¿Por qué tanta crueldad? Porque una copa aparentemente “mágica” lo ordenó. Sin embargo, la copa puede ser manipulada y falsear sus órdenes, esto todos los brujos lo saben… pero poco importa. Una vez designado el candidato, “el reglamento es estricto, –enfatiza Mr. Croupton–, y es imposible incumplirlo”. ¿Qué sucedería en caso de rechazar su designio? No lo sabemos, cómo si esta situación no estuviera prevista, cómo si no pudiera ocurrir…

Es ahí, donde los preceptos elementales de enseñanza, de responsabilidad y de humanidad misma son quebrantados, transgredidos de un sólo golpe. Harry Potter deberá su sobrevivencia únicamente al deseo del príncipe de las tinieblas de verlo sufrir en las pruebas. Mientras tanto el mensaje está claro: en los países del Bien, los reglamentos son únicos y supremos inclusive si son contradictorios, inhumanos o manipulados por un brujo hábil… o quizá por un legislador astuto. Estamos en el corazón mismo de lo inhumano. Ligarse a las tradiciones, a las reglas, a órdenes sociales antes que al sentido común y la compasión.

Toda la crueldad del mundo nunca estuvo mejor representada con un espíritu donde la violencia sin razón obedece en defensa de la civilización. No se es cruel por placer, pero se puede ser fiel a la colectividad, a las leyes o a los ritos que la estructuran, inclusive aunque se revelen como inhumanos. Es por esto, que el futuro es una amenaza para todos sin siquiera habernos dado cuenta y lo preocupante de este film es que banalice esta situación mostrando a los grandes maestros conformes con la situación.

Pero si aquellos que defienden el “bien”, son capaces ser tan inhumanos, ¿qué podemos esperar de los “malos”? Aquí también la elección de Rowling es terrible: por placer. A lo inhumano, cruel y desalmado de los “bien pensantes”, Voldemort opone un sadismo resplandeciente… El gusto de hacer sufrir. Si existe un personaje cautivador, en la película, sin duda es él. ¿Un modelo para imitar? No es tan simple. Las imágenes violentas banalizan la violencia misma, pero no conmueven a todos de la misma manera. Algunos encuentran ahí una invitación a ejercerla, mientras que otros encuentran una buena razón para padecerlas como víctimas.

Con este episodio Rowling ha alterado las pistas. Sus figuras del Bien se muestran capaces de una crueldad extrema respecto a las convencionales, mientras que el protagonista, parece encarnar el mal y es literalmente fascinante. Y si Harry Potter resiste, quien le protegerá a él y a los otros estudiantes del conformismo asesino de sus maestros.

¿Qué le falta a la película? Que un adulto se pare y grite de vergüenza frente a un reglamento que obliga a un adolescente a ir a la muerte. ¿Pretenderá, quizás, preparar a los espectadores para aceptar los grandes sacrificios con ciertos excesos inhumanos en la lucha contra el terrorismo? En todo caso, las explosiones del inicio evocan claramente los atentados, así como, los campos de cenizas que le preceden recuerdan las ruinas del World Trade Center.