En la última conferencia de embajadores, Jacques Chirac expresó que la situación creada por Irán con la reanudación de su programa de enriquecimiento nuclear amenazaba con no dejar otra alternativa que recurrir al Consejo de Seguridad de la ONU. Ello no es más que la reiteración de la posición francesa.
Los meses que acaban de transcurrir permitieron reflexionar sobre cuestiones importantes. En primer lugar, ¿cuál es la índole de las relaciones irano-paquistaníes? De hecho, si el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) ha decidido emitir su informe sobre las instalaciones nucleares iraníes el 3 de septiembre en lugar del 9 de agosto, es para tener tiempo de interrogar a los expertos paquistaníes. Para tener más elementos sobre el asunto, hay que dar respuesta a tres preguntas:
 ¿En qué consistía el ofrecimiento hecho por Islamabad a Teherán en 1987? El contenido de esos documentos considerados perdidos debe poderse encontrar en Irán o Pakistán, o en el contenido de los interrogatorios del Dr. Khan, creador de la bomba paquistaní y acusado de haber contribuido al programa norcoreano y libio. Según el Wall Street Journal, los servicios occidentales tendrían informaciones sobre los adelantos de Irán en materia de vectorización del arma.
 ¿Entregó la red de Abdul Kader Khan uranio enriquecido a Irán en 2001? Eso fue lo que afirmaron en 2004 los Mudjahidines del pueblo, organización por lo general muy bien informada.
 En Irán se encontraron residuos de uranio altamente enriquecido. ¿Proviene del propio Irán o de Pakistán?
Infelizmente, es difícil que Pakistán responda con sinceridad a estas preguntas. No está interesado en que su imagen de «difusor» se desarrolle más aún y como no autoriza a los inspectores del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) a visitar su país, todo lo que declare no podrá comprobarse. En ese caso, no era importante demorar las conclusiones del informe para organizar esa reunión.
Segunda cuestión fundamental: ¿ha habido en Irán producción clandestina de material nuclear? La existencia de un posible sitio clandestino es tema de inmensa preocupación. El Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) siempre ha evitado prudentemente mostrarse categórico sobre este asunto. Por el momento la información abierta ha proporcionado datos valiosos sobre la eventual existencia de un sitio clandestino donde habría habido sustancias nucleares: la destrucción en marzo de 2004 de seis edificios en Lavizan-Shian en Teherán y la extraña excavación del suelo con varios metros de profundidad en algunos sitios, con la intención de impedir la toma de muestras. Tal destrucción ocurrió antes de una visita de inspectores internacionales, so pretexto de crear allí un área verde. Pero la creación de esa área verde fue enérgicamente ordenada por la municipalidad de Teherán, dirigida entonces por el actual presidente iraní.

Fuente
Le Monde (Francia)

«Derrière Téhéran, Islamabad?», por Thérèse Delpech, Le Monde, 2 de septiembre de 2005.