Pronto comenzará el juicio contra el asesino de Theo van Gogh. Yo le había pedido a Theo que aceptara protección oficial, pero me dijo que no quería a la policía holandesa en su casa. En el film Submission, en el cual yo participé, su intención era la de provocar. Subestimó el radicalismo de sus adversarios. Yo tuve guardaespaldas durante mucho tiempo, pero él siguió viviendo normalmente. Su asesino dejó una carta amenazándome, y como mi vida se trastornó por completo, la policía me brinda protección durante las 24 horas del día. He comprendido que esta fatwa va dirigida contra mí, así como contra Holanda y contra todo el mundo occidental. A los ojos de un musulmán radical, todo país donde se pueda criticar abiertamente a los musulmanes es un enemigo del Islam. Si yo hubiese sabido que alguien iba a morir, probablemente no hubiese escrito ese guión. Después, como sitios donde refugiarme, pensé en dos países que conocen bien la amenaza islamista: Israel y los Estados Unidos. Escogí los Estados Unidos. Más tarde me reuní con Salman Rushdie y éste me explicó cómo seguir viviendo sometido a una fatwa. Después de dos meses en California fui parcialmente exonerado y decidí regresar a La Haya para el inicio del período de sesiones del Parlamento.
Es grotesco luchar por la liberación de la mujer musulmana y andar con dos guardaespaldas como chador. El Islam radical es demasiado peligroso para nuestra sociedad, quizás hasta para el mundo entero. Tenemos que combatir esa amenaza y algunos morirán por ello. Si guardamos silencio, morirán más de una o dos personas. El ambiente islámico es muy agresivo, hay riqueza, hay padrinos y hay gente desesperada que escoge el camino de la violencia. Tenemos que luchar para conservar nuestros valores occidentales; el precio que tenemos que pagar es el de sufrir amenazas. Si yo sigo diciendo en mi libro que el Islam es retrógrado, si exhorto a tomar medidas que obliguen a la asimilación de los inmigrantes, si preparo una continuación del film Submission, eso significa que ya fui condenado a la pena máxima, en lo adelante ya puedo actuar libremente. Si algunas personas de mi partido, el VVD (derecha), se han sentido molestas por mis trabajos, es porque se trata de un partido liberal que se interesa ante todo por el mercado libre. En mi criterio, los laboristas y los Verdes abogan por una línea política muy correcta, creen en una sociedad multicultural. Debido a mis críticas del Islam, yo hubiese podido provocar escisiones en esos partidos en los que hay muchos electores musulmanes. Los servicios holandeses sólo se pusieron en estado de alerta después que ocurrió el asesinato. Después del 11 de septiembre, reunieron a los líderes musulmanes, les dieron dinero y les pidieron que mantuviesen fieles a sus jóvenes, fue algo risible. Después trataron de unificar a los diferentes grupos, lo cual formó el campo de los musulmanes liberales y el campo de los musulmanes ortodoxos. Los jóvenes radicales califican de «prostituidos voluntarios» a los «líderes» que quieren negociar con el gobierno, los consideran colaboradores, traidores, idiotas.
Debemos penetrar su mundo. Durante una investigación realizada en el barrio marroquí de Amsterdam, la periodista Magalith Kleijwegt (autora del libro Invisibles parents) descubrió que los padres no tienen condiciones para dar a sus hijos la educación necesaria para vivir en una sociedad occidental moderna. No hablan el idioma holandés, no saben leer ni escribir, miran la televisión árabe y se les llena la cabeza de teorías conspiracionistas con respecto a Occidente. No sabemos lo que ocurre en esos mundos paralelos. Debemos adoptar una política de integración forzada. Tenemos que prohibir las escuelas basadas únicamente en la fe y debemos considerar a esos niños como nuestros, no dejar su educación en manos de los defensores de un dogma foráneo que les inculca la doctrina del antiliberalismo. Respetar ciegamente su cultura no es un enfoque correcto. En lugar de estudiar a los filósofos europeos, muchos estudian los textos del siglo XI de Ibn Abu Taymiya, que proclaman la guerra santa como modo de vida. La realidad es grotesca, tenemos todo tipo de ONG que envían personas hasta África para convencer a la gente que utilice preservativos, pero en nuestro país los problemas siguen sin resolverse. La democracia también incluye la intolerancia legítima. Lo intolerable no puede ser tolerado. Debemos declararle la guerra a la propaganda islamista. ¿Por qué tendríamos que pasar por alto que hay mujeres marginadas, maltratadas, reducidas a la esclavitud? ¿Por qué tendríamos que pasar por alto que hay gente que predica el odio y planea destruirnos?

Fuente
Der Spiegel (Alemania)
Tirada: 1 100 000 ejemplares. Una gran revista de investigación aparecida en 1947, fuente de múltiples escándalos políticos. Conocida por haber desarrollado su propia jerga periodística, también publica cuatro suplementos especiales al año. El sitio del Spiegel es la revista en línea de mayor éxito en Alemania.>

«We Must Declare War on Islamist Propaganda», por Ayaan Hirsi Alí, Der Spiegel, 14 de mayo de 2005. Este texto ha sido adaptado a partir de una entrevista.