Esta asociación civil tiene un historial tras sí. Su presidenta fue una de las personas que firmaron el acta del golpe de estado del 11 de abril de 2002. Han sido acusados con documentos -y ellos mismos lo han reconocido- de recibir dinero del National Endowment for Democracy (organismo financiado por el Departamento de Estado de los Estados Unidos, para promover grupos políticos acordes con las políticas e intereses de Washington). El propio Consejo Nacional Electoral venezolano (CNE) ha denunciado la intención de esta empresa disfrazada de ONG que ha fungido desde su creación como el órgano “técnico-informático” de la alianza opositora Coordinadora Democrática, de convertirse en un poder electoral paralelo.

Curiosamente, en esta rueda de prensa se presentó como un grupo serio de técnicos y hasta de científicos en la búsqueda de la verdad de lo sucedido el 15 de agosto, pero la forma en que busca esa verdad no parece tener en absoluto el carácter de seriedad y método que pregonan. Súmate se ha cuidado, por ejemplo, de ocultar un informe solicitado por ellos, y realizado por tres especialistas en estadística e informática de Princeton y Johns Hopkins (dos de las más prestigiosas universidades del mundo).

En este informe [1] se le explica a Súmate, que las supuestas irregularidades que están señalando en los resultados del referendo, relativas a la repetición de cantidades de votos en las mismas mesas o en mesas diferentes, no representan patrones indicadores de fraude, sino que están dentro de las probabilidades estadísticas normales. Este fue un estudio realizado en profundidad, por investigadores que nadie puede tachar de parciales o incompetentes, usando un aparato tecnológico de punta.

Como la hipótesis de los patrones de votación entonces no resultó buena, entregan ahora un trabajo realizado por los venezolanos Ricardo Haussman -ministro de Carlos Andrés Pérez- y Roberto Rigobón (si la mano de obra extranjera falla, sólo nos queda acudir a la local) que concluye en “un 91% de probabilidad de fraude”. Varias preguntas habría que hacer sobre este informe, basadas en las declaraciones suministradas por uno de sus autores en la rueda de prensa. “...desarrollamos un test para probar el fraude y dio positivo”

En este test:¿De dónde sale la relación matemática o estadística entre las intenciones de voto y el número de votantes? ¿Es una apreciación previa de los investigadores o está basada en relaciones estadísticas comprobadas y comprobables? Otras preguntas: ¿Por qué se toman dos variables independientes en la intención del voto? ¿Qué razones estadísticas o matemáticas determinan la elección de esas dos variables, o su número? ¿Porqué una de las variables usadas tiene que ver con exit polls y la otra con el número real de firmantes? ¿En que modelo estas dos variables están relacionadas, y cómo lo están? Recordemos que en la década de los 50, cuando la estadística era la vedette, correlacionando arbitrariamente “variables independientes” se llegó a “demostrar” estadísticamente que en los Estados Unidos, las mujeres de senos grandes eran menos inteligentes.

Es bueno anotar además, que los modelos estadísticos (como toda hipótesis científica) sólo adquieren validez cuando han sido constatados repetidamente en la práctica. La propia Teoría de la Relatividad, no comenzó a ser aceptada por la comunidad científica hasta que pudo ser comprobada en los hechos (casi 25 años después de ser publicada) Usar un modelo teórico nuevo en una aplicación única nos hace sospechar de la construcción de ese modelo para “probar” algo ya definido previamente. Constituye lo que en lógica se llama el error de “petición de principio”, establecer postulados en el modelo que confirmen la hipótesis.

La probabilidad de fraude que este informe presenta crea una compleja hipótesis de alteración de resultados de las máquinas. Esta alteración no habría sido hecha en el total de las máquinas, sino en una parte de ellas. Y no todas del mismo centro, sino distintas máquinas en distintos centros. No se hace ninguna referencia a que tipo de esfuerzo informático hubiera permitido realizar esta alteración, ni que tipo de software pudiera haber sido usado para lograr estos resultados. Implicaría además que se realizó un fraude paralelo -de otro tipo por supuesto- en la votación manual de casi dos millones de electores, que arrojó porcentajes de votación muy similares a los contabilizados por las máquinas. Los investigadores -que citan a Karl Popper aplicando una definición general a su caso concreto- parecen haber olvidado el principio de la Navaja de Occam, de que generalmente las hipótesis más simples son las más operativas.

También parecen olvidar que en un universo tan amplio como el considerado -19.600 máquinas para más de siete millones de votantes- aparecen hechos estadísticos que el sentido común puede considerar como notables, pero que no son más que los comportamientos particulares que suceden cuando se trabaja con grandes números (este criterio, que todos los estadísticos conocen está también expuesto en el informe de los investigadores norteamericanos que citamos antes).

Si a eso agregamos que en la misma rueda de prensa Súmate presenta varios hechos aislados, tales como que el CNE no usó el programa de generación de números aleatorios proporcionado por el Centro Carter [2], sino uno propio “y en sus propias computadoras”, o que no se permitió el acceso a la sala de totalización, como parte de su hipótesis, nos aparece la sospecha que todo el trabajo de Súmate está orientado, no en la búsqueda de la verdad, sino en la búsqueda de los elementos que prueben un postulado elegido arbitrariamente (tenemos que demostrar, de cualquier manera, que hubo fraude).

La diferencia entre el mal científico y el buen científico es muy simple. El mal científico establece un modelo o una teoría y busca desesperadamente los hechos que validen esa teoría, ignorando los que la contradicen. El buen científico establece su teoría y busca sistemáticamente los hechos que la falseen y mientras la teoría resista, es una herramienta operativa para ampliar el conocimiento.

Lamentablemente, una vez más, no parece ser esta última la actitud de Súmate. Todo parece indicar que el total de su esfuerzo está en encontrar elementos, sean cuales fueren, que permitan mantener una matriz de opinión entre los electores que votaron por el Sí sobre un fraude que fue definido previamente (sobre todo por la dirigencia política de oposición) a cualquier investigación.

¿Cuál es entonces la verdadera intención detrás de todos los esfuerzos de Súmate?

[1Ver portal www.alia2.net, español, sección política

[2Esta afirmación ha sido convertida rápidamente por varios medios de comunicación venezolanos en que la selección de la muestra fue realizada “a dedo” por uno de los rectores del CNE