Muchos de nosotros pasamos a formar parte de la “generación click”, definida desde casi la veneración a la tecnología, click para un control remoto, click para leer lo que nos dice un congénere desde la otra punta del planeta.
La generación clik conlleva en su desarrollo el concepto de velocidad, recorrido vs tiempo, mejor dicho de alta velocidad, gran recorrido en muy poco tiempo, y como si esto no alcanzara, vamos aumentando la velocidad y nuestra querida generación click se mueve entonces acelerando, y esto no es gratuito, ya que nuestro motor necesita un tiempo mínimo para los procesos que hacen a su funcionamiento, por lo que hay siempre un tope para la aceleración, de lo contrario la misma ira en desmedro del rendimiento, tal vez originando un motor tan potente como efímero. ¿Somos concientes de que formamos parte de una “elite”?
Nuestros compatriotas viven en un amplio espectro de “comfort”, es decir, desde los que no tienen luz eléctrica ni agua potable, hasta los pertenecientes a la generación descripta en el párrafo anterior. No hay una brecha, hay un abismo.
Nuestra generación, en nuestro país, discute la ley de medios, pero no esta analizando que una política pública brinde los recursos necesarios para erradicar el Mal de Chagas-Mazza y fije la meta sanitaria para que nuestro territorio esté libre de esta enfermedad, y ¿la tuberculosis?, podría llenar de ejemplos de políticas públicas necesarias y posibles. ¿Qué nos pasó? ¿Por qué no funciona este motor de ideas, de proyectos, de metas? Pero es que no sólo falta desarrollar el click, falta el combustible necesario que nos lleve del compromiso a la acción.
Lamentablemete, nuestro pueblo es un enfermo crónico, en el que la costumbre, hace bajar los brazos. Sin embargo podemos despertar del letargo, rebelarnos y actuar.
Cada uno de nosotros tiene la obligación de utilizar los “clicks” para ayudar al que está a nuestro lado, tratar de integrarlo y de mejorarle la situación en la medida de nuestras posibilidades. No sirve que uno llegue a la meta, si los demás quedan en la largada.
La justicia social parece una utopía en la boca de muchos funcionarios, y para la “generación click” ¿qué significa? Mientras no pensemos en ella como una meta y dirijamos nuestros esfuerzos para conseguirla, como pueblo estaremos condenados al fracaso.
Nota publicada por la agencia Motor de Ideas.
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