Durante sus últimos 9 años Ecuador no ha logrado una real estabilidad política. Desde 1997 cuando Abdalá Bucaram fue obligado a renunciar por un levantamiento indígena, pasando por la renuncia de Jamil Mahuad (2000), por iguales circunstancias, y la ya relacionada de Lucio Gutiérrez, se evidencia en este país que los de arriba no tienen legitimidad para gobernar pero que los de abajo no se deciden a ser gobierno ni poder.

Esta realidad es la que permite que tras cada huida de los presidentes, suceda en el cargo su Vicepresidente o el presidente del Congreso. Las elecciones en curso tienen, por tanto este ingrediente peculiar: ¿podrá surgir una fuerza, con asiento social, que de forma y continuidad a la estabilidad política?

Es el reto que parecen entender algunos de los candidatos (Rafael Correa, de un movimiento electoral denominado Alianza país, ex ministro de Economía del gobierno aún vigente de Alfredo Palacio, quien renunció por contradicciones con la línea oficial, y León Roldós de un nuevo partido –Red ética y democracia, en alianza con el partido Izquierda Democrática, de centro), que firmaron el 10 de agosto el compromiso de que, gane quien gane, citarán en enero de 2007 –una vez posesionado de su cargo– a una Asamblea Nacional Constituyente.

Llama la atención la dispersión del movimiento social y la izquierda. Si bien Pachakutik, la expresión electoral de los indígenas presenta por primera vez un acandidato propio, Luis Macas uno de sus dirigentes históricos, fundador de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador, otros indígenas se apegaron al dirigente César Buelva que aceptó ser el vicepresidente de Luis Villacís, candidato del Movimiento Popular Democrático, organización de tendencia marxista, y con fuerte incidencia dentro del magisterio.

Aunque aún es pronto para vaticinar el triunfador, las primeras encuestas indican que León Roldós (24%) y Cyntia Viteri del Partido Social Cristiana (15%), tienen la preferencia electoral. Le siguen, el millonario Álvaro Noboa –que por tercera vez se candidatiza– con el 10%, y Rafael Correa con el 9%. Una curiosidad, éste último candidato no postuló listas al Congreso, consecuente con su propuesta de Asamblea Nacional Constituyente.

El reto del movimiento indígena es mayúsculo: consolidar su unidad interna, propiciar la del movimiento social y romper las estrategias de opinión pública de sus contradictores. Mientras esto sucede, Ecuador navega entre las presiones de los Estados Unidos para que se apegue con disciplina a su estrategia e intereses en la región, y el deseo de su pueblo que anhela que un gobierno con vocación social llegue al palacio de Carondelet.