En caso de que no se resuelva el conflicto que enfrenta a los productores africanos con Estados Unidos y la Unión Europea, "no nos sumaremos al consenso", previno Samuel Amehou, negociador de Benín ante la OMC, que adopta prácticamente todas sus decisiones por aprobación unánime de sus miembros.

Benín, Burkina Faso, Chad y Malí abrieron el litigio comercial en abril de 2003 cuando reclamaron a la OMC una solución del problema creado por las políticas de subvenciones al algodón de algunas naciones industrializadas, aunque en particular de Estados Unidos y la Unión Europea.

El diferendo se encrespó en los meses siguientes y fue una de las causas del fiasco de la quinta conferencia ministerial de la OMC, que se celebró en septiembre de ese mismo año en el balneario mexicano de Cancún.

Los cuatro países de África occidental y central que iniciaron el reclamo producen cerca de un millón de toneladas, que equivalían en 2002 a 17 por ciento del mercado mundial y aseguran el sustento de entre 10 y 15 millones de habitantes. En 1980 apenas contaban con cuatro por ciento de la producción internacional.

Pero los efectos del proteccionismo se extienden a todas las 33 naciones africanas que son productoras de algodón, en su gran mayoría miembros de la categoría de países menos adelantados.

La OMC acordó finalmente otorgar al algodón un tratamiento específico dentro de la agricultura, que se negocia en la Ronda de Doha junto con rubros como servicios, aranceles industriales y propiedad intelectual, entre otros.

La organización decidió tratar la cuestión de manera "ambiciosa y rápida", para lo cual estableció un subcomité sobre el algodón encargado de tratar todas las políticas causantes de la distorsión del comercio del sector.

El grueso de las subvenciones se distribuye en Estados Unidos, que entre agosto de 1999 y julio de este año entregó beneficios por 18.000 millones de dólares a sus productores de algodón, precisó Céline Charveriat, jefa de la campaña internacional "Por un comercio justo" de la organización humanitaria Oxfam.

El valor de la producción obtenida en el mismo período por esos cultivadores estadounidenses se elevó 23.390 millones de dólares, lo que significa que la tasa de subvenciones alcanzó a 86 por ciento de la misma.

En otros términos, de cada dólar recibido por los productores por la venta de su algodón, 86 centavos provinieron de fisco estadounidense en forma de subvenciones, subrayó Charveriat.

Eric Hazard, de la organización no gubernamental Enda Diapol, de Senegal, dijo a IPS que "la mayoría de las subvenciones en Estados Unidos se destinan a un reducido número de productores de algodón".

El economista agrario sostuvo que los 25.000 productores de Estados Unidos reciben 40 por ciento de las subvenciones que se distribuyen en el mundo en ese rubro. Pero del total de las ayudas estadounidenses al algodón, 80 por ciento, que representa un 32 por ciento del total mundial, beneficia únicamente a 2.700 algodoneros de ese país.

Algunos productores de Estados Unidos reciben hasta 17 millones de dólares por año, aseguró Hazard.

Por ese motivo, los negociadores comerciales de Estados Unidos prefieren que las reformas al régimen del algodón se equiparen a las que se discuten para eliminar o reducir las subvenciones y los aranceles que gravan también al resto de los productos agrícolas, es decir a los ritmos y niveles de la negociación agrícola.

La Unión Europea, que en este tema saca una ventaja a Estados Unidos porque su grado de proteccionismo es menor en el específico tema del algodón, se presenta como un generoso reformador y propone efectuar recortes a las subvenciones desde el primer día de aplicación de los eventuales acuerdos de Doha.

La conferencia ministerial, que la OMC convocada cada dos años, dedicará primordialmente su sesión de Hong Kong a tratar de desbloquear las negociaciones de Doha, lanzadas en la capital de Qatar a fines de 2001, que arrastran postergaciones y atrasos a causa sobre todo del conflicto de intereses en apariencia insuperable que domina a la agricultura.

Pero los países africanos no se arredran ante el clima de divergencias y presionan por obtener en Hong Kong una decisión que establezca la eliminación de todas las subvenciones a las exportaciones de algodón para fines de este año.

En el aspecto del apoyo interno, que comprende las polémicas ayudas a los algodoneros estadounidenses, los cuatro países africanos pretenden una reducción de 80 por ciento para fines de 2006, otro 10 por ciento al concluir 2007 y la eliminación absoluta desde el 1 de enero de 2009.

En cuanto al acceso a los mercados, es decir los aranceles que se imponen a las importaciones de algodón, los cuatro productores demandan mejoras sustanciales, con la salvedad de que los países menos adelantados deben de contar con acceso libre de impuestos y de cuotas.

Otra petición alude a la creación de un fondo de emergencia para ayudar a enfrentar las caídas de los precios internacionales y al establecimiento de un sistema de asistencia financiera para el sector del algodón africano.

Esta propuesta de los cuatro países de África occidental y central fue avalada la semana pasada por la conferencia de ministros de comercio de la Unión Africana que se reunió en Tanzania. Los ministros subrayaron la importancia del algodón para los países del continente y también la necesidad urgente de alcanzar resultados concretos en la conferencia de Hong Kong.

IPS