21 movilizaciones nacionales de confrontación a la política gubernamental, seis mil quinientos seminarios realizados, 700 programas de televisión, 1.600 programas de radio y 24 millones de volantes distribuidos muestran de manera incuestionable un alto grado de autoridad en la lucha.

Este año, sin contar las protestas que acompañamos en los sindicatos, hemos orientado y realizado nueve extraordinarias movilizaciones que dan cuenta de la consecuencia político sindical y capacidad de lucha de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), de la credibilidad en su dirección sindical y la indiscutible iniciativa política, que trasciende lo nacional y ejemplariza en América Latina.

Es preciso reconocer que el ascenso en la lucha de masas obedece en primera instancia, a la coherencia política que ha tenido la actual dirección de la CUT. En segundo lugar, al real compromiso asumido, con las orientaciones impartidas por la Central, por sus organizaciones sindicales.

También, la política asocial que ha implementado el gobierno y que apunta a golpear los sectores más vulnerables de la sociedad ha hecho que el sindicalismo y los sectores sociales entiendan, que la hora presente, exige concitar opiniones para confrontar la política neoliberal, que cada día empobrece más a los colombianos.

De otra parte, la agresión del gobierno y los empresarios contra el sindicalismo, constatada en la liquidación de la contratación colectiva y en la inmolación de 15 dirigentes sindicales, dos asesores y 30 afiliados hizo que el sindicalismo mundial expresara su solidaridad asistiendo al «S.O.S» del sindicalismo mundial frente al aniquilamiento del sindicalismo colombiano.

44 dirigentes de la CIOSL/ORIT, dos de la CMT/CLAT y uno de la CGT francesa, no confederada, evidencian por sí solos la destacada presencia internacional, el compromiso real con el sindicalismo colombiano y la disposición de continuar con el apoyo.

Los 60 testimonios presentados en la Audiencia Pública, por voceros de 60 sindicatos, permitieron mostrar una radiografía real tanto de la violación a la contratación colectiva como de las múltiples y constantes violaciones a los derechos humanos.

La presencia internacional también la resaltamos como parte del ascenso en la lucha de masas, porque su solidaridad estimula la lucha.

Aquí es preciso valorar, en su justa dimensión, que la instancia que logró nuclear las más amplias y diversas opiniones políticas y sociales fue la Gran Coalición Democrática, escenario ejemplarizante que se ha convertido en el faro de la lucha social.

Quienes integramos la Gran Coalición Democrática hemos entendido que la hora presente nos llama a unirnos en un haz de voluntades, deponiendo divergencias, porque el espíritu sectario es una expresión particular de una ideología uniformadora y hegemonista, profundamente alérgica a la diversidad y por consiguiente al compartir.

Recordemos que el sectarismo ve al otro como un rival, o como “algo” que puede ser utilizado para sus propios fines; el sectarismo quiere conquistar todo el poder para él, porque considera que sólo él tiene la verdad; por principio, los otros son, en el mejor de los casos, quienes se hallan «manipulados por el enemigo». El espíritu sectario es expresión de muerte en el ámbito de la vida.

Por ello, la perspectiva de unificación de las fuerzas democráticas no puede ser considerada como una cuestión de “táctica”. Los frentes políticos que se constituyen sobre la base del apetito hegemonista de cada partido están condenados de antemano al desmoronamiento, a luchas intestinas implacables y, en últimas, a la esterilidad.

La construcción de una coalición capaz de acoger a todos los demócratas, vengan de donde vinieren, es ante todo el bosquejo histórico de un nuevo espíritu unitario, basado en el reconocimiento del otro, la solidaridad y la común responsabilidad. Es ejercicio de un pluralismo de nuevo tipo, fundado en un proyecto de justicia social y libertad, en donde los más pequeños tienen la posibilidad de existir, de expresarse y de participar en la toma de decisiones políticas; es por consiguiente, la prefiguración de una institucionalidad alternativa.

Otro elemento a considerar es la importancia que tiene el Comando Nacional Unitario, como potenciador de la acción sindical en la perspectiva de articularse con la lucha social. El Comando Nacional Unitario tiene una historia irrebatible de lucha y esa valiosa experiencia la debemos aprovechar para contribuir al plan de acción de la CUT en el marco del Plan Estratégico y en desarrollo de los cinco ejes de la Gran Coalición Democrática.

El entusiasmo que hoy se evidencia en el movimiento sindical y en las más diversas organizaciones sociales y políticas, producto del camino de lucha transitado en el 2003 y fortalecido en el 2004, hacen que reafirmemos los cinco ejes programáticos, como nuestra línea de acción, para que el 2005 sea un año en el que la movilización se coloque de nuevo al centro de nuestro que hacer.

Así como registramos, de manera cuantitativa, las movilizaciones sin precedentes, hoy, cualitativamente debemos valorar que nunca en la historia del movimiento sindical colombiano habíamos tenido una presencia tan masiva y tan diversa como la alcanzada en las últimas dos movilizaciones del 16 de septiembre y del 12 de octubre.

Estas anotaciones apuntan a reconocer que todas las opiniones sindicales y políticas han colocado su aporte invaluable, encaminado a frenar la brutal embestida que soporta hoy el movimiento sindical y la oposición al gobierno. El trabajo mancomunado ha permitido victorias tangibles, frenar políticas regresivas y preparación de nuevas contiendas.

Para tal propósito, desarrollaremos como ejes programáticos la lucha contra la reelección, el TLC, la Agenda Legislativa y por las libertades ciudadanas, los acuerdos humanitarios y la solución política negociada al conflicto armado.

Nos aprestamos a realizar 20 cumbres políticas y sociales en algunas de las capitales de departamento, entre el 24 y el 30 de enero y una cumbre nacional en Bogotá, el 10 de febrero de 2005, en el Coliseo El Campín.

El carácter de estas cumbres será incluyente y representativa que reflejen una importante presencia, para que se conviertan en hechos políticos que motiven el trabajo.

Trabajaremos el tema electoral como un propósito de unidad y nunca como un factor de división, aspecto que exige la mayor tranquilidad y ponderación, para que la comisión definida para abordarlo logre encontrar el punto coincidente que exige el momento de hoy.

El balance positivo que hoy presentamos corresponde cabalmente a lo acontecido en los dos últimos años y debe servirnos para estimular el trabajo, cohesionar la labor unitaria, fortalecer la CUT y hacer tanto del Comando Nacional Unitario, como de la Gran Coalición Democrática espacios de alternativas y esperanzas.

Bogotá, D.C., 27 de octubre de 2004.