Cinco fueron los ajustes metodológicos introducidos: utilización de dos formularios (uno básico para toda la población y uno ampliado para una muestra), ampliación del periodo censal urbano de un día a un mes para grupos de municipios con recolección a lo largo de un año, utilización de tecnología de punta en la recolección de datos, utilización de cartografía de precisión y ampliación temática. Como se ha manifestado en otros medios, el uso de la tecnología fue uno de los cambios acertados pues ha permitido tener resultados rápidamente.

Solo un año después de iniciado el operativo censal, el DANE anuncia que, según los resultados del Censo, el país cuenta con 41.242.948 habitantes. Este volumen de población, según consenso de los especialistas en el tema, solo puede considerarse como una cifra preliminar. El DANE podrá dar cifras definitivas solamente cuando: 1) termine de procesar los datos de todos los municipios del país – según la página web del DANE, actualmente se tiene información para menos de la mitad de los municipios -, 2) se restituya la población a una única fecha de referencia – los municipios se censaron en diferentes momentos del año-, y 3) se estime una cobertura de población y de hogares, adicional a la cobertura geográfica hasta ahora estimada. Por el momento, las cifras que se han divulgado solo pueden ser cifras preliminares, aunque el DANE no las haya presentado de esta forma. En este contexto, la cifra de crecimiento poblacional dada por el DANE, de 1%, no solo es preliminar sino prematura.

Igualmente, la tasa de fecundidad que el DANE estima con base en el Censo General 2005, de 2.4 hijos por mujer, también podría considerarse una cifra muy preliminar. En censos previos, esta cifra es de las últimas que el DANE ha presentado, con justa razón. La estimación de esta tasa requiere disponer de los nacimientos ocurridos en el año anterior a la fecha censal de referencia única, clasificados por edad dela madre. Esta información no puede estar disponible si no se tiene todavía la información consolidada y restituida a una única fecha censal, y menos si todavía no se cuenta con la información completa de todos los municipios del país. ¿Como estimó entonces el DANE esta tasa? Es curioso que la tasa de fecundidad estimada por el DANE con base en el Censo 2005 sea exactamente igual a la estimada por Profamilia con base en la Encuesta de Demografía y Salud del 2005. La evidencia indica que la tasa de fecundidad estimada a partir de censos generalmente sobreestima las estimaciones más precisas basadas en encuestas especializadas en fecundidad, como la encuesta de Demografía y Salud.

¿Coincidencia en el 2005?

En cuanto a la caracterización sociodemográfica de la población, ya se le ha llamado la atención al DANE sobre la poca claridad con que ha presentado los resultados, y la confusión que ha generado al comparar los resultados con otros censos sin tener en cuenta las poblaciones de referencia. Eso fue precisamente lo que pasó con los datos sobre educación, que afortunadamente ya se han ido aclarando. No se ha dicho mucho sobre los resultados de emigración internacional o migración interna que presenta el DANE. Respecto a los primeros, hogares con emigración en el exterior, tal vez no se ha comentado porque precisamente no son claros a qué población se refieren, qué periodo considera, ni como midieron el fenómeno. No es posible con esa imprecisión usar la información, por más oportuna que sea. En cuanto a la segunda, de la migración interna, un dato muy esperado es el de los desplazamientos internos, sobre el cual aún no podemos saber mucho. En este caso, se requieren análisis cuidadosos, y considerar las poblaciones de referencia, porque las opciones de respuesta mezclaban todo tipo de movimientos de residencia - intramunicipales e intraurbanos.

La fragmentación en la presentación de los resultados del Censo 2005 es otro de los problemas sobre los que existe consenso entre los especialistas. Datos fragmentados no permiten analizar consistencia interna ni externa, ni evaluar la calidad de la información, ni tener la visión global del país.

Igualmente, el DANE ha presentado información sobre estimaciones previas con errores e imprecisiones, que solo generan desconfianza en el manejo que le están dando a la información. En fecundidad, por ejemplo, se presentaron estimaciones de principios del siglo XX fuera de las posibilidades humanas. Un promedio de 14 hijos por mujer solo se observa en poblaciones teóricas en donde el 100% de las mujeres se unen desde edades tempranas y no hay disolución de las uniones. Existen estimaciones que evidencian que la tasa de fecundidad promedio del país a principios de siglo no pasa de los 8 hijos por mujer. Igualmente, la tasa fecundidad que ahora presenta el DANE para el año 1993, 4.2 hijos por mujer, es diferente a lo publicado previamente por el mismo DANE, de 3 hijos por mujer. Estas inconsistencias, voluntarias o no, solo aminoran la credibilidad institucional del DANE.

Calidad y oportunidad son dos de las características que debe cumplir cualquier censo. Hay consenso entre los especialistas, y así se ha manifestado, que con el Censo 2005, el DANE está sacrificando calidad por oportunidad. Es necesario equilibrar las dos condiciones con las que debe cumplir. Las cifras pueden ser muy oportunas, pero sin calidad pierden validez.