El Perú viene de ratificar, a través de su Congreso, el TLC con los Estados Unidos de América y una vez que el mismo también tenga lo propio por parte del Congreso norteamericano quedamos expeditos para iniciar el gran paso de incorporarnos en la globalización de una manera articulada. En nuestro anterior artículo hablamos de la eficiencia y la eficacia como parte de la nueva cultura económico-comercial que debemos desarrollar para lograr el nivel de competitividad optimo requerido. Si entendemos la eficiencia como la habilidad, o capacidad, o forma, o manera, de hacer algo con el menor uso de recursos, insumos, esfuerzo, gasto y desperdicio, que en una máquina puede ser la energía mínima para obtener un producto, en la economía de un país por lo general se le confunde con la productividad respectiva. ¿Qué es la eficacia? Simplemente el logro del efecto o resultado deseado o buscado, por lo general a través de trabajos o acciones.

Estará en manos de nuestros productores lograr la eficiencia en su productividad y en cuanto a la eficacia, consideramos que el esfuerzo en este terreno deberá ser mancomunado entre las fuerzas productivas y el Estado. Asumiendo éste último un rol protagónico en el apoyo para lograr la competitividad en la penetración o creación de mercados para los productos peruanos en el exterior. En vista de ello se considera que el Estado tiene que realizar un esfuerzo para acumular todas sus fuerzas de presencia externa para alcanzar estos objetivos. Por ejemplo, el caso más flagrante se produce cuando hay varias agencias encargadas de sectores relacionados pero diferentes. La entidad que está a cargo puede ser muy eficaz pero a menos que coordine sus acciones con las otras entidades corre el riesgo de incrementar la ineficiencia.

El Estado peruano cuenta con una gran transnacional en el exterior, compuesta por más de 140 oficinas, entre sus embajadas y consulados que deben de ser utilizadas al máximo por las fuerzas productivas nacionales para lograr tener una mayor capacidad de penetración económico-comercial. Tiene a su vez, un Servicio Diplomático compuesto de profesionales altamente preparados que si se les provee de los insumos necesarios pueden coadyuvar a la implementación de una política muy agresiva en términos comerciales en coordinación estrecha con las diversas entidades de promoción con que contamos actualmente sin necesidad de estar creando nuevas. En Lima, se puede establecer la coordinación directa de Torre Tagle con todas las entidades nacionales para permitir la implementación de una política eficiente y eficaz en esta materia. Esta gran transnacional no sólo deberá ocuparse de los temas comerciales sino también en lo referente a la captación de los recursos financieros e inversiones que nos son necesarios.

¡Usemos la capacidad que tenemos instalada!