Los técnicos norcoreanos están terminando la producción de un misil balístico de largo alcance que algunos expertos consideran capaz de alcanzar a Estados Unidos. Ahora bien, cuando un misil semejante fue probado por los norcoreanos corría el año 1998. Los expertos de entonces consideraron que la única utilidad de un arma así era ser portadora de ojivas nucleares. En 1999, Corea del Norte aceptó una moratoria de sus pruebas, pero hoy, contrariamente a 1998, posee entre seis y diez ojivas nucleares.
Las discusiones de las seis partes para detener las armas de destrucción masivas norcoreanas fueron un fracaso. Pensamos que Estados Unidos no puede aceptar el estar bajo la amenaza nuclear de un país hostil. Sería prudente intervenir y, si la amenaza se precisa, destruir los misiles norcoreanos antes de que estén en fase operativa. No podemos correr el riesgo de contar con nuestro sistema antimisiles.
Hay que decir con claridad que Estados Unidos utiliza únicamente sus fuerzas, sin el concurso de ninguno de sus aliados, para que estos no sufran una respuesta norcoreana. Habrá protestas surcoreanas, rusas y chinas, pero nadie defenderá a Pyongyang si atacamos primero y Corea del Norte no podrá ripostar. De todas formas, si Kim Jong atacara a Corea del Sur, su régimen no sobreviviría por más de algunas semanas.
George W. Bush debe tomar esta difícil decisión.

Fuente
Washington Post (Estados Unidos)

«If Necessary, Strike and Destroy», por Ashton B. Carter y William J. Perry, Washington Post, 21 de junio de 2006.