El Focus de nuestra edición de ayer analizaba las complicidades internacionales en la masacre de Beslán mientras que la rúbrica Tribunas y Análisis se dedicaba a la polémica desatada en Rusia a raíz de la difusión de una entrevista concedida por Shamil Basáyev a la cadena ABC. Hoy, esta polémica vuelve a ganar actualidad en Estados Unidos gracias a una tribuna de Yuri Ushakov, embajador de Rusia en Washington, publicada por el Washington Times. La diplomacia rusa se propone utilizar el aniversario de la masacre de Beslán y la proximidad de la conmemoración de los atentados del 11 de septiembre para que Estados Unidos se enfrente a sus responsabilidades. En términos diplomáticos, pero firmes, Ushakov insta a Estados Unidos a abandonar su indulgencia para con los terroristas chechenos. El autor desea asimismo que este país muestre la misma rigurosidad con los países que protegen a los hombres de Basáyev así como con aquellos acusados de acoger a miembros de Al Qaeda. El embajador ruso recurre a la retórica de la «guerra global contra el terrorismo» para que Estados Unidos se dé cuenta de sus contradicciones.
Dicho texto es un ejemplo de las crecientes tensiones entre Moscú y Washington, sin posibilidades de aplacarse a medida que se acerca la cumbre sobre la reforma de la ONU a celebrarse en Nueva York en el mes de septiembre. Una vez más, el tema del terrorismo podría ser utilizado por la diplomacia rusa para debilitar las posiciones de Estados Unidos durante la cumbre.

Para hacer frente al imperialismo estadounidense, Moscú se había acercado a París y Berlín con el fin de crear un polo capaz de frenar la política de Washington. Esta alianza luchó activamente para impedir la guerra de Irak y siguió consolidándose posteriormente. Fuertemente criticada por los círculos atlantistas en Francia y Alemania, la alianza despertó sin embargo grandes esperanzas en las regiones que sufren con mayor rigor la política estadounidense. En febrero de 2003, el periodista y escritor jordano Tarek Massaroua publicó de esta forma en Alshaab.Com un llamamiento donde daba muestras de entusiasmo con respecto a esta política y donde reclamaba a grandes voces la participación del mundo árabe. Criticaba la actitud de los dirigentes del Medio Oriente que mantenían una actitud pasiva ante la política de Washington en lugar de asociarse a la iniciativa franco ¬germano rusa.
_La alianza no ha dejado de desarrollarse pero se ve hoy fuertemente amenazada por un cambio de mayoría política en Alemania. El 18 de septiembre tendrán lugar elecciones legislativas anticipadas con grandes posibilidades de éxito, según las encuestas, para los conservadores de la alianza CDU-CSU dirigida por Angela Merkel. Si tomamos en cuenta el tropismo atlantista de la candidata, esta anunciada victoria llena de júbilo a la prensa estadounidense.
El Washington Post publica un editorial no firmado, y que compromete por lo tanto a todo el equipo de redacción, donde expresa su deseo de que Gerard Schröder sea ampliamente vencido por su retadora. El diario de Warren Buffet denuncia la «retórica antiamericana» del canciller saliente y afirma que Angela Merkel se acercará a Estados Unidos y precipitará la «modernización» de la economía alemana. Sin embargo, el diario expresa un temor y es el posible éxito del Partido de Izquierda (Die Linkspartei) creado a partir de una escisión del SPD, y en cuyas filas encontramos a Oskar Lafontaine y a antiguos comunistas. Si este partido alcanzara buenos resultados podríamos imaginar un gobierno de gran coalición que reuniría a socialdemócratas y conservadores, y en el cual Angela Merkel no gozaría de total libertad. No olvidemos que en febrero de 2003 Angela Merkel firmó una profesión de fe atlantista en el Washington Post en la que no vacilaba en afirmar que para ella los vínculos de Alemania con Estados Unidos eran tan importantes como con la Unión Europea. Se comprometía entonces, ante los lectores del diario, a restablecer mejores relaciones entre Berlín y Washington tan pronto como ocupara el poder. Estas declaraciones entraban en total contradicción con las que había firmado apenas un mes antes conjuntamente con Alain Juppé, presidente entonces del partido de Jacques Chirac, el UMP, con motivo del cuadragésimo aniversario del Tratado del Elíseo entre Adenauer y De Gaulle.
En el Washington Times, los investigadores de la Fundación Konrad Adenauer, cercana a la CDU-CSU, critican al canciller saliente y denuncian que en su campaña electoral se emplearan argumentos contra un posible ataque a Irán por parte de Estados Unidos. Consideran, en cambio, que Alemania tiene el deber de mantenerse junto a Washington. Sus críticas a la política exterior de Gerard Schröder nos permiten hacernos una idea precisa de sus ambiciones en la materia: acercamiento a Estados Unidos y a los países atlantistas de Europa Oriental, distanciamiento respecto de Francia y Rusia, cuestionamiento del levantamiento del embargo de armas con destino a China y de la adhesión de Turquía. Un hecho aún más inquietante es que ambos autores se preguntan cuáles serían los efectos de un atentado de envergadura en Alemania antes de las elecciones. Sin excluir la posibilidad de que pudiera desencadenar un movimiento de simpatía hacia el poder instaurado, consideran que es mucho más probable que apareciera como un fracaso para Schröder y favoreciera a la candidata conservadora.
En cambio, en entrevista concedida a Sächsischen Zeitung, el ministro alemán de Relaciones Exteriores y dirigente de los ecologistas alemanes, Joschka Fischer, defiende sus resultados en la escena internacional. Considera que la política de apertura con relación a Rusia y China constituye la mejor manera de que esos países se abran. Recuerda asimismo su total oposición a una guerra contra Irán. Esperemos que con relación a este punto el ministro de Relaciones Exteriores no dé pruebas de las mismas ambigüedades manifestadas en el caso de Irak.
En entrevista concedida a Strana.ru, el presidente ruso Vladimir Putin viene personalmente en ayuda de Gerard Schröder. Recuerda que bajo la dirección de este último, Alemania y Rusia se acercaron de manera considerable en la escena internacional, que ambos países celebraron juntos al fin la victoria sobre el nazismo y que este entendimiento tuvo repercusiones importantes a nivel económico con el proyecto de construcción de un gasoducto. Esta entrevista forma parte de una gran campaña del Kremlin a favor de la reelección de Schröder. El pasado 29 de agosto, Vladimir Putin afirmó en una conferencia de prensa que Moscú apoyaría la atribución de un escaño permanente a Alemania en el Consejo de Seguridad de la ONU y que visitaría la República Federal el 8 de septiembre en el marco de una visita de Estado, sólo diez días antes de las elecciones.