Justo después de que George W. Bush recibiera la presidencia de Estados Unidos de manos de la Corte Suprema, el Primer Ministro me invitó al 10 de Downing Street. Me impresionó la preocupación de Tony Blair, quien temía que los conservadores británicos esgrimieran el argumento de que sólo un conservador podía trabajar con un republicano para desestabilizarlo. Por consiguiente, quería acercarse mucho más a la Casa Blanca de lo que lo había hecho durante la presidencia de Bill Clinton. Esta estrategia ha ido tan lejos que hoy hasta los conservadores pueden emplear contra los laboristas el argumento de la gran fidelidad de Blair hacia Bush.
El Primer Ministro no puede ni siquiera jactarse de trabajar con un presidente que goza de popularidad en Estados Unidos. Bush descubrió que, según una de las leyes de la ocupación, las posibilidades de perder la guerra son mayores en su propio territorio que en el territorio ocupado. Ante esta situación, el presidente estadounidense decidió expresar sus opiniones con relación a Irak ante un auditorio de militares que hubieran podido ser enviados a la corte marcial si hubieran dicho que desaprobaban las palabras de su comandante en jefe. No obstante, a Bush se le puede conceder el mérito de haber expresado su punto de vista a la población. Blair no lo ha hecho. Se limitó a conceder una entrevista a Associated Press a una hora que le permitió a la prensa estadounidense citarlo en sus ediciones mientras que la prensa británica sólo podía hacerlo al día siguiente. En dicha entrevista sólo se refiere al debate en Estados Unidos.
En Gran Bretaña no existe debate a pesar de las mentiras del gobierno y de la evolución de Irak. Ese país se está convirtiendo en aquello que Blair pretendía evitar. Las fuerzas de la Coalición se equivocan cuando afirman que sólo la opción militar da resultados ante la insurrección y al negar que su presencia constituye el problema y no la solución.

Fuente
The Guardian (Reino Unido)

«They have no idea how to win their war», por Robin Cook, The Guardian, 1ro de julio de 2005.