“Seleccionar el presente material me dio la oportunidad de reencontrarme con la totalidad de los monólogos que había escrito durante esos años. Fue una extraña y placentera experiencia, porque mientras releía estos viejos manuscritos, hubo alguien que me acompañó todo el tiempo: Tato. . Yo leía y escuchaba la voz de Tato diciéndolos. Confieso que eso me hizo sentir feliz, después de todo yo los había escrito para que él los actuara... y él estaba ahí. Confío en que el lector de este libro, también pueda escuchar la voz de Tato. Eso complementaría y le daría vida a estos textos", sostuvo Varela en el prólogo de la publicación.