Cometer atentados contra civiles para crear un clima de miedo e imputarlos después a los adversarios políticos para desacreditarlos es una vieja receta de los servicios secretos anglosajones. Adaptado a la globalización, ese método de desestabilización sigue siendo de actualidad. Por iniciativa de la Red Voltaire, cincuenta expertos provenientes de una docena de países se reunieron en París para estudiar las similitudes entre la «estrategia de la tensión», iniciada durante la guerra fría, y la llamada «guerra contra el terrorismo», desencadenada después de los atentados del 11 de septiembre.
De Gladio a los vuelos secretos de la CIA. De la «estrategia de la tensión» a la «guerra contra el terrorismo». Un rápido recuento histórico es suficiente para comprobar la continuidad, si no la similitud que existe entre ambas operaciones, por lo menos en dos aspectos: sus autores y su zona de aplicación. El mismo rápido resumen basta para plantear la cuestión de la «reactivación» de la red stay-behind en Europa Occidental.
Creada después de la Segunda Guerra Mundial, la red stay-behind (expresión que se refiere literalmente a los hombres dejados en el terreno detrás de la línea del frente) debía ser una red de resistencia en caso de invasión soviética contra Europa Occidental. Surgida indirectamente como resultado de los acuerdos de Yalta y de Postdam, la red stay-behind se encontraba bajo la dirección de la CIA estadounidense y del MI6 británico con vista a su despliegue por toda Europa Occidental (o sea, en la zona de influencia anglosajona). Rápidamente fue incorporada a la OTAN [1].
Sin embargo, la red stay-behind no tardó en ir más allá de su misión original para impedir de forma preventiva toda forma de influencia comunista en las democracias occidentales. Se especializó entonces en “arreglar” elecciones, en el asesinato político y los atentados [2]. Así fue sobre todo en Italia, país donde dos acciones con estas características dejaron una profunda huella en las mentes: el asesinato del primer ministro Aldo Moro, en mayo de 1978, y el atentado de la estación ferroviaria de Bolonia, en mayo de 1980 [3], atribuidos ambos a las Brigadas Rojas. Lejos de limitarse al territorio de Italia, el accionar de la red stay-behind se extendió a todos los Estados miembros de la OTAN, incluyendo a Francia (y exceptuando, por supuesto, a Estados Unidos, Canadá y el Reino Unido) [4]. Era corriente que los gobiernos de los Estados en los que operaba no estuvieran al tanto de lo que hacía esta red.
Oficialmente disuelta después del derrumbe de la Unión Soviética, la red stay-behind, cuya existencia no fue revelada hasta 1990, bajo el nombre de «Gladio», por el primer ministro italiano Giulio Andreotti [5], prosigue actualmente sus actividades y las extiende a otros Estados a medida que se extiende la OTAN.
Emblema de la facción italiana del Gladio.
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Aunque algunos países, como Italia y Bélgica, abrieron investigaciones (Bélgica exigió la imposición de un control parlamentario tendiente a evitar la repetición de situaciones de ese tipo en el futuro), la mayoría de los Estados europeos mantuvo en silencio [6] esta revelación. Tampoco tomaron medidas de consideración contra esa organización criminal. La misma inacción prevaleció en esos países ante las revelaciones sobre las prisiones secretas de la CIA, a finales del año 2005.
¿La «estrategia de la tensión» convertida en «guerra contra el terrorismo»? No es ese, en todo caso, el punto de vista que defiende el historiador suizo Daniele Ganser, autor de Les armées secrètes de l’OTAN, quien investigó a través de toda Europa para buscar los orígenes de Gladio y escribir esa obra única sobre el tema [7].
Se trata de un especialista que estima que «la guerra contra el terrorismo» constituye actualmente una forma similar de manipulación de los pueblos occidentales al designar nuevamente falsos responsables de actos terroristas –los musulmanes–, ya no para contrarrestar la «amenaza soviética» sino para justificar las guerras estadounidenses por el control de los recursos.
El ex coronel del ejército estadounidense Oswald LeWinter, quien fuera durante más de 10 años el segundo hombre de la CIA en Europa y copresidente del Comité Clandestino de la OTAN, ha venido a confirmar ese punto de vista [8]. [LeWinter] confirmó que sus hombres infiltraron varios grupos europeos de extrema izquierda, como las Brigadas Rojas en Italia y Acción Directa en Francia; que reclutó al mismo tiempo mercenarios anticomunistas de extrema derecha y, finalmente, que organizó diferentes atentados, ejecutados por la extrema derecha y atribuidos a la extrema izquierda, reivindicados incluso por esta última. LeWinter declaró que la OTAN ordenó el asesinato del general francés René Audran, director de Asuntos Internacionales en el ministerio [francés] de Defensa (o sea, responsable de las exportaciones de armas) después de descubrir que [el general francés] había sido la fuente de ciertas informaciones divulgadas en años anteriores por el periodista italiano Mino Pecorelli [9]. El asesinato fue atribuido a Acción Directa y cinco miembros de ese grupo fueron condenados a cadena perpetua [10].
