El presidente de la Federación Rusa, Vladimir Putin, impuso el despliegue de una fuerza rusa ‎de paz en el Alto Karabaj. El alto al fuego total entró en vigor a la medianoche del 10 de ‎noviembre de 2020 ‎‎ [1].‎

Se trata de una grave derrota para la población armenia de la República de Artsaj, no reconocida ‎internacionalmente, y para los armenios en general, que pagan así su incomprensión de ‎lo sucedido en la República de Armenia durante el «golpe suave» de 2018 –financiado por el magnate ‎estadounidense George Soros– que puso en el poder al actual primer ministro de ese país, Nikol ‎Pachinian. ‎

Desde el inicio de la ofensiva azerbaiyana en el Alto Karabaj, casi todas las potencias ‎internacionales expresaron su apoyo a la República de Armenia, pero sin ir más allá de las simples ‎declaraciones. ‎

El presidente ruso Vladimir Putin se puso en contacto con el presidente turco Recep Tayyip ‎Erdogan –quien había expresado públicamente su apoyo a la ofensiva azerbaiyana [2]– y ‎le propuso el actual alto al fuego en el Alto Karabaj como medio de evitar que Estados Unidos ‎tenga otro pretexto para tratar de eliminar al jefe de Estado turco. ‎

El reinicio del conflicto en el Alto Karabaj –probablemente una maniobra destinada a acabar con el presidente turco Erdogan, como sucedió cuando Washington dio luz verde al presidente iraquí Saddam Hussein para que anexara Kuwait, en 1990 [3]– ha costado ‎al menos 1 300 vidas en un mes y medio de combates. ‎

[1Statement by Presidents of Azerbaijan, Armenia and Russia”, Voltaire ‎Network, 10 de noviembre de 2020.

[3«¿Se convertirá el Alto Karabaj en la tumba ‎de Erdogan?»; «En el Alto Karabaj, la OTAN apoya a ‎Turquía pero busca eliminar a Erdogan», por Thierry ‎Meyssan, Red Voltaire, 6 de octubre de 2020 y 13 de octubre de 2020.