La presencia mayoritaria del MAS dentro del parlamento, según el dirigente Filemón Escóbar, puede ser definida como un regreso a ese poder dual del que habló René Zavaleta. Sea quien sea el presidente, la oposición del MAS marcará la agenda legislativa e impondrá una bancada decidida a realizar una limpieza política en el Parlamento. Según se habló en una asamblea del MAS, realizada en Cochabamba, este movimiento no decantará en un partido político tradicional, será el instrumento político de los movimientos sociales, de esa otra Bolivia de la cual ha surgido
«Estamos entrando a un momento histórico que podríamos definir muy bien como un regreso a ese poder dual del que habló Zavaleta», dice Filemón Escobar, convencido de que en adelante los medios y los opinadores «tendrán que acostumbrarse a hablar de dos Bolivias, de dos poderes. El poder del partido de gobierno (sea MNR o NFR) y el poder del MAS», explica el viejo lider minero, hoy senador electo por Cochabamba. Esta opinión fue compartida por el analista Alvaro García Linera en su intervención en la reunión de la bancada electa que organizó el jueves y viernes últimos el MAS, en una casa de retiro, en Vinto: «En estas eleciones el campo político se ha escindido; por un lado está el MNR que ha captado el voto de las urbes, el voto de las élites que se han atrincherado detrás de Gonzalo Sánchez de Lozada y, por otro lado, aparece una izquierda que renace con nuevo poder. Después de casi veinte años las dos Bolivias se vuelven a poner frente a frente», sostiene.
Técnicamente, según las cifras de la Corte Nacional Electoral, el MAS salió tercero, pero se proyecta como una fuerza decisiva por su naturaleza y composición. Evo Morales lo explica así: «Somos la primera fuerza política del país, más que el MNR que probablemente tome el gobierno, porque contamos con dos factores decisivos: la legalidad que nos dieron las ánforas y la legitimidad social que nos dieron las movilizaciones de los sindicatos, las federaciones campesinas, los gremiales, las centrales obreras departamentales, entre tantas otras organizaciones».
A estas alturas, ambos bandos han sopesado ya su propio poder y el de su oponente. El MNR, quizás consciente de esta dualidad y desentendiéndose del veto que la Embajada norteamericana le ha impuesto al movimiento de Evo Morales, no ha encontrado otro camino que acercarse al MAS y ha enviado un «embajador» tras otro para tratar de entablar conversaciones con sus líderes. El jueves 4 de julio Juan Del Granado llamó dos veces a Filemón Escóbar para comunicarle que Goni quería hablar con él. Como se ve, el alcalde de La Paz sigue jugando sus fichas en favor del emenerrismo. «Son muchos los que están llamando para servir de nexos entre el MAS y el MNR -dice él senador electo-, gente que uno no se imaginaría, la última llamada que recibí fue la de Ricardo Calla».
¿De donde nace el poder del MAS?
Los medios hablan de «una sorpresa», del «efecto lengua larga de Manuel Rocha» y tratan de dar una y otra explicación sobre la votación que alcanzó el MAS. «Todo esto forma parte de un conjunto de medidas que los sectores conservadores quieren difundir para sentar la idea de que nuestro voto es etéreo, sin contenido, y que nuestra fuerza no es real. La verdad es que en el MAS ya sabíamos por adelantado que íbamos a ganar en Cochabamba, Oruro y La Paz y que salíamos por lo menos segundos en Potosí. Evaluando los vaivenes políticos que estaban ocurriendo, proyectando un análisis sobre la correlación ideológica y de fuerzas yo hablé desde mediados del 2001 de sacar unos 40 diputados en estas elecciones, casi lo logramos», dice Filemón Escóbar.
Desde las seis de la tarde del domingo 30, cuando se publicaron las «encuestas» a boca de urna, se vio que la votación del MAS se cruzaba con la del NFR. Luego se aclaró un poco más el panoraba: el MAS crecía a medida que desplazaba al partido de Manfred Reyes Villa, que de unos 7 probables senadores fue debilitándose hasta quedar en apenas dos, el resto pasó al MAS. Una mirada más detenida arrojó una segunda constatación: el MAS le arrebató votos a la NFR principalmente en los sectores urbanos marginales y ahí definió la elección a su favor, ese fue el voto que no registraron bien las encuestas, por eso casi todas erraron en sus pronósticos.
Ahora, ¿es verdad que el voto del MAS es de izquierda? García Linera responde lo siguiente: «El movimiento de Evo obviamente ha recuperado los votos progresistas, pero también ha captado los votos de la gente que ha mostrado un rotundo rechazo al sistema, al neoliberalismo y se ha pronuncido por la defensa de los recursos naturales». Sin embargo, lo más importante para este analista es reparar en el sentido y forma que ha tomado la conducción del MAS (y los otros movimientos progresistas como el MIP), eso explicaría su triunfo y también sus debilidades actuales. «Yo diría que estas elecciones han mostrado que la izquierda se ha renovado -dice- sus líderes ya no son los blancos de clase media; su discurso no incluye la dictadura del proletariado, sino demandas de mayor participación y dignidad; es una izquierda vinculada a los movimientos sociales antes que al sindicato obrero, y, por último, es orgánicamente débil, carece de aparato». Y precisamente cuando se habló de esta debilidad es cuando afloró la mayor emotividad en el ampliado de Vinto. Uno de los oradores preguntó ¿qué pasará cuando Sánchez Berzaín les ofrezca un cañonazo de plata de 50 mil dólares?: «Lo colgamos», respondieron en coro, «al primero que se venda lo colgamos».
