados ingresos extraordinarios petroleros que ha recibido el país gracias a la subida de los precios del crudo y que la oposición dice no tendrán sustento en el futuro porque tienen fines electorales.
Tras una alta conflictividad política en torno al breve derrocamiento de Chávez en abril del 2002 y a fines de ese año e inicios del 2003 por un paro que golpeó la vital industria petrolera, la economía comienza a recuperarse, amenazando con un crecimiento superior al 12% del PIB este año.
"Los venezolanos tendremos la posibilidad cierta de frenar al demonio de la intolerancia, de la división, con sus secuelas de desempleo, inseguridad y hambre y abrir para esta patria que hemos decidido compartir un nuevo camino de estabilidad," dijo el gobernador opositor Enrique Mendoza. El líder de la Coordinadora Democrática reiteró acusaciones de que Chávez busca imponer una dictadura, que es autoritario, y domina todos los poderes públicos imponiendo leyes y que ha arruinado al país al dilapidar los elevados ingresos extraordinarios.
Luis Vicente León, director de Datanálisis, una encuestadora que trabajó para la opositora Coordinadora Democrática, advirtió que las encuestas arrojan una tendencia favorable a la ratificación del mandato de Chávez en el revocatorio del próximo 15 de agosto. "Hay una tendencia clara de crecimiento en la aprobación de gestión, mientras que el rechazo del Presidente cae. Sube la aprobación y cae el rechazo, y eso ha venido ocurriendo durante todo el año", señaló.
Precisó que "esa tendencia parece mantenerse, y es la misma en la disposición de voto en el referendo revocatorio. La tendencia de crecimiento de la disposición del voto por el No es positiva, mientras que en la disposición de voto por el Sí es negativa", apuntó.
Explicó que esta propensión responde a tres razones fundamentales, y subrayó que "la primera tiene que ver con la estrategia de las misiones que fue muy exitosa desde el punto de vista político. Esos programas sociales han sido altamente aprobados por la población incluyendo parte de la oposición", indicó.
"La segunda variable es un escalón más que un cambio sociopolítico entre mayo y julio. Teóricamente, el reparo debía haber incrementado la potencia de la oposición; sin embargo no cobró su triunfo, más bien Chávez celebró el reparo y lo cobró como padre de los referendos. Cuando el presidente Chávez acepta la convocatoria y llama a su gente a votar, un grupo muy importante de la población, que antes se manifestaba indiferente ante el referendo, resulta que realmente era chavista", destacó.
"El tercer elemento es la campaña. Cuando se comparan las dos campañas, se encuentra un desbalance muy importante entre la del Gobierno y la de la oposición. La del Gobierno es una estrategia comunicacional sumamente agresiva, y sobre todo intensa y rica, y con la ventaja de que el mensaje es uno solo, el de la oposición es múltiple y a nivel de mercadeo político siempre es más fácil recordar el mensaje de Chávez que el de la oposición. Chávez tiene una tendencia favorable a él, eso es lo que está ocurriendo, pero la oposición sigue siendo una fuerza automotivada", afirmó.
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