Prosiguiendo su demostración, el coronel LeWinter afirmó haber participado, dentro de la CIA y junto al MI6, en la creación de Al Qaeda según el modelo de Gladio. Al parecer hubo infiltración de grupos islámicos; reclutamiento de mercenarios en otros medios musulmanes y realización por los servicios secretos anglosajones de operaciones que serían atribuidas a los primeros cuando en realidad eran ejecutadas por los segundos. Sin embargo, a diferencia de lo sucedido en los años 70 y 80 con los grupos europeos, todos los grupos con fachada islámica serían reagrupados bajo una sola etiqueta: la de Al Qaeda.
El historiador estadounidense Webster G. Tarpley, que participó en la reunión en duplex desde Washington, evocó en detalles el asesinato del primer ministro italiano Aldo Moro. Asesinato perpetrado por las Brigadas Rojas pero que fue orquestado a espaldas de estas por la OTAN, bajo la dirección directa de Henry Kissinger. Tarpley, que en aquel entonces vivía en Roma, fue el primero en revelar detalles del complot atlantista, cuyo objetivo era impedir la creación de un gobierno de unión nacional con participación de los comunistas. [Tarpley] observó que las investigaciones posteriores han confirmado sus propios trabajos, excepto en lo tocante a la localización de una sociedad secreta que él vinculara erróneamente con la Orden de Malta cuando en realidad se encontraba en el Gran Oriente de Italia (la famosa logia Propaganda Due, conocida como «P2», que fue descubierta más tarde) [11].
La periodista búlgara Rumiana Ugartchinska informó sobre la investigación que viene realizando desde hace más de 10 años sobre el intento de asesinato contra Juan Pablo II. La confrontación de los elementos ya disponibles permite invalidar definitivamente la célebre «pista búlgara», [apelación de la] teoría según la cual ese atentado fue montado por la URSS y ejecutado por un turco que trabajaba para los servicios [de inteligencia] búlgaros [12]. Se ha comprobado que Ali Agca era en realidad el tercer hombre de la red stay-behind en Turquía y que contó con numerosos cómplices en Europa Occidental. Un intenso conflicto existía en aquel entonces entre Estados Unidos y la Santa Sede, debido a la preocupación de esta última por evitar –mediante la Ostpolitik del cardenal Agostino Casaroli– que Europa Central pudiera convertirse en campo de batalla entre las dos superpotencias.
Para el italiano Giulieto Chiesa, diputado europeo, filósofo y periodista, la situación es hoy mucho más grave que durante la guerra fría. En efecto, si en el contexto del enfrentamiento ideológico entre los anglosajones y la URSS los hombres de la red stay-behind podían creer que estaban violando las reglas democráticas para proteger a las democracias, hoy en día no pueden estar haciendo otra cosa que servir a los intereses de los anglosajones en detrimento de los de sus aliados.
El 5 de octubre de 2001, o sea menos de un mes antes de los atentados de New York y Washington, Estados Unidos y el Reino Unido informaron al Consejo Atlántico de la reactivación de la red stay-behind contra «el enemigo terrorista». Exigieron la colaboración de los Estados miembros [de la OTAN] en virtud de la asistencia mutua prevista en el artículo 5 de la Carta de la OTAN en caso de ataque contra un aliado. Después negociaron con la Unión Europea las condiciones que necesitaban para facilitar las acciones [13]. Y, finalmente, negociaron de forma bilateral reformas legislativas que permitieran a los agentes de la CIA y del MI6 actuar de clandestinamente en cada uno de los Estados miembros [14]. Pero la OTAN no es ya una alianza militar entre iguales sino únicamente un marco de ejecución de las decisiones de Washington. Es así como Estados Unidos negoció recientemente con Polonia y con la República Checa la instalación de su nuevo sistema de misiles sin tomarse tan siquiera la molestia de informar al Consejo Atlántico, que sólo después pudo abordar el tema.
La Comisión Investigadora del Parlamento Europeo, en la que Giulietto Chiesa participaba activamente, confirmó el informe de Dick Marty [15] al Consejo de Europa [16]. La Comisión demostró que durante los 5 últimos años la CIA secuestró, retuvo y torturó en Europa a personas de confesión musulmana.
Por su parte, el diputado polaco Mateusz Piskorski subrayó que las investigaciones realizadas en su propio país no han permitido aclarar nada nuevo sobre las prisiones secretas de la CIA en territorio nacional. Por lo demás, si existieron fue únicamente bajo la presidencia de Alexander Kwasniewski y seguramente desaparecieron con el presidente Lech Kaczynski, a pesar de la vocación proestadounidense de este último.
