Las primeras declaraciones oficiales del caso indicaban que integrantes de Patria Libre, partido político de izquierda, son los responsables del crimen. Pero en el momento menos esperado, el fantasma de las Farc apareció. Oscar Latorre, director del Ministerio Público afirmó que "tenemos confirmación de que las Farc asesoraban a Patria Libre y entrenaban a líderes paraguayos en Colombia".

Y quién dijo miedo. En el país, el gobierno nacional y algunos medios de comunicación multiplicaron las palabras de Latorre, en especial unas relacionadas con el intercambio de correos electrónicos y reuniones en Venezuela entre los sindicados y Granda. El mensaje fue claro: las Farc son unos simples criminales. Por lo tanto, para una gran mayoría de colombianos el secuestro de Granda fue un acto de justicia.

Con este incidente internacional, el presidente Uribe sale aparentemente victorioso ante la opinión pública de Colombia. La muerte de Cecilia Cubas se utilizó como una cortina de humo para ocultar la gravedad del rapto de Granda, de tal manera que la reunión en Caracas se convirtió en un asunto de trámite para reanudar las suspendidas relaciones comerciales entre países vecinos.

Y Chávez perdió en Colombia, porque el mensaje consolidó su imagen de protector y benefactor de las Farc. Para múltiples sectores nacionales de la vida política, económica y social, el incidente de Paraguay es una prueba fehaciente e irrefutable de los lazos internacionales de las Farc, que giran entorno del santuario dispuesto por el Presidente venezolano.
Sin embargo, en Suramérica el gobierno y los organismos de seguridad de Colombia son los grandes perjudicados de los líos Granda. El fantasma de las Farc nunca llegó a tener el impacto político que alcanzó en el país. Si bien los gobiernos de la región movilizaron sus cancillerías para facilitar una solución binacional amistosa, ninguno de ellos avaló la actuación ilegal de Colombia.

Todo lo contrario. En lo corrido de esta semana, el presidente Chávez fue recibido en Cuba como un mandatario que logró salir victorioso frente al presidente Uribe. El gobierno de ’Lula’ Da Silva visitó a Chávez en Caracas para suscribir una alianza estratégica, que busca consolidar las relaciones políticas y económicas entre las naciones suramericanas con base en relaciones de transparencia política.

El presidente argentino Néstor Kirchner, y Tabaré Vásquez, mandatario electo de Uruguay han resaltado la necesidad de fortalecer los lazos de confianza entre sus países, así como la intención de trabajar de la mano con Venezuela en la consolidación del proyecto regional de naciones suramericanas. Y ni hablar de los gobiernos de Chile, Perú, Bolivia y Ecuador que terminaron alineados expresamente con Chávez.
¿Qué pasó en Paraguay? A diferencia de lo ocurrido en Colombia, las denuncias de Latorre se interpretaron como una cortina de humo para tapar las denuncias sobre corrupción policial e ineficiencia del Ministerio Público. En Asunción, el fantasma de las Farc nunca logró influir al gobierno nacional, que terminó por destituir a las principales cabezas de inteligencia y de policía judicial implicadas en el caso Cubas.
¿Y qué paso en Colombia? Nada. En el país todo sigue igual. Nadie responde por el caso Granda. El secuestro, nunca existió; en cambio, tampoco hubo cortina de humo.