El abrupto despido del afamado periodista argentino Jorge Lanata de la principal emisora televisiva uruguaya, dejó en evidencia los estrechos lazos de los medios de comunicación de masas uruguayos con los políticos corruptos y los empresarios mafiosos.

Cuando hacia mediados del mes de marzo, Canal 12 de Montevideo anunció que pondría en pantallas un programa dirigido por el incorruptible periodista argentino Jorge Lanata, muchos comenzaron a hacer apuestas sobre cuanto tiempo duraría en el aire. Unos pocos pensaron que (¡al fin!) Lanata se había “domesticado” y estaba dispuesto a seguir las hipócritas reglas del juego de la televisión uruguaya. Otros pocos pensaron que (también ¡al fin!) la televisión privada uruguaya había dejado de lado sus lazos con el poder económico y político en aras de la verdad descarnada, o por lo menos en aras del “raiting” (el de Lanata era el segundo programa en audiencia de Canal 12, luego del informativo central).

Unos y otros se equivocaron, “Lanata.uy” (que así se llamaba el programa) duró solamente nueve semanas: anoche fue abruptamente eliminado. Según las autoridades de Canal 12, el principal factor para tomar esa medida fue que la productora argentina encargada del programa no logró la venta de la cantidad de publicidad que preveía. El comunicado de la televisora dice textualmente que “Al día de la fecha la productora no ha logrado obtener auspiciante alguno”, por lo que “han surgido entre las partes del contrato ciertas diferencias económicas que imposibilitan su continuación”. Canal 12 también reiteró "su más firme compromiso con la libertad de prensa, y el total respeto a la independencia de los periodistas”, pero nadie le creyó.

En la conferencia de prensa que brindó el pasado viernes en la Asociación de la Prensa del Uruguay, Jorge Lanata afirmó que su programa contaba con 25 minutos de tandas comerciales propias, lo que le estaba reportando a Canal 12 unos 50 mil dólares por emisión. Explicó que cuando el canal lo llamó para hacer el programa, se le garantizó “total libertad”, y que hasta hace un mes, el acuerdo se había cumplido. ¿Y qué pasó “hace un mes”? Hace un mes Jorge Lanata puso al aire un segmento llamado “Los Intocables”, en el que se proponía investigar a los políticos y empresarios uruguayos así denominados debido al silencio televiso que los rodea. “Veremos si en este país se puede hacer periodismo en serio”, dijo entonces.

Los problemas de Lanata comenzaron precisamente con la emisión de la primera investigación de la serie, que tuvo como protagonista al empresario deportivo y televisivo Francisco “Paco” Casal, acusado de millonarias evasiones a la Dirección General Impositiva por concepto de las transferencias al exterior de la mayoría de los jugadores de fútbol uruguayos. Según explicó el periodista, las presiones comenzaron apenas inició la investigación, cuando el ex futbolista y socio de Casal, Enzo Francescoli, intentó convencerlo de que desistiera de ella y le invitó a tener una conversación privada con el empresario. Lanata respondió invitando a Casal a que concurriera a su programa para decir todo lo que tuviera que decir, ofrecimiento que el empresario declinó.

Pero además, fue entonces que Lanata se enteró que uno de los dueños de Canal 12 era también socio de Casal en uno de sus emprendimientos, y desde la televisora también se intentó convencerlo de que no sacara al aire la investigación. Lanata no dio marcha atrás, y -con la presencia de ese socio de Casal en la tribuna de su programa- logró explicar a los televidentes cómo evadía impuestos el empresario deportivo (dueño además de los derechos televisivos del fútbol, el básquetbol y el carnaval uruguayos). En estos momentos, hay una investigación judicial sobre ese asunto.

El segundo “intocable” investigado por Lanata, fue la ex directora del Banco República y de la Corporación Nacional para el Desarrollo, Milka Barbato. Figura importante del Foro Batllista del ex presidente Julio Sanguinetti (Partido Colorado), Barbato se enriqueció en forma por demás llamativa durante los años en los que desempeñó dichos altos cargos. Pasó de ser dueña de un modesto vehículo utilitario de 600 cc, a poseer dos lujosos automóviles de alto costo; de vivir en un humilde apartamento en el barrio de La Blanqueada a habitar una mansión en Carrasco (la zona donde vive la clase alta montevideana); de vivir de su sueldo a poseer variados emprendimientos comerciales y llevar un ritmo de vida que incluye veraneos en el exclusivo balneario de Punta del Este y paseos en yate.

A pesar de que -al igual que Casal- Barbato fue invitada a decir su verdad en el programa, la política colorada declinó el ofrecimiento aduciendo que se sentía ofendida por haber sido convocada sólo 24 horas antes de la salida al aire. En esa oportunidad, las autoridades de Canal 12 volvieron a intentar convencer a Lanata de que no emitiera el informe. Al no lograrlo, optaron por no emitir los habituales avances publicitarios en los que se anunciaban los contenidos del programa.

Tras arduas negociaciones, el programa salió al aire, pero posterioremente -como contó Lanata en la conferencia de prensa- Barbato “quiso ejercer el derecho a réplica, no habló conmigo, lo hizo con el canal. Después me llamaron para informarme que mandaron una cámara del propio canal para que hiciera un tape de descargo. No tengo ningún problema en que nadie ejerza derecho de réplica en un tape, pero si querés realmente el derecho de réplica vení en vivo y yo te pregunto. Si no, hacéme un juicio, ganámelo, y yo voy a pasar tu tape. Pero porque sí, no voy a pasar veinte minutos de una tipa que me insulta, sólo porque a ella se le ocurre, me parece injusto”.

