(Por Daniel Gómez).- El 4 de septiembre fue asesinado Adams Ismael Ledesma Valenzuela, periodista, dirigente social, corresponsal del periódico Mundo Villa y director del canal comunitario Mundo Villa TV en la Villa 31 del barrio de Retiro, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
No es casual que aparezca tantas veces la palabra villa. Un profesional del sector popular que reivindicaba su lugar de pertenencia e identidad exponiéndolo en su nombre. Además era de nacionalidad boliviana, una comunidad históricamente estigmatizada por nuestra sociedad prejuiciosa.
Él era boliviano y villero, él era un periodista y dirigente social que trabajaba para su comunidad, trabajaba para mejorar las condiciones de vida de la gente del asentamiento.
Trabajaba con la premisa de la inclusión social, generando talleres de periodismo y televisión como una fuente laboral de la comunidad y como un medio para expresar la voz de la villa.
Un mes después de su asesinato, su crimen sigue impune; sus familiares, amigos, compañeros de trabajo y colegas siguen pidiendo justicia. Los medios no se hicieron eco del suceso, o por lo menos los grandes medios, solo algunos pequeños levantaron la noticia.
Días pasados La Nación sacó un editorial refiriéndose al tema; y es interesante el enfoque que le da a la historia. En primer lugar el hecho de que ese diario haga referencia al tema y desde un editorial es más que llamativo.
En segundo lugar el mea culpa que hace el diario. En un momento dice que el poco espacio dedicado al hecho contribuyó, de alguna manera, a sostener esa impunidad. Se trata de la declaración explícita más relevante, que pone en evidencia el lugar y rol de los medios de comunicación, en nuestra sociedad, a la hora de construir la agenda.
No deja de ser llamativo que desde un gran medio se revalorice el lugar del periodista, representado por Ledesma: “el era un periodista en todo el sentido de la palabra”, comprometido, valiente, que lo hacía por vocación y afrontando todas las dificultades y riesgos que implican pararse desde ese lugar. Sin la contención de una empresa, con problemas de recursos y con poca o nula compensación económica.
La pregunta es ¿Por qué la necesidad de rescatar ese concepto del periodismo? ¿Será que en los últimos tiempos la profesión se ha banalizado y desvalorizado tanto? ¿Cuál es la responsabilidad que les cabe a los periodistas de los grandes medios y a todos nosotros como trabajadores de la comunicación?
El periodismo independiente y comprometido con la Verdad no es más que una abstracción. El periodismo con convicciones y comprometido con su verdad es el que cuenta.
Creo que más allá de la redefiniciones se impone un pedido de justicia para que ningún crimen, y en este caso particular, quede impune y nosotros como comunicadores tenemos la obligación de exigir por el esclarecimiento del hecho.
– Periodista, Docente y Licenciado en Comunicación Social. Integrante de la UTPBA.
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