En la última reunión de Cartagena se dieron avances en algunas mesas de negociación, pero se produjo un retroceso en temas tan importantes como propiedad intelectual. También, se pudo apreciar el endurecimiento de posiciones de EEUU y de Ecuador, y el ímpetu de cerrar las negociaciones liderado por Perú.

Avances y retrocesos

En acceso a mercados, Colombia y Perú han hecho concesiones que llegan al 84 y 76% de su mercado, mientras Ecuador mantiene el 60% que planteó en la ronda anterior. EEUU ha concedido virtualmente acceso pleno en bienes industriales, pero exige una mayor apertura por parte de los andinos.

En lo que respecta a normas de origen, EEUU ha planteado normas más estrictas que las contempladas para los países andinos en la ley de preferencias arancelarias ATPDEA. Para algunos sectores el nivel es sumamente alto, mayor al que ha firmado EEUU con otros países.

En servicios, se discutió sobre la creación de un grupo de trabajo para el reconocimiento de títulos profesionales, y permitir que EEUU establezca una norma estatal que reconozca a los profesionales andinos ya que las leyes existentes al respecto son de carácter federal y contradicen las normas del Gobierno Central.

En bienes usados, Colombia defiende la inclusión de un mecanismo de control como la licencia previa, con exclusión plena de los productos más sensibles, como autos, repuestos y ropa. Perú recordó que tiene una legislación interna que prohíbe la importación de bienes usados como llantas, calzado, partes y automotores. EEUU aún no acepta estas propuestas.

En productos re-manufacturados (bienes usados con garantía de fábrica), EEUU planteó que era absolutamente insuficiente la oferta de 292 partidas arancelarias que habían hecho los andinos en lista única. Esto contrasta con las 1400 que son de interés estadounidense, que incluye productos como: maquinaria, equipos, lavadoras, neveras, congeladores y otros electrodomésticos y hasta partes para vehículos. Los andinos han cedido y han ampliado su oferta a un nivel que no ha sido precisado públicamente por los negociadores.

En la mesa de medidas Sanitarias y Fitosanitarias, se buscó definir los mecanismos para implementar un grupo o comité técnico que se encargue de resolver los problemas comerciales suscitados con la aplicación del capítulo. EEUU no aceptó la fórmula andina que pedía que las observancias sean tratadas dentro del TLC, insistió en que esos conflictos deben trasladarse al marco de la OMC. Sin embargo, se logró el reconocimiento para el Grupo Técnico de Trabajo Permanente, que únicamente había conseguido Australia.

Otro aspecto positivo fue la búsqueda de conciliar los textos de la negociación del TLC, con la Normativa Comunitaria Andina. Se buscó superar lo que ocurrió en CAFTA, donde prevalece lo que se acuerde en el TLC. Aunque, se habla de una coexistencia con la Normativa Andina, lo cual habría que ver si respeta estrictamente lo acordado en la Decisión 598 al respecto.

El retroceso se produjo en la importantísima mesa de propiedad intelectual. La presencia del nuevo negociador estadounidense Daniel Mullister, implicó que se retomen varios de los temas que se suponían superados con su antecesor (como es el caso de las patentes de segundos usos y para procedimientos terapéuticos y quirúrgicos).

No hubo avances en las áreas polémicas de la negociación: patentes, datos de prueba y biodiversidad. Ecuador no asumió compromisos sobre estos asuntos y Colombia sufrió deserciones en su equipo técnico.

Los negociadores estadounidenses plantearon la necesidad de introducir restricciones en básicamente tres aspectos: farmacéuticos, exportaciones y la introducción de una decisión de la OMC para evitar que se exporten productos que han sido objeto de licencia obligatoria. También respecto a la denominada "Excepción Bollard", que permite a productores de medicamentos tramitar registros cuyas patentes están a punto de vencerse. La propuesta de EEUU es que la solicitud que se hace antes del vencimiento no pueda basarse en materias primas o principios activos importados (esto lo pidieron en la mesa de origen).

Las posiciones negociadoras

EEUU continuó con su presión recurrente sobre el tema laboral a Ecuador y los contenciosos remanentes con el Perú. Pero, añadió una posición durísima en propiedad intelectual, utilizando la maniobra de cambiar al negociador.

Ecuador, también se desmarcó de los otros andinos. Anunció desde el comienzo que no aceptaría compromisos en el tema de propiedad intelectual, y que necesitaba por lo menos 60 días hasta tener resultados de estudios encargados, con lo cual se descartaba cualquier firma para octubre que habían planteado Colombia y Perú. Justamente, fue una respuesta ecuatoriana a la coordinación previa sobre el TLC que habían tenido estos dos países excluyéndolo.

Estas dos posiciones negociadoras, contrastan con las de Colombia y Perú, que están buscando acelerar los plazos a pesar de las crecientes protestas internas. Y, se ha traducido el “sí o sí” peruano, a que se firmará “así caigan rayos y centellas”, colombiano.

Plazos y escenarios

El plazo fijado por EEUU es el 24 de noviembre, o se retomarían negociaciones el segundo semestre del próximo año. Se ha producido un diálogo a solicitud de Ecuador con sus socios andinos en el contexto de la Cumbre de Brasil para definir posiciones. El 29 y 30 se han reunido en Guayaquil los negociadores de agricultura para definir temas de productos sensibles y compensaciones así como la salvaguardia especial agrícola. Entre el 21 y 23 de octubre se reunirán los Jefes Negociadores en Washington. Se está trabajando para terminar en el plazo planteado por EEUU.

Sin embargo, retomar negociaciones el segundo semestre del 2006 no es necesariamente un mal escenario. Ya se habría definido la reelección del presidente Uribe, tendríamos en el Perú un nuevo gobierno y Parlamento con la legitimidad del mandato popular. Asimismo, se tendrán situaciones definidas en Bolivia y Ecuador. Ya se habría aclarado si hay avances o no en las negociaciones multilaterales de la OMC, lo que eventualmente podría reducir presiones y obtener mayores concesiones de EEUU, si la ronda es moderadamente exitosa (deberíamos solicitar nuestro reingreso inmediato al G-21 para negociar desde ese estratégico grupo en la OMC). Ya habría culminado la Cumbre Europea-Andina en Viena en mayo 2006, donde se debe lanzar oficialmente las negociaciones de un Acuerdo de Asociación entre las dos regiones, que incluyen aspectos de cooperación y fortalecimiento de la institucionalidad andina.

La discusión de costos y beneficios debería tener una menor carga ideológica a la que ha caracterizado la polémica reciente, y se debería incluir estos diversos escenarios que permitan tomar la mejor decisión para el país, que pueda impulsar un nuevo gobierno emanado del voto popular. Con mayor razón, debería suspenderse inmediatamente tanto las negociaciones casi clandestinas de un TLC con Chile, la entrega de los puertos, especialmente del Callao, y del gas a través del “Anillo Energético”. Aquí, lo que está en juego no son sólo los márgenes de maniobra para una estrategia de desarrollo, sino el futuro mismo de la Nación.