A treinta y cinco años de la fundación de la Federación Latinoamericana de Periodistas, FELAP, seguimos la lucha por “organizar la verdad dispersa, frente a la mentira organizada”, tal cual lo ha planteado, y plantea, con tenacidad imbatible, el compañero Ernesto Vera –de Cuba-, uno de los fundadores de nuestra organización continental. Hoy, Presidente de Honor, junto a los compañeros Iván Canelas, de Bolivia, y Eleazar Díaz Rangel, de Venezuela.
La citada consigna, de indudable contenido estratégico, fue, y es, parte vital en el combate por la libertad, el pan y la dignidad. Insoslayable consigna a la hora de luchar por la justicia social, como lo ha hecho hasta aquí la FELAP, por encima de toda estrechez corporativa.
Treinta y cinco años de vida muestran a la FELAP de píe. Ahora, en los tiempos de la explosión digital. Tiempos distintos, comparados con aquellos de la década del setenta, cuando las dictaduras militares mataban y desaparecían a decenas de miles de hombres y mujeres comprometidos con ideas de cambios sociales.
Aquellos eran los tiempos en que esas dictaduras militares mataban y desaparecían a centenares de periodistas, mientras como respuesta de resistencia y solidaridad nacía la FELAP, en junio de 1976.
Treinta y cinco años pasaron de aquella decisión de los periodistas-trabajadores de prensa de Latinoamérica y el Caribe, de organizarse y pelear en defensa de la vida, la independencia y la soberanía de nuestros pueblos.
Eran otros tiempos. También difíciles y plagados de salvajismo neoliberal. Sin embargo, en estos días, el desarrollo tecnológico –no pocas veces arma de sofisticados crímenes y renovadas alienaciones- no ha traído en si mismo mejores condiciones laborales, una profesión más jerarquizada, ni la protección de quienes la ejercen.
Este es un tiempo caracterizado por la sobreabundancia de información, la “espectacularización” de la noticia y el amarillismo; un tiempo en el que, como ayer, también se explota la fuerza material e intelectual de los periodistas a cambio de pagas miserables, se coarta la libertad de agremiación y se mata a los trabajadores de prensa por decenas.
México –lugar en el que se fundó la FELAP- es en la actualidad una muestra alarmante de los riesgos que corren los periodistas. Claro, no es el único país en el que se persigue y se atenta contra la vida de los comunicadores. Recordamos que desde la fundación de la FELAP, a la fecha, los asesinatos y desapariciones de periodistas suman más de mil.
El luctuoso registro es llevado por la Comisión de Investigación de Atentados a Periodistas (CIAP-FELAP), presidida por otro fundador de la FELAP, el compañero Hernán Uribe, de Chile, periodista, escritor, docente y, por sobre todo un comprometido luchador social. Y no se trata -el registro aludido-, de un recuento de nombres, fechas y circunstancias en que sucedieron los crímenes, sino de una contundente evidencia de cómo funciona la ley del más fuerte, en sociedades empujadas a la violencia y el caos, para beneficio de los bárbaros que manejan el poder del dinero, e imponen a las grandes mayorías injusticias e impunidad.
Estos tiempos continúan siendo para la FELAP, similares a aquellos tiempos de discusión teórica y pugna práctica, en los que, por un lado se denunciaba a quiénes ostentaban la hegemonía mediática y, por otra parte –al unísono- se redoblaban esfuerzos y compromisos en las luchas contra-hegemónicas.
Desde entonces, -desde hace treinta y cinco años- la FELAP se enfrenta, a través de sus organizaciones, de miles de periodistas-trabajadores de prensa, a los monopolios de la información-comunicación y a “esa” revolución tecnológica que, en gran medida, reducida a instrumento bélico, es sinónimo de invasiones neocolonialistas, destrucción masiva y control social. Sinónimo de sistemáticas y programadas violaciones a todos los derechos humanos.
Fiel a su esencia, entonces, la FELAP cumple sus treinta y cinco años orgullosa de ser expresión colectiva de las ideas de hombres, compañeros –ya fallecidos-, como Genaro Carnero Checa, de Perú, y Luís Suárez, de México, entre otros. Ejemplos de dignidad y compromiso en la lucha por un “Periodismo Libre en Patrias Libres”.
Comité Ejecutivo de la FELAP
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