El 30 de diciembre de 2004 tocaba el grupo Callejeros en República de Cromañon, boliche manejado por Omar Chabán, un empresario del rock, con vanidad de artista de varieté. Una vez comenzado el recital, una bengala incendió la media sombra que colgaba del techo. Nadie abrió, a tiempo, las puertas de emergencia cerradas con candados. Murieron 194 personas.

Historias verdaderas

Diego Vega (25 años) sobreviviente recuerda: Era un día de mucho calor como el de hoy; sus ojos se escapan, un instante, por la ventana del bar. Continúa: Llegamos a Once con tres amigos pero era muy temprano, así que fuimos a tomar unas cervezas. Cuando volvimos había demasiada gente y por la misma presión salimos. Nos quedamos en la vereda y empezamos a ver salir a los pibes, cada vez peor, primero salían tosiendo, después cubiertos de hollín y nos decían que había un montón de gente que no podía salir. Uno de mis amigos entró a ayudar. Después entramos a buscarlo a él. Ni lo pensamos, fue algo instintivo. La policía no sabía qué hacer. Las ambulancias tardaron treinta minutos en llegar. Empezaron a acumularse los cuerpos, algunos estaban desnudos y nosotros nos quedamos sin entender ni hablar hasta las cuatro de la mañana. Pasó el tiempo y la sensación permaneció: Los primeros meses fueron así -explica Diego- No pude entender la magnitud de lo ocurrido. Me preguntaba por qué yo estaba vivo. Después fui conociendo otras historias, la de otros sobrevivientes, de los padres, de las madres. Mariana Márquez [1]nos ayudó mucho en este sentido. Entendí la lucha por justicia, la pelea contra la impunidad.

Julián (17 años) murió en el Hospital de Clínicas, dos días después del incendio del boliche. Ariel, su abuelo, dice: Una cosa que no termino de perdonarme es que nunca le haya dicho “te quiero”. Me dicen que sí lo sabía y es posible que sí lo supiera, pero nunca se lo dije. Luego recuerda: La primera reacción, para la gran mayoría de los afectados y esto incluye desde los padres, madres, parientes y sobre todo los jóvenes sobrevivientes fue pasar del espanto a la reacción. Yo no sé cómo fue pero empezó. Las primeras marchas y manifestaciones fueron espontáneas, nos impulsó y nos sigue impulsando la necesidad de cerrar y no olvidar. Eso va a ser imposible ni siquiera podemos aspirar a olvidar pero si a cerrar con un final de justicia este hecho.

Cromañon: la crueldad del sistema

Para Ariel, Cromañon fue la evidencia de todo lo que está mal en el país. Peleamos por objetivos importantes pero acotados, como es el castigo a los culpables. Pero hemos adquirido conciencia de que si no se termina con las causas que originaron esta masacre, si no vemos cuales son las causas, siempre vamos a pisar un tembladeral.

En el mismo sentido, Diego analiza: Cuando la policía asesinó a Maximiliano Kosteki y Darío Santillán fue evidente que al sistema le molestan los que se organizan y luchan. Los muertos en el Penal de Magdalena fueron tratados como si no fueran humanos. Cromañon sucedió en ese marco, donde no se controló, donde se cobró coimas, donde se puso un candado en la puerta para no perder una moneda por si alguien se colaba. Todo esto es el sistema capitalista. Es la crueldad del sistema.

Los máximos responsables

Nosotros nos tenemos a nosotros mismos, luchando contra un poder inmenso. Los grandes medios ya no nos dan la palabra, además, tratan de mostrar que algún chico tiro la bengala. Entonces, la culpa es de los chicos y los padres, luego de los funcionarios, pero la culpa se diluye y es como que nadie desde el poder es culpable, explica Diego.

Omar Chabán, responsable del local fue imputado por “estrago doloso”. Le corresponde esta figura legal por haber clausurado las puertas con candados, por haber permitido el exceso de público y por no haber tomado ninguna medida sabiendo que hubo tres incendios previos.

El jefe de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Aníbal Ibarra, fue suspendido y llevado a juicio político por “mal desempeño en sus funciones”. También, lo espera un juicio penal.

Ariel cree: Puede ser que en algún momento el poder político diga: “Les hemos dado esto, lo otro y hasta acá llegaron”. Pero nosotros hemos madurado demasiado, hemos desarrollado coincidencias que, de hecho, se manifiestan en las marchas, en los documentos que leemos en la Plaza de Mayo. Los reclamos y reivindicaciones, de lo que yo llamo movimiento Cromañon, son, cada vez, más políticas, más ambiciosas.

Soñar el cambio, la revolución

Diego, dice: Nosotros creemos que la vía legal es muy importante pero también lo es estar en la calle, la presión que se ejerce movilizándonos todos los 30 es muy grande. Nuestra pelea es contra la impunidad de los poderosos. Ellos tienen todo y nosotros nos tenemos a nosotros mismos. La justicia no solo va a llegar cuando estén en cana Aníbal Ibarra, y todos los funcionarios responsables debajo de él y Chabán sino cuando podamos cambiar este sistema.

Mínimamente se hará justicia el día que vayan a la cárcel todos los responsables: Ibarra, Chabán y el conjunto de funcionarios inferiores que entraron en la corrupción, en la componenda, porque una de las cosas que más duele de esta tragedia es que se pudo haber evitado -dice Ariel- Soñamos despiertos, el objetivo máximo, una revolución.

[1Mariana Marquez: Madre de Liz. Movimiento de Familiares de Víctimas de Cromañón. Fallecida el 21 de Mayo de 2005. Fue la persona que le dijo a Ibarra, en la Legislatura: ¡Mírame a los ojos: sos un cadáver político.