El movimiento de protesta de los soldados estadounidenses contra la ocupación de Irak ha atravesado tal vez una etapa histórica con la decisión de un juez militar, el pasado 11 de mayo, de no considerar a Pablo Paredes como desertor, sólo condenarlo a trabajos forzados por tres meses y retirarle sus grados. El 6 de diciembre de 2004, Pablo Paredes no se presentó a la hora de embarcarse en el navío «USS Bonhomme Richard», que debía conducir a Irak a los soldados del ejército estadounidense. Algunos días más tarde, se entregaba a las autoridades y solicitaba la condición de objetor de conciencia. Arriesgándose a un año de encarcelamiento por deserción, decide declararse inocente al considerar la guerra en curso como ilegal según su «deber de conciencia moral» y a pesar de las órdenes, imperativo ya invocado en la historia de los tribunales militares. Sólo que en aquella ocasión se trataba de inculpar a soldados alemanes que habían tomado parte en masacres durante la Segunda Guerra Mundial.