En La Habana está siendo juzgado por contumacia Luis Posada Carriles, ciudadano venezolano nacido en Cuba que ha pasado la mayor parte de su vida al servicio de Washington. Al mismo tiempo, en El Paso, Texas, el propio Posada Carriles hace todo lo posible por impedir una extradición exigida por Venezuela debido a su participación en un atentado contra un avión de la línea aérea cubana que causó 73 muertos en 1976. Ese atentado fue preparado en Venezuela y provocó la muerte de ciudadanos de ese país, razón por la cual este caso compete a la justicia de Caracas.
Posada Carriles llegó ilegalmente a los Estados Unidos procedente de México, donde residió. Su arresto llevó al gobierno venezolano a presentar una solicitud oficial de extradición. Cuando Posada maniobraba en Venezuela, el país era una dictadura militar cliente de Washington. En la actualidad, la situación en el país no podría ser más distinta, ya que en Caracas existe un régimen errático pero progresista cuya caída representa el tercero de los sueños de la administración Bush, precedido por la captura de Bin Laden y la caída de Castro. Infelizmente para Washington, ya no es tan fácil derrocar regímenes que cuentan con el apoyo de sus pueblos, tal como ocurría en los años 70. Además, es riesgoso desestabilizar a un país exportador de petróleo. Ese importante detalle podría pesar en el caso de Posada Carriles.
Mientras tanto, Cuba y Venezuela continúan acercándose. No obstante, si Posada Carriles no es extraditado, para muchos países la guerra contra el terrorismo aparecerá todavía más como una farsa.

Fuente
The Guardian (Reino Unido)

«The world is watching», por Brian Wilson, The Guardian, 14 de junio de 2005.