Para concluir, Thierry Meyssan, presidente de la Red Voltaire, organizador de la sesión de trabajo, subrayó que el accionar de los servicios secretos de la OTAN pisotea los principios de soberanía nacional. Nuevamente advirtió sobre la actitud imperial de Estados Unidos y declaró que la injerencia estadounidense constituye hoy en día el desafío fundamental que las democracias occidentales deben enfrentar. Tanto más cuanto que la selección deliberada de las víctimas –todas de confesión musulmana– busca implantar en Europa el «choque de civilizaciones».
Finalmente, ante la cercanía de la elección presidencial en Francia, recordó que los acuerdos transatlánticos que autorizan los aviones-cárceles de la CIA a utilizar aeropuertos nacionales fueron negociados en secreto por el propio Nicolas Sarkozy, quien nunca ha dado explicación alguna sobre el tema. Meyssan observó con satisfacción que a pesar de todo la CIA no se atrevió a utilizar los aeropuertos franceses porque temía que los oficiales republicanos de los servicios franceses sabotearan sus operaciones.
[1] «Las redes estadounidenses de desestabilización y de injerencia», por Thierry Meyssan, Réseau Voltaire, 20 de julio de 2001
[2] El "Field Manual 30-31" del ejército estadounidense, así como sus apéndices FM 30-31 A et FM 30-31B, contiene las siguientes explicaciones sobre las operaciones "false flag": "Puede haber momentos en que los gobiernos receptores se muestren pasivos o indecisos ante la subversión comunista y, según la interpretación de los servicios secretos estadounidenses, no reaccionen con suficiente eficacia (…) Los servicios secretos del ejército US tienen que contar con medios para realizar operaciones especiales que convenzan a los gobiernos receptores y a la opinión pública de la realidad del peligro insurreccional. Para alcanzar dicho objetivo, los servicios estadounidenses deben tratar de infiltrarse entre los insurgentes mediante agentes enviados en misión especial, que deben formar grupos de acción especial entre los elementos más radicales de los insurgentes (…) De no ser posible infiltrar con éxito a esos agentes en los mandos rebeldes, puede resultar de utilidad usar como instrumento a organizaciones de extrema izquierda para sus propios fines con vistas a alcanzar los objetivos expuestos anteriormente. (…) Estas operaciones especiales tienen que mantenerse en el más estricto secreto. Sólo las personas que actúan contra la insurrección revolucionaria conocerán la implicación del ejército estadounidense en los asuntos internos de un país aliado."
[3] «1980: masacre en Bolonia, 85 muertos», Red Voltaire, 10 de julio de 2005.
[4] Nato’s Secret Armies: Operation Gladio and Terrorism in Western Europe, por Daniele Ganser, Frank Cass Publishers, 2004. La publicación de la edición francesa está prevista para finales del año 2007 por la casa editorial Demi-Lune.
[5] «Informe Andreotti sobre l’Opération Gladio» en francés, 26 de febrero de 1991.
[6] Ver el documental Timewatch: Operation Gladio - Behind False Flag Terrorism, por Alan Francovich, BBC (1992). Disponible en tres partes en Google Video.
[7] Ver también «Le Terrorisme non-revendiqué de l’OTAN», entrevista de Daniele Ganser por Silvia Cattori, Réseau Voltaire, 29 de diciembre de 2006.
[8] Desmantelar a America y Democracia e Secretismo por Oswald LeWinter, Publicaçoes Europa-Amarica (Lisbonne), 2001 y 2002.
[9] Mino Pecorelli reveló el funcionamiento de la logia P2 en 1987. Fue asesinado en 1979. En su domicilio se encontraron muchísimos documentos de origen desconocido sobre las sociedades secretas vinculadas a la OTAN y a la Santa Sede. El general Audran fue asesinado en 1985. El grupo Acción Directa fue desmantelado en 1987.
[10] Las acusaciones del coronel Oswald LeWinter contradicen simultáneamente las declaraciones de los miembros de Acción Directa y los trabajos de la periodista franco-israelí Dominique Lorentz, que atribuyen a Irán la manipulación de Acción Directa.
[11] Chi ha ucciso Aldo Moro?, por Webster Tarpley, POE, 1978.
[12] La Vérité sur l’attentat contre Jean-Paul II, por Rumiana Ugartchinska, debe ser publicado próximamente por la casa editorial Presse de la Renaissance.
[13] «L’Euro Patriot Act» en francés, «La Unión Europea autorizó por escrito las prisiones secretas de la CIA desde enero de 2003», Réseau Voltaire, 17 de noviembre de 2003 y 13 de diciembre de 2005.
[14] «La loi Ashcroft-Perben II», Réseau Voltaire, 18 de febrero de 2004. en francés.
[15] «Faut-il combattre la tyrannie avec les instruments des tyrans?», por Dick Marty, Réseau Voltaire, 22 de marzo de 2007.
[16] Le carceri segrete della CIA in Europa, por Giulietto Chiesa, Edizioni Piemme, 2007.
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