Poco antes de su encuentro en Ginebra con el presidente estadounidense Joe Biden, el presidente ‎ruso Vladimir Putin concedió una entrevista a la cadena estadounidense ‎ de televisión ‎NBC News [1].‎

El entrevistador Keir Simmons interrogó al presidente ruso sobre el fortalecimiento del ejército ‎chino, la ausencia de China en las negociaciones entre Estados Unidos y Rusia sobre el control ‎del armamento nuclear, la cuestión de la región china de Xinjiang (o Sinkiang), la cooperación ‎de Rusia en el programa espacial con China y Estados Unidos y sobre qué haría Rusia si China ‎resolviera militarmente la cuestión de Taiwán, pero se abstuvo de mencionar a Putin los ‎reclamos de China sobre la Siberia oriental. ‎

Simmons preguntó a Putin: «China, por ejemplo, se abstuvo sobre Crimea en el Consejo ‎de Seguridad. Los mayores bancos chinos no violaron las sanciones estadounidenses ‎contra Rusia. ¿Piensa usted que está obteniendo un 100% de apoyo de China?»‎

El presidente Putin le respondió refiriéndose a los intentos de romper la alianza chino-rusa y ‎reafirmó que la alianza entre China y su país es muy fuerte. «No creemos que China sea una ‎amenaza para nosotros», concluyó el presidente ruso. ‎

Rusia y China ya han vivido, en su historia reciente, las intenciones de las potencias occidentales ‎tendientes a sembrar la división entre ambos países. El hecho es que Rusia y China están ‎conscientes de que si no se mantuviesen unidas sus adversarios aprovecharían esa coyuntura ‎para atacarlas por separado. ‎

En Moscú y en Pekín saben que la alianza entre Rusia y China, más que una simple opción, es una ‎necesidad para la supervivencia de ambos países. ‎