Mientras la conmoción provocada ayer por el atentado de Londres resuena aún en el Atlántico, un dato se hace evidente: Estados Unidos debe ante todo desconfiar de los ciudadanos británicos antes que de las células dormidas en su propio territorio o de los alumnos de las medersas. Desde los atentados del 11 de septiembre no faltan ejemplos de ciudadanos británicos que organizan o cometen los atentados.
¿Por qué tantos terroristas provienen de Gran Bretaña? Muchos británicos musulmanes son jóvenes y se han integrado mal a la sociedad británica. Están encolerizados y eso les hace vulnerables a las derivas extremistas. Según un sondeo, el 80% considera que la guerra contra el terrorismo es en realidad una guerra contra el Islam y el 13% estima que un nuevo ataque contra Estados Unidos estaría justificado. Se calcula que entre 10 000 y 15 000 musulmanes británicos son partidarios de Bin Laden.
La gran permisividad de las leyes británicas sobre el derecho de asilo y las normas relativas a la concesión de visas con relación a ese país nos ponen en peligro. A los residentes de Londonistán les resulta fácil penetrar en nuestro territorio sin que medie verificación por parte del Consulado. Muchos otros países europeos cuentan con células dormidas. La población europea disminuye y es sustituida por poblaciones musulmanas. Debemos por lo tanto revisar nuestra política de visas.

Fuente
New York Sun (Estados Unidos)

«Our Ally, Our Problem», por Peter Bergen, New York Times, 8 de julio de 2005.