Lanata agregó que si todo lo que se dice en el informe que emitió es verdad (y él está convencido de que lo es), Barbato debería estar presa y no grabando videos. También reveló que luego, “El canal propuso poner un productor propio, lo que no aceptamos. Era intromisorio en el equipo, íbamos a tener a alguien que le contara al canal en lo que estábamos trabajando”. Para la noche del viernes 13 de mayo, el “intocable” investigado por Lanata iba a ser Juan Raúl Ferreira, ex embajador en Buenos Aires durante el gobierno de Luis Lacalle y ex director del Banco de Seguros del Estado durante la presidencia de Jorge Batlle. Fue la gota que derramó el vaso: Ferreira pertence al Partido Nacional, la misma agrupación política a la que responde Canal 12.

Pero además, entre los “Intocables” que Lanata tenía en agenda, estaba el hijo del ex presidente Juan María Sanguinetti, el ex diputado Julio Luis Sanguinetti, implicado en una maniobra de la mafia pesquera conocida como “El caso del Cangrejo Rojo”. Para el próximo 20 de mayo, al cumplirse un nuevo aniversario del crimen, Lanata tenía previsto un detallado informe sobre los asesinatos de los parlamentarios Zelmar Michelini y Héctor Gutiérrez Ruiz, ocurridos en 1976 en Buenos Aires, a manos de efectivos del Plan Cóndor. El periodista iba a explicar las implicancias del ex dictador Juan María Bordaberry y su canciller Juan Carlos Blanco en ese crimen.

Hace dos meses Lanata se preguntaba si en la televisión privada uruguaya se podía “hacer periodismo en serio”. Cualquiera le hubiera dicho que la respuesta era no. De todas maneras lo intentó, y a pesar de que fracasó, su fracaso sirvió para dejar en evidencia que este es un país muy chico con una mafia muy grande, que respeta la ley de la “omertá” aunque pierda dinero y raiting.

Es de destacar que ninguna de las investigaciones realizadas por Jorge Lanata (y esto no va en su desmedro) eran cosa nueva. Por el contrario, los procederes delictuosos de Francisco Casal, Milka Barbato, Juan Raúl Ferreira, y otros protagonistas de las investigaciones de Lanata.Uy, han venido siendo denunciados ampliamente por varios medios de comunicación independientes, radiales, impresos y electronícos (entre ellos, éste). Lo que sucede es que en Uruguay, el poder utiliza la política del “ninguneo” y “lo que no pasa por la televisión no existe.” Para que las cosas tomen estado público, tienen indefectiblemente que “salir en televisión”. Lanata lo intentó, luchó valientemente por abrir la pantalla uruguaya a la verdad, pero finalmente fue linchado por los “intocables”. Él pudo darse el “lujo” de decir verdades durante dos meses, sus demás colegas ni siquiera tienen esa posibilidad: o dicen lo que les mandan o se quedan sin trabajo.

Juan Raúl Ferreira: El último "intocable"

Cuando Juan Raúl Ferreira abandonó la embajada uruguaya en Buenos Aires, entre otras irregularidades se constató la ausencia de varias obras de arte que posteriormente fueron encontradas en lugares en los que no debían estar. Ferreira también está siendo investigado por la justicia por un presunto pedido de coima en una megalicitación que hizo el Banco de Seguros del Estado, y por favorecer a su asesor personal y amigo de todas las horas, Bernardo Berro.

La de Ferreira y Berro es una amistad estable y de larga data. El abogado era ya su suplente cuando Ferreira era diputado (1985-1989), y se lo llevó con él cuando fue designado director del Banco de Seguros del Estado. Según explicaba en junio de 2003 el dirigente bancario Hugo Pío a RADIO CENTENARIO, Berro era el único de los 15 abogados del Banco que estaba autorizado por el directorio para atender casos en el interior de la República y hacer juicios en nombre de la Institución.

Pío develaba entonces que en setiembre de 2003, “el Dr. Berro por sus honorarios cobró $ 174.510 (a la cotización actual, un dólar estadounidense equivale a 25 pesos uruguayos), cuando cualquier otro abogado cobra alrededor de $ 15.000 mensuales”. El dirigente agregaba que “en marzo cobró 101.603, en abril 152.360, en mayo 180.252, en junio 140.040, en julio 13.081 porque hay feria judicial, en agosto 103.319 por honorarios y 37.028 por viáticos haciendo un total de 140.347”. El dirigente explicaba que “en el caso de los viáticos se le paga más de $ 800 pesos por día, además de $ 3,40 por kilómetro recorrido”.

Para números más claros -agregaba Pío- solo el Dr. Berro cobra el 20 % del total que cobran todos los abogados super numerarios que son 143 en todo el país y que promedialmente en forma mensual cobran un millón de pesos entre todos. Solo el 15% de eso lo cobra el Dr. Berro, pero hay más, por una rendición de cuentas que hubo, la última, dice que los directores pueden contratar asesores y el Sr. Juan Raúl Ferreira ha designado asesor a su amigo, por lo que en el mes de junio -por ejemplo- Berro cobró $ 47.500, además de las cifras anteriormente mencionadas.

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