En el marco del duodécimo aniversario de este medio local, la Agencia nacional de Comunicación (ANC) entrevistó a su director y fundador, el periodista Javier Romero.

Romero, también, fue colaborador de Página 12, Perfil, Radio Mitre, Telenoche Investiga, Telefe Noticias y Día D. Fue conductor de distintos programas de radio y televisión regional, integró el equipo de política de la Revista Veintitrés y actualmente es columnista del programa DDT, que conduce Jorge Lanata en canal 26 y conduce XY en el canal Metro.

Además, Romero es docente de la materia “Análisis de Medios” en la escuela de periodismo ETER, columnista en FM En Transito y redactor del diario Crítica de la Argentina.

 ¿Qué te impulsó fundar este diario?

 En el 88 quise hacer un programa de radio, en medio del boom por la aparición de las radios zonales de baja frecuencia y me sorprendió que en lo que concernía a medios gráficos no había el mismo nivel de desarrollo que se daba en los medios audiovisuales. Me dió la sensación de que los periódicos de entonces, estaban demasiado acostumbrados a pedir permiso antes de escribir. No en vano durante la dictadura esos mismos periódicos le pedían permiso a los milicos antes de imprimir. Ahí se me despertó la idea de sacar un diario que refleje ese cambio en el lenguaje y en la cabeza de la gente. Y creo que los vecinos también lo entendieron así.

 ¿Cómo te resultó llevarlo adelante durante tanto tiempo?

 El Diario logró atravesar diversas situaciones, imagináte que arrancamos en 1989, en medio de la hiperinflación, con el ascenso de Menem y el pacto de Olivos de por medio y con la caída del Muro de Berlín en el plano internacional. Globalización era la palabra de moda y algunos se animaban a vaticinar el fin de la historia. Qué un medio zonal, perdure y trascienda las fronteras del distrito, como fue el caso de “El Diario” habla de una necesidad también de la gente de retraerse a lo local, a lo próximo, para tratar de entender el caos que se estaba produciendo afuera. Aquello de “pensar global, actuar local”, creo que tuvo mucho que ver.

 ¿Qué papel jugó el medio en la etapa de Rousselot, y que tipo de reacciones tuvo con ustedes?

 Había una relación muy simbiótica entre el gobierno de Menem y el de Rousselot: corrupción, impunidad y exhibición obscena de poder y riqueza, eran lugares comunes entre la administración de la Argentina y la de Morón. Eso complicaba mucho el trabajo cotidiano de los trabajadores de prensa. Varias veces periodistas del diario fueron agredidas por patotas vinculadas al oficialismo. A mi me echaron a trompadas de la oficina de prensa del municipio. También recibimos amenazas y demandas judiciales de parte de funcionarios.

 ¿De qué manera evolucionó el diario desde que nació hasta el día de hoy?

 El Diario, trató siempre de relatar, de contar, de la mejor manera posible lo que pasaba. Decidimos llamar a las cosas por su nombre. Sin medias tintas. Si encontrábamos un político robando titulamos "Tal político está robando". Y nos hacemos cargo. Nada de habría o estaría robando. El otro elemento que aportamos, creo, fue la investigación. Tratamos las noticias con el mayor rigor y la mayor precisión posible.

 ¿Recordás cuales fueron los casos más resonantes?

 Muchos habrán tenido que ver con lo que hablábamos, el tema Rousselot. Calculá que tuvo que soportar ocho causas penales originadas en investigaciones de El Diario, entre ellas la de presunto enriquecimiento ilícito, que finalmente lo hizo caer. La relación entre el traficante de armas sirio Monser Al Kassar y Manuel Aguirre, que por entonces era presidente de la Cámara de Industria y Comercio de Morón. Varias denuncias de corrupción contra Alberto Descalzo, entre ellas la de la estatua que el secretario de obras públicas le construyó a su hija en una plaza o la del nombramiento de 120 ñoquis. La investigación de El Diario sobre abuso de menores por parte del cura Grassi dio origen a un informe de Telenoche Investiga y a su prisión.

La primera condena del país por violación a la ley antidiscriminatoria tuvo origen en un informe de El Diario sobre un grupo neonazi de la zona, comandada por un conocido pediatra.

Algunos más simpáticos, como la irrupción de la reina de Gualeguaychú en la cumbre de presidentes en Viena con una consigna contra la contaminación con credenciales de El Diario de Morón.

 ¿Qué importancia crees que tiene el diario para los vecinos del municipio?

 Uno de los principales aliados de la corrupción es la oscuridad, y creo que la labor de los periodistas del diario, iluminando, revelando mostrando esas áreas oscuras, permiten que algunas cosas cambien. La corrupción en el sector público además de enriquecer a unos pocos, significa también, por orden transitivo, el empobrecimiento de otros. Menos recursos para los hospitales, menos para acción social, menos iluminación etcétera. Ahí, un primer aporte. El segundo tiene que ver con la identidad local. Conocerse, ayudarse, reflejarse a partir de los medios locales, conforma nuestra identidad, nuestra idiosincracia. Los medios acompañamos las alegrías y las tristezas de nuestros vecinos. Somos vecinos y somos, al mismo tiempo, la ligazón entre los vecinos. El vehículo de sus emociones y sus conocimientos. Si realmente logramos serlo, entonces estamos hechos.

 ¿Qué significado le das a la UTPBA en relación a su trabajo de defensa de los medios locales, y la actitud que adoptó cuando ustedes fueron agredidos?

 De la misma manera en que los medios regionales o zonales pueden reflejar mejor lo cotidiano, por la proximidad que tienen con los hechos, también se da la misma proximidad con sectores de poder, te diría mafiosos, que nos han provocado dificultades para desarrollar nuestro trabajo, incluso a veces hasta llegar a la agresión física, aprietes, amenazas.

A lo largo de estos veinte años de El Diario, encontramos en la UTPBA el apoyo que necesitamos para poder enfrentar a ésos sectores de poder. Sin el respaldo de la UTPBA hubiera sido imposible enfrentar a ése poder.