Durante este verano, la prensa dominante occidental, criticando a veces los «excesos» del ejército israelí en su «respuesta» al Hezbollah, dedicó largos artículos a su demonización, presentándolo como una milicia islamista, incluso «fascista» según algunos editoriales. Sin embargo, a pesar de esta presentación tan poco halagüeña como realista, el Hezbollah obtuvo una victoria en su conflicto contra Israel, infligió al ejército israelí pérdidas militares y Hassan Nasrallah, secretario general del Movimiento, se ha convertido en el político más popular del mundo árabe.

En este contexto, el 19 de agosto de 2006, cinco días después del inicio del cese al fuego entre Israel y el Líbano, el periodista Georges Malbrunot escribía un artículo en el diario francés Le Figaro en el que presentaba al Hezbollah como posible sospechoso en el asesinato de Rafic Hariri el 14 de febrero de 2005. Tras el gancho de un titular francés como «L’ombre du Hezbollah sur l’assassinat de Hariri» (La sombra del Hezbollah en el asesinato de Hariri), se oculta sin embargo un artículo que bien hubiera podido figurar en nuestra sección Descifrando la prensa oficialista. En efecto, las únicas fuentes de Malbrunot –anónimas– son «un allegado de Saad Hariri» y «una fuente cercana al FSI [los servicios de inteligencia libaneses] en Beirut», sin mayores precisiones. Sin que esto pueda ser confirmado, afirma que a partir de ahora los investigadores internacionales que trabajan en el caso del asesinato de Rafic Hariri verían en el Hezbollah una pista «seria». El periodista, sin embargo, se ve obligado a admitir que no pudo obtener ni la más mínima confirmación del equipo investigador dirigido por el juez Serge Brammertz.

El artículo de Malbrunot tuvo cierto eco en Francia debido a la notoriedad adquirida por el autor durante su secuestro en Irak.

Sobre el tema del secuestro de Georges Malbrunot, véase nuestro dossier en francés crítico y especialmente el análisis de Thierry Meyssan.