Así «gobernará» el MAS
La reunión de Vinto se organizó para replantear el programa de gobierno del MAS, toda vez que se sospechaba que podían salir segundos o primeros. Sin embargo la efervescencia de la victoria les impidió trabajar y todo derivó hacia una rendición general de informes y a apuntalar la idea de que «el MAS no negociará sus votos». De todas maneras, casi informalmente fueron fluyendo una serie de propuestas sobre lo que probablemente será el MAS en el futuro inmediato. Primero se fue descartando la idea de que se vaya a convertir en un partido similar a los tradicionales. «No podemos abandonar al idea de que el MAS no es un partido sino un instrumento político que nace de las movilizaciones sociales. Ahí reside su fuerza, y eso hay que potenciar uniéndolo a todos los movimientos sociales para actuar como un solo bloque», dijo José Antonio Quiroga. Otra de las tareas que quedó explícita fue la conformación de una brigada parlamentaria sólida que haga la diferencia con los viejos políticos y sea capaz de marcar la agenda legislativa. Pero lo más importante para el MAS es potenciar su poder simbólico como «primera fuerza política» y defender desde hoy mismo los espacios ganados.
Evo Morales fue preciso, «nosotros vamos a llevar al parlamento a auténticos indígenas y por ello vamos a proponer que se instruya de inmediato la organización de un sistema de comunicación trilingue en el Parlamento, con traducción simultánea, castellano, quechua y aymara, para que nuestros compañeros se expresen en su propio idioma. Si no hay eso no sesionaremos». Más todavía, Morales está organizando al MAS para realizar un contundente ritual en el Parlamento, con hoja de coca y callawayas, para el día de la posesión de su bancada. «Vamos a jurar por la Constitución y por la Pachamana, según nuestros ritos milenarios», dice.
Iniciativas no faltaron, en los descansos se habló del impulso de los comités populares que se imbricarían en los sindicatos, fábricas o juntas vecinales para generar poder y se comentó ampliamente la posibilidad de coordinar ofensivas parlamentarias junto a movilizaciones para frenar las medidas neoliberales que el próximo gobierno (probablemente gonista) vaya a llevar a cabo. «Nosotros vamos a estar en la oposición, y desde allí vamos a organizar un programa de limpieza de la política, promoveremos las medidas que nuestros votantes nos exigieron: castigo a los corruptos, investigación de fortunas, defensa del gas, juicio a los capitalizadores, soluciones para la ’generación sandwich’... esa es la tarea que cumpliremos al pie de la letra. Por primera vez el neoliberalismo tendrá oposición. Nosotros tenemos fuerza parlamentaria y social para promover, por ejemplo, un juicio de responsabilidades por el escándalo de la Enron. O también podremos interpelar con éxito a los ministros corruptos y represores. Estamos seguros que desde hoy la política boliviana va a cambiar bastante», dice Evo Morales.
«Pueden haber elecciones en un año»
Durante el la reunión de Vinto, los expositores hablaron insistentemente de organizar al MAS tanto para ser oposición cerrada al modelo como para enfrentar cualquier situación imprevista. «Prepárense, recomendó Alvaro García Linera, porque pudiera ser que haya elecciones en un año, el gobierno que asuma será muy débil y puede ser que las cosas se adelanten». Este analista fue uno de los más aplaudidos por sus tesis políticas, entre ellas fue aceptada de manera cerrada su lectura de que estas elecciones han demostrado que el MAS es la visagra que cierra un periodo oscuro y degradado de la política para abrir otro en el que se expresan con mayor soltura las grandes mayorías y los pueblos campesinos y originarios. «El movimientismo está muy herido, sus métodos y sus maneras han quedado obsoletas, al punto de que ha quedado primero, pero no ha podido ganar las elecciones. El MNR es el partido de la sociedad conservadora y de las élites, el MAS y los otros partidos chicos han tomado el relevo, en esas estructuras renovadas se expresan hoy los sectores emergentes, los sujetos que seguramente harán historia de hoy en adelante».
¿Qué podría pasar si el próximo partido de gobierno, seguramente el MNR, quiere golpear al MAS? «Responderemos con las reglas democráticas, buscaremos la movilización social para frenar los abusos. Esta vez no lograrán echarnos del Parlamento. Tenemos todo el respaldo del pueblo. Ahora si convocan a elecciones adelantadas, el MAS se erigirá en la cabeza de un poderoso Frente Popular para arrasar en las elecciones. Es decir, por donde se mire el MNR no tiene salida, lo tenemos arrinconado y hasta cierto punto vencido», dice Evo Morales.
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