A punto ya de comenzar el décimo Congreso del Partido Baas sirio, hay poco consenso sobre lo que irá a ocurrir o sobre cuál será el posterior status de Siria. Cuando Bachar El Assad llegó al poder en 2000, era obvio que seguiría la política de su padre, modernizándola. En nuestros días la situación es más incierta.
Siria no mantiene relaciones diplomáticas con los Estados Unidos desde la retirada del embajador norteamericano. El futuro de las relaciones con Europa es impreciso e incluso Jacques Chirac no parece tener prisa en restablecerlas. Siria tuvo que retirarse del Líbano incluso cuando los Estados árabes hablan de normalizar sus relaciones con Israel.
Hay tres escenarios posibles durante el Congreso:
 Un «golpe de Estado blanco»: Bachar El Assad sustituirá a los responsables políticos y económicos del país, y lanzará una gran campaña contra la corrupción para afianzar su poder.
 Una apertura económica y política acompañada de una transformación estructural del Partido Baas.
 Cambios puramente superficiales, cosméticos.
La oposición considera que la tercera perspectiva es la más probable, pero en realidad la segunda es la más verosímil. De hecho, la apertura no afecta la primacía del Partido Baas garantizada por el Artículo 8 de la Constitución. Criticado por la oposición, muchos piensan que ese artículo tiene la ventaja de estabilizar el país al permitir una apertura gradual del sistema político. Los partidos de la oposición no podrán presentarse utilizando programas raciales, religiosos o étnicos.
Este congreso deberá marcar el inicio de la separación entre el Partido y el Estado.

Fuente
Daily Star (Líbano)

«Expect very leisurely change from the Baath congress», por Ziad Haidar, Daily Star, 6 de junio de 2005.