Durante un estudio reciente titulado ’la administración de relaciones públicas durante la segunda guerra de Líbano’, a seis grupos de personas se les pidió observar las grabaciones de video de relaciones públicas israelíes y las del extranjero y que respondieran preguntas.

El resultado mostró que las relaciones públicas israelíes fueron tan defectuosas que el público tuvo que basarse en los informes del líder del Hezbollah, Hassan Nasrallah.

A los participantes se les preguntó sobre quién creó un sentido de certeza con respecto a la continuación de la guerra y quién era más auténtico, el público israelí prefirió los discursos de Nasrallah en ambas preguntas.

Cuando se les preguntó sobre la autenticidad de Nasrallah en comparación con los voceros israelíes, ninguno de éstos recibió calificaciones altas de autenticidad.

’Descubrimos una situación realmente disparatada’, dijo Lebel. ’En lugar de que el público israelí considerara a nuestros voceros nacionales como los que dicen qué está pasando todo los días, quién minimizará el caos y quién será considerado como confiable, algo sin precedentes ocurrió: el público percibió al líder enemigo contra el cual peleamos como el que tenía esas características y esperaba impacientemente sus discursos’.

’Nasrallah contradijo al vocero israelí en más de una ocasión, muchas veces contradijo al ministro de Defensa, él fue el primero en anunciar las muertes de soldados israelíes y las tristes circunstancias que condujeron a ellas’, dijo Lebel.

Lebel dijo que las cifras muestran una grave crisis del liderazgo y dijo que el público ’no seguirá al liderazgo a la próxima confrontación’.

Desde el final de un enfrentamiento con el Hezbollah a mediados de agosto, el público israelí ha criticado fuertemente al gobierno y a las instituciones militares por sus malos cálculos en el derramamiento de sangre de un mes y exigió una investigación.

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